26 de junio de 2013

Yo soy yo, tú eres tú

Yo soy yo, y tú eres tú.
Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en el mundo para llenar tus expectativas, 
ni tú estás en el mundo para llenar las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
Si no, no puede remediarse 
(Fritz Perls)

¿Compartes esta máxima?

Parece sencillo, aunque no lo resulta siempre. Comprender, aceptar y vivir de acuerdo a ello. Comprender que, en realidad, habrá personas que nos acompañen temporalmente (mucho o poco tiempo) en el camino que es la vida.

Comprender que nos pueden ofrecer o aportar y nosotros/as a ellos/as y que todo eso puede acabar, entendiendo el fin como la falta de encuentro o de deseo de seguir caminando juntos y será una forma de expresar nuestra libertad y de aceptar lo que es.

La gestión de las relaciones con las personas que queremos (de pareja, de amistad, familiar....) no siempre resulta sencilla. A mi me gusta releer esta máxima de Fritz Perls y respirarla.



24 de junio de 2013

La noche de San Juan

La noche de San Juan es la fiesta que, en el hemisferio Norte, celebra que ha llegado el solsticio de verano y, aunque hay distintas versiones, se dice que encendemos hogueras para purificarnos y para dar más fuerza al sol, que a partir de esos días, se va debilitando dándonos menos horas de luz (vamos hacia el solsticio de invierno).

Aunque en cada lugar del mundo se celebra con sus matices culturales parece que coinciden en el componente fuego y quemar o desprenderse de lo viejo para dar paso a lo nuevo.

Resulta difícil obtener resultados diferentes si no nos desprendemos de viejos hábitos e incorporamos algunos nuevos. Cambiar supone, si o si, dejar atrás algo para dar paso a algo distinto, nuevo. Por eso, en un proceso de coaching siempre empezamos definiendo “dónde quieres estar en el futuro” “qué quieres obtener”

Es mejor plantearse las metas en positivo. Es más motivador plantearte qué quieres obtener, qué habilidad te gustaría tener, qué hábito quieres incorporar que pensar en lo que no quieres tener en tu vida.

Un ejemplo práctico sería “quiero mejorar mi salud” en lugar de “dejar de fumar”, “pesar 65 kilos” en lugar de “perder 5 kilos”


Centrarte en lo que quieres y dejar atrás lo que no quieres. En las hogueras de San Juan solemos quemar objetos o papales escritos con lo que queremos lograr en nuestra vida y lo que queremos dejar atrás. Un proceso de coaching puede ser un excelente apoyo para tomar la iniciativa para que esos deseos (sueños) puedan ir tomando forma en una realidad.

No sé si has celebrado la noche de San Juan. Quizá estás a tiempo (en algunos lugares del mundo lo celebran hoy).

¿Qué te gustaría tener/ser/hacer dentro de un año? ¿Cómo te gustaría verte? ¿Qué te gustaría estar haciendo? ¿Qué quieres sentir?


19 de junio de 2013

Las alianzas positivas

Las personas somos seres sociales, es una característica inherente a nuestra especie. Esto nos habla de nuestra necesidad de pertenecer, de ser miembros de un grupo (familia, amigos/as, comunidad,....) y de aprovechar la fortaleza que nos da esta pertenencia.

A lo largo del día, realizamos muchas acciones en soledad, algunas por deseo y otras por necesidad. Algunas por obligación, otras por azar. Y quizá por ello, cuando llega el final de la jornada o de la semana, estamos deseando compartir algunos de los momentos vividos con otras personas. 

No está de más ser conscientes de esta necesidad de vez en cuando. Revisar cuales son mis necesidades sociales y comprobar de qué manera estoy dándoles respuesta. En ocasiones podemos encontrarnos carencias, vacíos o desfases. Quizá no frecuento a personas que me aportan positivismo, momentos de diversión, ideas creativas o con las que comparto alguna afición, tanto como necesito. Quizá surgen nuevas demandas y siento que necesito crear nuevos grupos con los que relacionarme. 

Las relaciones sociales nos enriquecen y favorecen por ejemplo el pensamiento creativo, la resolución de problemas y toma de decisiones, la reelaboración de momentos emocionales complicados para encontrar la serenidad, el autoconocimiento y el cambio, entre otras muchas cosas. 

Aunque cada día leemos artículos que responsabilizan a las redes sociales y a Internet de nuestra creciente carencia de relaciones sociales, la realidad es que nuestra esencia sigue siendo igualmente social. Seguimos teniendo la capacidad y la necesidad de socializar y aunque cambien un poco las formas, nuestras redes pueden mantenerse lo fortalecidas que queramos e incluso seguir creciendo. 

Hay acciones diarias que podemos llevar a cabo para mantener la cercanía con las personas que queremos, que nos aportan y a las que podemos aportar y siendo realistas, algunas de ellas pasan por hacer una llamada de teléfono, enviar un correo electrónico o utilizar una manera de conectar por vídeo conferencia con quienes más alejadas están. Otras acciones pueden estar enfocadas en la comunidad que me rodea, las personas con las que convivo sean o no elegidas voluntariamente. 

Intenta tener un gesto amable hoy con alguna persona de tu barrio o de tu entorno laboral con quien no suelas mantener ninguna relación. ¿Cómo te has sentido? ¿Cómo crees que se ha sentido esta persona? ¿Ha sido difícil? ¿Repetirías? 


17 de junio de 2013

Metas y objetivo

Es lunes, suena el despertador y probablemente te levantas e inicias una rutina, la que sea, una que repites cada mañana o cada lunes y así sigue avanzando el día, la semana,....

Sabes que tienes una serie de metas que te acercan a un objetivo. O quizá solamente visualizas tu objetivo vital o profesional y cuando piensas en él....¿qué sientes? ¿qué emociones aparecen y de qué te hablan?

Tener metas y objetivos es algo natural y resulta positivo tenerlos en cuenta en nuestro día a día. Sin embargo, algunas veces podemos sentir cierto peso cuando los contemplamos en la distancia. En ocasiones, sobre todo cuando no nos estamos acercando lo suficiente a ellos, podemos sentir estrés, agobio o incluso ansiedad. Estos estados emocionales normalmente nos alertan de algo y no siempre los escuchamos. Buscamos la opción de cerrar los ojos para no ver y por lo tanto no sentir. 

¿Y si te dijésemos que no es tan difícil?

Quizá no nos creerías. Las personas tendemos a pensar que "lo que me sucede a mi, no le sucede a nadie más"; "si quizá a ti te paso algo similar, sin embargo lo mío es mucho más complejo". Y si, seguramente será cierto que tal como vive cada persona un evento o una complicación, resulta único y tiene sus características propias. 

Sin embargo, existen herramientas que podemos aprender y utilizar para afrontar las dificultades o para dar seguimiento a nuestros objetivos. 

Una manera muy sencilla es trabajar desde las metas. Partir un gran objetivo en pequeñas metas, definidas, cuantificables y empezar primero con una, luego seguir con otra, a continuación una más,.....ir sumando acciones que nos acercan a ese sitio al que queremos llegar. Así, desaparecen los sentimientos de agobio, estrés o ansiedad y aparecen otros más capacitantes:  "yo puedo", "yo lo merezco", "yo soy capaz".   

El coaching justamente es muy útil para estas tareas: definir metas y concatenarlas hasta lograr un objetivo. No es magia, es simplemente la aplicación de estrategias, modelos y herramientas contrastadas y empleadas por diversas profesiones a lo largo del tiempo. ¿Quieres saber cómo podría ayudarte a ti? ¡Llámanos sin compromiso y te lo contamos! Tu objetivo está más cerca de lo que crees....






12 de junio de 2013

Las emociones y el coaching

Hemos realizado varios talleres de crecimiento personal dedicados casi en exclusiva a las emociones y en la mayoría, por no decir todos, los procesos de coaching en algún momento se trabaja con las emociones.

Las emociones nos dan pistas e información de cómo nos encontramos, qué necesitamos respecto a nosotros/as mismos/as y respecto a nuestro entorno. Lo que nos ocurre es que a veces, nos cuesta un poco más descifrar todo lo que esconden las emociones.

En un proceso de coaching, el apoyo del coach, con sus preguntas, nos ayuda a clarificarnos, a ponerle nombre, a reconocerlas, a aceptarlas, a indagar qué información nos está transmitiendo y a pasar a la acción.

Así, por ejemplo, si una persona, en el transcurso de una sesión, verbaliza o siente miedo (a enfrentarse a una situación, a perder un trabajo, etc) el trabajo a realizar será obtener toda la información posible de esa emoción (el miedo, en este caso) para que la persona pueda trabajar mejor con ello.

¿Qué te asusta, exactamente, de esta situación?
¿Qué podría suceder?
¿Qué crees que está en riesgo, qué puedes perder?
¿Te ha pasado alguna vez algo parecido? ¿Cómo se resolvió esa situación? ¿Qué consecuencias tuvo?
¿Qué podrías hacer para evitar que eso que temes ocurra?
¿Qué podrías hacer para minimizar el impacto (si ocurriera lo temido)?

Muchas veces, nos quedamos atrapados/as en las emociones sin obtener todo lo valioso que tienen. Un profesional puede ayudarnos a descubrir que, en este caso las emociones, son una fuente inagotable de sabiduría y autoconocimiento. Algo que sólo puede ayudarnos a potenciar nuestro desarrollo y bienestar.

A veces me pregunto porque nos empeñamos en hacerlo todo en solitario, ¿Por qué no pedir apoyo en un momento determinado? ¿Qué imagen nos preocupa dañar?




10 de junio de 2013

¿Egoísmo o Autoestima?

A lo largo de las últimas semanas he escuchado a algunas personas identificar defender sus límites o derechos como un acto de egoísmo (con un componente negativo claro está). Cuando nos autoafirmamos y establecemos límites o decimos que no, muchas personas de nuestro entorno pueden tildarnos de egoístas. ¿Egoísta yo? ¿Por qué? ¿Porque no te digo que si? ¿Porque tú no eres mi prioridad? ¿Porque escucho mis necesidades antes que las tuyas? ¿Por qué exactamente soy egoísta? y sigo reflexionando sobre qué es y qué no es egoísmo.
"Egoísmo no es vivir como uno cree que ha de vivir , sino en exigir a los demás que vivan como uno" Oscar Wilde
Vivimos en una sociedad donde nos transmiten como valor positivo el altruismo, la dedicación a los demás, la solidaridad, donde se nos transmite que las personas abnegadas y dedicadas al prójimo son personas a destacar y a poner en valor. 

Tengo a veces la sensación que sería más saludable enseñar a las personas a brindarse a si mismas bienestar, salud, crecimiento, autoconocimiento. Considero que cuando las personas bucean en sus emociones, en sus miedos, en si mismas, se preocupan menos de criticar a su entorno, a responsabilizar a otras personas de su bienestar o malestar. Desde mi punto de vista, las personas con un mayor nivel de autoconomiento y conciencia, son personas con una visión global más enriquecedora, más cooperativa, más ecológica, más armoniosa. Vamos...que el mirar hacia dentro, el quererse, el cuidarse, provoca acciones positivas hacia el exterior.

Conozco muchas personas, más de las que me gustaría, que tras llevar una vida entera dedicada a los demás (a sus hijos/as, esposos/as, jefes/as) se dicen a si mismas ¿Y yo, cuándo? ¿Cuándo me van a cuidar a mi? ¿Cuándo me va a tocar a mi?

Personas que además, si no sienten el reconocimiento de lo hecho por los demás sienten la decepción, sienten que las demás personas son desagradecidas, sienten que las demás personas son egoístas. ¿Vemos la contradicción pura? ¿Realmente, en lo más profundo, hice lo que hice por los demás o por mi? ¿Era altruismo o egoísmo edulcorado de otra cosa?

He trabajado muchos años en el sector de las Ong's y recuerdo el debate sobre el voluntariado y la solidaridad. He escuchado a muchas personas voluntarias decir. "lo hago por lo demás, pero también porque yo me siento muy bien conmigo mismo haciéndolo" ¿Eso también es egoísmo? ¿Si me siento bien conmigo misma haciendo algo por lo demás tiene menos valor? ¿Debería teñir todo esto de sufrimiento para que no me llamen egoísta?

He escuchado muchas veces criticar a las personas cooperantes (no voluntarios, sino profesionales remunerados) por los sueldos que reciben....ah!! claro...¿Deberían estar en zonas en conflicto que ni la Onu recomienda sólo por ser "buenas personas"? ¿No nos parece bien que tengan un salario con el vivir dignamente porque deberían alimentarse con su propia bondad o su satisfacción por hacer "el bien"?

Creo que lo realmente complejo es cuidar de nuestros propios deseos o necesidades, mantenernos fieles a nosotros/as mismos/as aunque nuestro entorno no nos apruebe. La sociedad actual no invita a ello. En la medida en que me escucho, me detengo a conocerme, a saber qué necesito y qué me proporciona bienestar y voy a por ello,  en esa medida, soy más libre, menos influenciable, más independiente y responsable con mi propia vida, más auténtica, más yo.


¿Cómo sería mi vida si mis necesidades fueran prioritarias para mi?
¿Cómo sería mi vida si le diera más importancia a mi propio criterio?
¿Y si no me sintiera culpable cuando digo que no (aunque los demás esperen un si)?
¿Y si no hiciera tanto caso a las expectativas de las demás personas?










5 de junio de 2013

¿Tu coherencia o mi coherencia?

No sé si está bien valorada o no la palabra "coherencia". Me da la sensación que su uso se ha frivolizado un poco y la aplicamos a casi cualquier evento, persona, situación. 

¿Qué es la coherencia? Además de significar muchas otras cosas, hablamos de coherencia cuando nos referimos a la congruencia o relación lógica entre las partes de algo. Entonces, ¿cuántas coherencias existen? ¿de qué manera podemos serlo? 

Pongamos por ejemplo la coherencia emocional. Cuando las personas sentimos una emoción determinada, la reacción coherente o lógica es expresar esa misma emoción sentida, es decir tanto a través de gestos, palabras o tonos expresar lo que sentimos. Sin embargo, en nuestra socialización aprendemos algunas veces que hay emociones y emociones. Unas son tildadas de buenas, positivas, capacitantes, etc. y otras se juzgan como malas, negativas, limitantes, etc. Desde los inicios de  nuestro desarrollo social y psicológico aprendemos este tipo de cuestiones que pueden, más adelante, desencadenar serias incoherencias, llegando a expresar una emoción totalmente distinta a la que siento. Si en mi socialización aprendo que el miedo o el enfado son malos, evitaré en la medida de lo posible sentirlos (cuestión biológicamente compleja) y expresarlos.  

Si no consigo no sentir las emociones que he aprendido que no son "buenas", lo que si puedo intentar aprender es a sublimarlas, es decir, sustituirlas por otras. Así cuando siento miedo puedo por ejemplo expresar enfado o cuando siento enfado expreso tristeza. 

¿Dónde está la coherencia? En este caso donde no está es en mi inteligencia emocional y por lo tanto tampoco lo está en mi inteligencia racional. Puede ser que esté, de alguna manera, en mi área de las "normas sociales", aunque no creo que encontremos juez alguno que pueda certificarlo. 

Entonces, ¿para qué lo hago? La pregunta no es tanto para qué lo hago sino para qué no lo hago, para qué dejo de hacer las cosas de esta forma, para qué desaprendo esta interrelación entre mundo emocional y social (o normativo). 

Hasta que las personas no encontramos nuestro motivo para recuperar la coherencia con una/o misma/o no "nos ponemos a ello". Así, te invito a preguntarte ¿dónde quiero tener mi coherencia? ¿conmigo o contigo? ¿hacia dentro o hacia fuera? 

3 de junio de 2013

Los compromisos y el coaching

Reflexionando sobre los compromisos y el lugar que ocupan éstos en nuestro día a día, pensaba en aquellos compromisos adquiridos con nosotros/as mismos/as y que en ocasiones no priorizamos de igual manera que los adquiridos con otras personas. 

Parecería que si el compromiso es conmigo misma y no tengo el tiempo para cumplirlo, puedo aplazarlo y llevarlo a cabo en otro momento. Sin embargo, si repito a menudo este funcionamiento ¿cuando llega ese otro momento? ¿hasta cuando los puedo aplazar? ¿realmente no son tan importantes como el resto de compromisos? 

En un proceso de coaching, al ser la persona la protagonista, no hay nada más importante que los compromisos que adquiere consigo misma y creo que es un buen entrenamiento. 

El periodo llamado entre sesiones, es decir los días que hay entre dos sesiones de coaching, es el momento en el que el/la cliente o coachee trabaja para si y para el desarrollo de su potencial. Si la persona cumple con aquellos compromisos que ha adquirido en la sesión, el avance resulta no solo más potente sino más veloz. Darnos cuenta de esto, nos ayuda a tomarnos más en serio y a cumplir con nuestros compromisos, con aquellos que adquiero conmigo, aprendiendo a darles un lugar en mi agenda, es decir a priorizarlos del mismo modo que aquellos que adquiero con otras personas. 

Este aprendizaje además nos da mucha fuerza y seguridad, nos ayuda a gestionar el tiempo y las prioridades de otra manera y nos reconcilia con nuestro para qué, con nuestro objetivo vital.