30 de abril de 2014

Día Internacional de los Trabajadores (as) y nuestras necesidades

Abraham Maslow definió una jerarquía de necesidades y nos explicó que hasta que no se satisface la base de dicha jerarquía difícilmente podremos satisfacer las siguientes y así sucesivamente.

El trabajo está en cada una de estas necesidades.

Jerarquía de necesidades
En muchas ocasiones el trabajo para nosotros/as es lo que nos garantiza poder satisfacer nuestras necesidades fisiológicas (poder comer, dormir, etc)

Una vez que tenemos un trabajo, necesitamos sentir que ese trabajo también estará mañana, y aquí tendremos satisfechas nuestra necesidad de seguridad

Después, cuando sentimos cierta seguridad en el trabajo, necesitamos sentirnos que formamos parte de una organización, de un equipo, sentir que participamos. Hablamos de la necesidad de pertenencia

Después necesitamos cierto reconocimiento de nuestra valía, de nuestro compromiso, de nuestras acciones. 

Una vez que tenemos satisfechas las anteriores necesidades, quizá podamos plantearnos que nuestro trabajo puede tener un sentido, una transcendencia. Ahí tenemos la necesidad de autorealización

Un día como hoy, 1 de mayo, día Internacional de los trabajadores, cada persona sentirá que su reivindicación está en una escala distinta dentro de la jerarquía de necesidades.


Sólo deseo y espero que, entre todos/as podamos lograrlo. Feliz día!!

Un poco de humor filosófico

28 de abril de 2014

La resistencia al cambio, el duelo y el coaching

Muchos de los cambios que vivimos en nuestras vidas no son elegidos. Son situaciones que nos vienen dadas o decididas por otras personas.

Muchos de estos cambios los vivimos como negativos, es un cambio que nos supone una pérdida. Perdemos la salud, una persona querida, un puesto de trabajo, una casa...

Esas pérdidas pueden ser más o menos profundas o más o menos impactantes y todas, en mayor o menor medida, nos provocan un periodo de duelo que tiene unas fases o etapas por la que todas las personas pasamos.


Las fases del duelo, descubiertas y definidas por Elizabeth Kübler-Ross, son las siguientes:

1- Negación. Esa fase donde todavía no nos podemos creer lo que ha sucedido
2- Ira o enfado. Sentimos la injusticia, la indignación y quizá cierto resentimiento hacia la vida o hacia quien ha tomado la decisión que nos viene impuesta. A veces sentimos cierta culpa o vergüenza.
3- Negociación. Esa fase donde queremos llegar a un acuerdo, prometemos cambiar o hacer algo a cambio de que la situación no sea la que es. Sentimos la incertidumbre, quizá miedo.
4- Tristeza. Cuando esa negociación no ha funcionado, tomamos conciencia de la realidad y sentimos la pérdida, frustración y añoranza o nostalgia.
5- Aceptación. Dejamos de luchar contra la situación y comenzamos a aceptarla (aunque no nos agrade). Comenzamos a sentir confianza en el proceso, nos damos cuenta que quizá no podamos cambiar la situación pero si podemos vivir con ella. Sentimos cierta paz.

Después llega la integración y cierta esperanza. Promover cierto sentido a este proceso que hemos vivido y quizá encontrar un regalo escondido, un aprendizaje, una transcendencia.

Kübler-Ross explicó que estas etapas no necesariamente tienen que suceder en este orden, ni que todas las personas experimentan todas las etapas. También sucede a menudo pasar por algunas de las etapas varias veces, es decir, pasar por el enfado, después por la tristeza, quizá después otra vez por el enfado, luego por la negociación, otra vez por la tristeza para finalmente pasar por la aceptación.

Cuando somos capaces de darnos nuestro tiempo para atravesar o transitar por estas etapas, cuando las conocemos y percibimos nuestro cambio no deseado como un proceso de duelo, nos permitimos sentir lo que sentimos. Dejamos de resistirnos al cambio y comenzamos a poder tomar cierta distancia de nuestro propio proceso y tomar decisiones a medio y largo plazo.

En los procesos de coaching, nos encontramos con muchas resistencias al cambio, y muchas de ellas pueden encontrarse en las primeras fases o etapas del proceso de duelo.

Resistirse en casi lo contrario a la aceptación y forma parte del proceso, pero quedarse ahí lo único que provoca es fortalecer aún más el dolor o la dificultad del cambio.

El apoyo de un/a coach permitirá explorar las necesidades no expresadas en esas resistencias y miedos y poco a poco ir ganando recursos y confianza para enfrentar la nueva situación o realidad.

Todas las personas vivimos cambios no deseados. Nuestro margen de libertad individual está en qué hacemos con ellos.




23 de abril de 2014

Gestionar la incertidumbre

La incertidumbre es algo constante en la naturaleza, en nuestras vidas, en nuestras interrelaciones. 

No podemos tener certeza absoluta sobre todo lo que sucederá, la manera en la que lo hará y los resultados que conseguiremos, por mucho que nos empeñemos en ello. 

Entonces ¿por qué nos genera tanto conflicto vivir con ella? 

Creamos reglas, leyes, normas que nos ayudan a reducirla (o eso creemos), añadiendo o no excepciones. Elaboramos listas sobre lo que deberemos hacer o dejar de hacer ante algo nuevo, algo que pueda salir de nuestro control. 

¿Son necesarias estas reglas, leyes y normas? ¿Qué nos aportan? 

A nivel cognitivo, nos generan una supuesta seguridad sobre el devenir de los acontecimientos, creando una sensación de paz que no siempre es duradera o verdadera. La realidad (social y culturalmente hablando) es que no todas las personas necesitamos esas reglas, normas y leyes, que no a todas las personas nos afecta del mismo modo la incertidumbre. 

Leyendo sobre las dimensiones culturales de Hofstede, aparecen indicios de culturas en las que la flexibilidad es la norma. Algunas culturas en las que la necesidad de reducir (o controlar) la incertidumbre es más baja que en otras y por lo tanto no generan leyes ni normas rígidas ante cualquier posible evento novedoso. Entonces ¿el ser humano necesita esa generación de normas para no entrar en conflicto? ¿lo necesitamos solo en algunas circunstancias determinadas? ¿esas diferencias culturales se traducen en una mayor o menor capacidad para vivir con naturalidad la incertidumbre?

Quizás generar un cambio global que influya en nuestro entorno, pasará por responder a estas y a otras muchas cuestiones con antelación. Sin embargo, el cambio en el fuero interno y personal de cada uno y cada una pasa por otros filtros. En este caso será importante tener en cuenta la motivación, la fuerza de nuestra necesidad de control y de flexibilidad de cada cual para elegir el modo de gestionar la incertidumbre. Y no me refiero solo a "mis" incertidumbres, sino a las que existen, a las incertidumbres denotativas. 

Asumir que no todo depende de mi, salvo mi respuesta ante los eventos, nos dota de una seguridad diferente. Puedo elegir cómo responder, con qué actitud, cómo ver y afrontar lo que sucede (y no lo que me sucede).... asumirme pues, como una pieza más de este inmenso puzzle  y no como el centro de todas las cosas con todas las respuestas posibles sabidas y aprendidas. 

21 de abril de 2014

¿Mostrarse o demostrarse?

¿Para quién actuamos? ¿Qué guía nuestras acciones, la aprobación externa o la coherencia interna? 

En ocasiones, podemos descubrirnos hablando, pensando y haciendo las cosas para proyectar una imagen determinada. Imagen que creemos nos representa, representa quienes somos de una manera exacta. 

Por lo general usar como guía esa proyección hacia fuera de lo que quiera que queramos reflejar, suele tener un porcentaje de coherencia más bien bajo. Es decir, tiene mucho más que ver con creencias, con mandatos, con "deberías" que con quienes somos en realidad. 

Es sencillo. Dejarnos ver como las personas que somos, tiene más que ver con sentir. Sentirnos y hablar, pensar y hacer siguiendo lo que sentimos, tenga o no que ver con la imagen que querríamos proyectar al exterior. Tiene que ver con mi propia coherencia emocional, personal, con ser consciente de mis propios valores y no los que se me han impuesto como deseables, atractivos o esperables en una persona "como yo". 

Ser una persona "como yo" tiene que ver con eso, con ser una misma, con sentir el compromiso consigo mismo/a y no con demostrar hacia fuera quien podría o debería ser. 

¿Suena complejo? Quizás es lo más sencillo que podemos hacer al empezar esta semana. Mirarnos más y conectar con esa consciencia del ser y menos con el demostrar. Mostrarnos y no demostrarnos. Quitarnos el corset y ver qué pasa. 

14 de abril de 2014

El poder de las creencias

¿Revisas tus creencias?
En las entradas que dedicamos al coaching, su práctica y sus beneficios hemos hablado muchas veces de las creencias, creencias que nos limitan y que nos potencian.

Escribía hace unas semanas sobre el poder de los valores y hoy me voy a centrar en las creencias y todo lo que nos condicionan.

La idea fuertemente arraigada que tenemos de nuestra persona, de las personas de nuestro entorno, de las circunstancias, de cómo deben ser las cosas, todo eso son creencias. Voy a poner algunos ejemplos.

“las cosas hay que hacerlas bien o mejor no hacerlas” (o podría creer que lo importante es intentarlo, o que no hay bien o mal, que los grandes inventos nacieron de grandes “errores”)

“el trabajo no hay que mezclarlo con el placer” (o podría creer que conectar lo que me sienta bien con el hábito puede hacer que trabaje en algo que me apasione enormemente)

“las cosas que se consiguen sin esfuerzo no se valoran” (o podría creer que el esfuerzo es señal de falta de fluidez o valorar la sencillez y lo logrado de manera armoniosa)

“mostrar los sentimientos es de débiles” (o podría creer que mostrar lo que siento es mostrar quien soy en cada momento y que deseo que las personas que me rodean sepan quien soy)

“los hombres no lloran” (o podría creer que las generalizaciones o mandatos solo sirven para no dejar que cada persona sea o actúe según necesite o quiera)

“eres como tu abuelo” (o podría creer que la mirada de la persona que me observa no ve todo lo que soy)

“serás el mejor estudiante de la familia” (o podría creer que la necesidad de ser el mejor no es mía y quizá revisar las expectativas de algunas personas de mi entorno)

Creencias, mandatos, impulsores son esos mensajes que nos decimos o nos dicen, que con el paso del tiempo los creemos como “verdad absoluta” y que nos condicionan en la medida que actuamos como si fueran ciertos.

  • Y si resultara que…no son ciertas?
  • Y si resultara que…creer que son ciertas está limitando la percepción que tengo de mi misma/o y mis posibilidades?
  • Y si resultada que…para agradar a mi entorno me comporto como esperan y no como yo necesito o deseo?


Las creencias, (lo que creo de mi y de la vida) son tan potentes y su condicionamiento tan profundo que revisarlas es un trabajo revelador que se hace en muchos procesos de coaching.

A veces, nuestros bloqueos, nuestros obstáculos son fruto de creencias que tenemos (que quizá tengamos casi de una manera inconsciente) y que no hemos revisado hace mucho tiempo para comprobar si sigue siendo una creencia mía o fue de mi entorno y yo “la compré” sin comprobar si se ajustaba a mi persona.


¿Te gustaría revisar tus creencias? ¿Crees que éstas pueden estar condicionando tu vida actual y tus objetivos futuros? ¿Quieres probar un proceso de coaching?

9 de abril de 2014

¿Dónde sientes los conflictos?

Cuando nos levantamos con "mal cuerpo" ¿dónde se encuentra el centro de ese malestar? Quizás en la musculatura de una zona concreta y tenemos contracturas, tensión, inflamación,...Puede ser que se traduzca en dolores agudos en la cabeza, el cuello, la espalda o en la boca del estómago. Tenemos reacciones cutáneas. Malas digestiones. Sudoración excesiva. 

Usamos términos o conceptos muy generales para englobar un malestar que sin embargo suele tener un foco mucho más claro. 

En muchas ocasiones tenemos un cuerpo como quien tiene un tío o una tía en Cuenca. No prestamos atención a lo que nos dice nuestro cuerpo igual que no visitamos a nuestro familiar con frecuencia. 

El estrés crónico es una de las principales fuentes de malestar físico. Es uno de los motivos por los que llegamos a tener ese "mal cuerpo" algunos días, semanas, meses....

¿Por qué sufrimos estrés crónico? Los motivos son infinitos. Seguramente existen tantos como personas que lo padecen(emos). Dado que nos gusta generalizar y englobar motivos específicos en un término podríamos decir que una de las razones para vivir en este estado de estrés viene por no escuchar nuestras necesidades, por no poner atención a lo que nos dice nuestro cuerpo, por no vivir las situaciones que generan respuestas emocionales (displacenteras especialmente) como parte de la vida. 

En este sentido vamos a hablar de los conflictos como una fuente de generación de este tipo de malestar. 

¿Cuándo aparece un conflicto? En términos generales cuando en una situación determinada las decisiones que se toman no están de acuerdo con mi sistema de valores o con mis creencias. Puedo sentir que se vulnera mi libertad o mi derecho a opinar. Sin embargo, una de las respuestas muy comunes ante el conflicto es escondernos, sublimarlo o pasar de largo. Respuestas todas ellas de omisión que nos imposibilitan el dar una respuesta desde mi sistema de valores, desde mis creencias y desde mi libertad. Esta contradicción genera estrés y malestar en mi. Me voy a casa y padezco las consecuencias en silencio, permitiendo que mi cuerpo enferme. 

¿Cuántos días quiero seguir viviendo de esta manera? ¿Cuándo iniciaré un cambio? 

No necesitas seguir con una dinámica que te enferma. No necesitas mantener una respuesta de omisión. No necesitas seguir teniendo mal cuerpo. 

Si los conflictos son una fuente generadora de estrés importante para ti, ¿por qué no generar un cambio ante estas situaciones? 

Los conflictos se pueden vivir de otra manera y en mayo vamos a explorar algunas de ellas. Nos centraremos en aquellas que no generan estrés crónico y que por lo tanto no generan "mal cuerpo". 


7 de abril de 2014

Herramientas para el/la coach

Habitualmente, dedicamos este espacio para escribir sobre aspectos que pueden interesar a potenciales clientes. 

Hoy me apetece escribir sobre aspectos que pueden interesar a coachs o potenciales coachs. 

La distinción entre el ámbito de trabajo de un/a coach y otros tantos profesionales puede no ser muy clara, puede no estar definida de manera clara y comprensible para todo el mundo. Suele clarificarse cuando se vive el proceso. Cuando se empieza a trabajar con las herramientas aprendidas y cuando entendemos, desde la propia vivencia, cuales son estas diferencias. 

Si hablamos de las herramientas fundamentales para el/la coach, encontramos que estas mismas herramientas son fundamentales para terapeutas, psicólogos/as, mentores....

¿Qué necesita llevar en su caja de herramientas un/a coach? Además de una ética personal y una responsabilidad profesional (deseable en cualquier otra profesión, sea esta cual sea), estas son algunas de nuestras herramientas: 

  • Escucha activa y reflexiva
  • Intuición
  • Respeto 
  • El centro está en el cambio en la persona y sus propiedades y no en un interés personal
  • No damos consejos
  • No dirigimos las acciones del cliente
  • No hablamos en términos de "tienes que..."; "debes de..."; "lo correcto es..."
  • No presionamos
  • Empatía
  • Maestría en la formulación de las preguntas (*)
¿Cuántas de estas herramientas utilizan otros profesionales? ¿En qué combinación? ¿Cuáles usamos en nuestra relación formal o informal con las personas de nuestro entorno? 

A este listado, que no es nuestro, añadiría un par que en mi caso son fundamentales: propiciar la autonomía del cliente y dar lo mejor de mi de manera incondicional. 

En mi caso particular, entiendo el coaching como una relación necesaria y puntual a partir de la cual la persona que ha vivido su proceso sentirá más confianza en si misma, más autonomía y libertad para afrontar las posibles dificultades venideras, sin necesitar, en cada caso, contratar de nuevo a su coach. Es decir, entablamos una relación intensa y profunda, idealmente una vez. Pueden surgir consultas puntuales posteriormente, siendo consientes nosotras/os las/os profesionales que no nos dejaremos enganchar por el deseo de volver a trabajar con este mismo cliente, por mucho que nos guste o nos haya gustado la experiencia. 

Dar lo mejor de mi, es mi medida del éxito. Hoy seré la mejor coach para mis clientes, siendo plenamente consciente de que dentro de dos o cinco años haré cosas distintas, tendré más recursos para compartir y mis preguntas podrán ser distintas. Un/a coach está en constante aprendizaje y crecimiento, dado que nuestro propio desarrollo personal nos lleva a ser mejores profesionales. Es ese campo en el que somos expertos y expertas: el desarrollo personal. Así que necesariamente seré mejor conforme evolucione y solamente podré seguir siendo coach si continúo mi proceso de crecimiento y desarrollo personal. 

¿Qué más es importante para ti? ¿Qué añadirías a este listado de herramientas? ¿Qué importante distinción añadirías?  

                                                                                       
(*) Basado en Leonardo Wolk "El arte de soplar las brasas". 

2 de abril de 2014

El viaje de nuestra vida

 "¿Qué es viajar? ¿Cambiar de lugar? No, cambiar de prejuicios" 
Anatole France


Queda poco para Semana Santa y aparecen las ganas e ilusión de viajar, de conocer sitios nuevos, de cambiar de aires, ganas de “desconectar” o “conectar con cosas diferentes” ¿verdad? ¿o sólo me pasa a mi?

Creo que es importante, en estos momentos, cuando necesitamos algo diferente que no demos cosas por supuestas.

Es importante tomar conciencia que la vida es lo que hacemos cada día y que en la medida en que vivamos más conectados/as con nuestras necesidades, apetencias, sueños, ilusiones, haremos de nuestro día a día algo más apetecible. Esperar a que lleguen los fines de semana, las vacaciones o la jubilación para hacer aquello que tanto deseamos, aquello que tanto nos llenaría es vivir en un futuro inexistente.

Desde mi punto de vista, sería saludable no esperar a un mañana hipotético para acercarnos cada día más a lo que deseamos o ir alejándonos de lo que no nos hace felices. (a veces no sabemos lo que deseamos, pero si sabemos lo que no queremos en nuestra vida)

¿Necesito cambiar de sitio? ¿Qué es, exactamente, lo que no me satisface del sitio donde estoy ahora mismo? ¿Puedo hacer algo para hacerlo más apetecible?

¿Necesito hacer cosas diferentes? ¿Qué me aporta hacerlas? ¿Estoy seguro/a que no podría hacerlo donde estoy habitualmente?

¿Necesito desconectar? ¿De qué? ¿De qué necesito alejarme? ¿A qué me gustaría acercarme?

¿Qué es lo que tengo y no quiero? ¿Qué es lo que no tengo y quiero? ¿Qué tengo y quiero mantener? ¿Qué no tengo y no quiero?

Espero que estas preguntas no sólo las leas, sino que además las respondas para ti mismo/a y actúes según lo que sientas.