17 de diciembre de 2014

El Jilguero y sus miedos

Cuenta una fábula que había un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué no quería cantar, y el siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."


Un día, un Loro se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al loro. Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?."

Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin embargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."

¿Cuántas veces dejamos de cantar por miedo a lo que piensen otras personas de nuestro canto? Represente lo que represente para ti el canto, es probable que en alguna ocasión te descubras dejando de hacer algo por miedo a ser evaluado/a o juzgado/a de determinada manera. 

La lectura de esta fábula me hace pensar, ¿Para quién hacemos las cosas que hacemos? ¿Las hago para mí? ¿Las hago para ser vista por otras personas de determinada manera? ¿Las hago por que así las siento? ¿Las hago para compartir o compartirme? ¿Las hago para destacar? ¿Las hago por qué sé o por qué no sé? 

Elegir cantar o no cantar es cuestión de cada persona. Quizás como dice el Ruiseñor de esta historia, lo importante no es hacerlo bien o mal, la cuestión es elegir hacer y aprender en el proceso. Aprender actuando, aprender a ser quien eres y aceptarte. 

15 de diciembre de 2014

¿Desde el amor o desde el miedo? Abordando las relaciones con unas determinadas "gafas"

Las relaciones que aparecen en nuestras vidas van aportándonos muchas veces sin darnos cuenta, sin ser plenamente conscientes de la manera en la que nos hacen crecer, aprender, hacernos preguntas o reflexionar. 

Hoy, llena de agradecimiento, soy plenamente consciente de la generosidad de algunas personas con las que he compartido espacios y momentos a lo largo de mi vida. Me doy cuenta de lo mucho que me aportan y seguirán haciendo y de lo relativamente sencillo que puede ser dar y darse "a los demás". 

Hace algunos años, participaba activamente en un grupo de trabajo sobre coaching en el colegio oficial de psicólogos. Me encontré con personas de una calidad y generosidad que las hacen únicas y por quienes siento pleno agradecimiento. Hoy, una de ellas, inspira esta entrada. 

Gracias a Miriam Ortíz de Zárate, quien desde hace unos meses me ha estado "regalando" correos con una invitación a la reflexión profesional muy profunda y con un enfoque que rompe rutinas y comodidades. 

El correo de hoy, nos invita a reflexionar sobre el amor y el miedo. Sobre cómo nos relacionamos desde una u otra emoción. Sobre cómo nos influye estar imbuidos/as en una organización que se rige por una u otra emoción. 

¿Te lo has planteado alguna vez? ¿Consideras que pueden ser los opuestos? 

El amor nos genera amplitud de miras, observación sin juicio, creatividad y colaboración como contextos de trabajo, el miedo por el contrario, nos concentra en la supervivencia, estrechando nuestra mirada, dejamos de escuchar para centrarnos en lo que vemos o sentimos como amenazas, limitando la creatividad y la colaboración.

¿En cuantas organizaciones (empresas, familias, clubes, etc.) has encontrado una u otra influencia? ¿En cuál de ellas te apetece más estar? ¿De cuál sales renovado/a y en cuál vives con estrés?  ¿Qué puedes hacer para invertir la mirada? 

Aunque tendamos a pensar que poco podemos hacer para cambiar lo que sucede en nuestro entorno cuando el 100% de las decisiones no depende de mi, la realidad es que nuestra mirada puede cambiar, ejerciendo un poder catalítico para que nuestro entorno más inmediato se modifique y así el contagio siga creciendo y multiplicándose. 

Desde el coaching se trabaja también (o sobre todo) con las emociones, con las creencias, con las gafas que usamos habitualmente y que queremos cambiar. ¿Te has planteado cómo puede ayudarte a ti cambiar de mirada, de gafas? Te invitamos a probar una sesión de coaching, ya sabes que la primera es gratis y sin compromiso: info@kaiden.es 

10 de diciembre de 2014

Pensamiento creativo o dejar volar nuestra imaginación

“Una señora se dejó olvidado en casa el permiso de conducir, no se detuvo en un paso a nivel, despreció una señal de dirección prohibida y avanzó tres bloques en dirección contraria por una calle de sentido único. Todo esto fue observado por un agente de circulación, quien, sin embargo, no hizo el menor intento para impedírselo. ¿Por qué?” (piensa, piensa…solución al final de la entrada)



Para resolver este acertijo necesitamos dejar atrás la lógica o eso que llamamos sentido común o utilizarlo de una manera completamente distinta a la esperada.

Necesitamos buscar una solución nueva para poder resolverlo, necesitamos pensar de una manera más flexible y original que nos permita llegar a una solución, que después, tendrá también mucha lógica (aunque inesperada). Lo que buscamos es aflorar nuestro pensamiento creativo.

Nuestra vida cotidiana está llena de momentos donde nuestro pensamiento creativo nos vendría muy bien. Para resolver problemas, para adaptarnos a nuevas necesidades, para construir nuevas relaciones, para aprender de otras personas, para aumentar nuestro sentido del humor. Sus aplicaciones son muchas y variadas.

El pensamiento creativo es algo que podemos desarrollar y mejorar a lo largo de nuestra vida. Más allá de nuestra capacidad innata, hay mucho recorrido para el aprendizaje.

Existen muchas formas de hacerlo, por lo que te animo a investigar sobre ello y aplicarlo en tus próximas reuniones familiares y con amigos a modo de juego y entretenimiento. Seguro que te sorprendes y sorprendes!!



Solución: La mujer iba a pie, no en coche.

8 de diciembre de 2014

El aprendizaje autodirigido y sus cinco descubrimientos

Richard Boyatzis , experto en desarrollo de organizaciones e inteligencia emocional, desarrolló un modelo de aprendizaje, tras décadas de investigación y consultoría en organizaciones basado en cinco (5) descubrimientos. Ver imagen resumen.

Boyatzis descubrió que todo aprendizaje autodirigido, es decir un aprendizaje intencional para el desarrollo o consolidación de algún aspecto de nuestra persona, atraviesa 5 descubrimientos diferentes:

1-     ¿Quién quiero ser? Una vez que tenemos una conciencia clara comienza el aprendizaje o cambio intencional. No importa de dónde nos venga esa imagen, bien porque hayamos tenido una revelación o bien tras años de reflexión. Esa imagen nos motivará lo suficiente para iniciar y mantenernos en ese proceso de cambio.
2-     ¿Quién soy en estos momentos? Sería como un espejo de la realidad a día de hoy. Cómo actúo, como me ven terceras personas. Cuando comparo mi yo ideal con mi yo real notaré que hay similitudes (también llamadas fortalezas) o diferencias (también llamadas debilidades). Este punto es un excelente punto de partida para tomar conciencia de qué aspectos debo cambiar para acercarme a mi ideal y sobre qué aspectos puedo apoyarme para ese deseado cambio.
3-     Desarrollo de una agenda detallada. ¿De qué me sirve saber qué quiero y qué quiero cambio y sobre qué puedo apoyarme si luego no hago nada al respecto? En este punto deberé detallar qué acciones haré cada día para desarrollar las habilidades que quiero incorporar a mi vida.
4-     Experimentar. Vamos, lo que hacen los niños y niñas cada día. Hacer, hacer y hacer. Es la mejor forma de incorporar nuevos hábitos, nuevos pensamientos, nuevas creencias y en definitiva comenzar a llevar una nueva vida.
5-     Desarrollo de relaciones. ¿Podríamos hacer algo de todo lo expuesto anteriormente sin el apoyo de nuestras relaciones? Me temo que no y menos mal!! Son las demás personas y las relaciones las que nos proporcionará el apoyo necesario, las oportunidades y el contexto adecuado para la práctica y la experimentación.

Un proceso de coaching es muy, muy parecido a esto que hemos descrito anteriormente. Un proceso de descubrimientos que facilitan el cambio que queremos incorporar a nuestra vida.

Si estás en un momento de cambio o quieres iniciar uno, te animo a que pruebes con un proceso de coaching. Seguro que te sorprendes de los avances que consigues.


3 de diciembre de 2014

Uno, dos y tres....a jugar!!

 ¿Hace cuanto tiempo que no juegas? No me refiero tanto a un juego de cartas o vídeo juego ni tampoco a un deporte de equipo, sino a un juego más creativo. 

Puede ser simplemente el juego de palabras con un grupo de amigos o amigas, que empieza y no quieres terminarlo. El juego de inventar canciones, relatos, locuciones o incluso juegos más físicos, como el de la foto que acompaña esta entrada. 

Según indican algunos autores y definiciones sobre el juego, éste es una experiencia humana,  presente en todas las culturas.

Usamos el juego con fines lúdicos y educativos. Aprendemos la interacción social a partir del juego, fomenta la creatividad y facilita la integración de elementos diferentes, aparentes, lejanos, en una nueva mirada. 

Las primeras referencias que existen sobre el juego, según wikipedia, datan del año 3.000 A.C. por lo que parece ser una actividad inherente a la humanidad prácticamente desde sus inicios

Al llegar a la edad adulta, las personas tendemos a jugar menos, salvo que haya niños o niñas en nuestro entorno que nos faciliten "el pretexto perfecto" para jugar, rebozarnos por el suelo, inventarnos realidades paralelas, o cualquier otra forma de jugar, reír y disfrutar. 

Otro pretexto que nos viene muy bien a las personas que no convivimos con niños o niñas de manera habitual, es tener algún animal con quien podamos jugar, reír y tirarnos por el suelo....y es extraño que nos resulte tan comprensible que ese animal, perro, gato,.... en su edad adulta necesite su dosis diaria de juego y nos olvidemos de la nuestra. 

Hace algunos meses estaba haciendo tiempo y me topé con un parque en el que había una zona infantil. No había nadie y me subí a un columpio y empecé a mecerme suavemente hasta que recordé lo que me gustaba de pequeña impulsarme con todas mis fuerzas para llegar lo más alto posible y saltar cuando el columpio estaba en su desplazamiento hacia delante y ver hasta dónde llegaba....reconozco que disfruté y que me sentí rejuvenecida después, también algo mareada.  La inevitable pregunta es ¿por qué no lo he hecho más veces desde entonces? ¿por qué no me subo a los columpios que hay en mi pueblo, en mi entorno? 

Quizás al llegar a adultas las personas nos dejamos llevar por lo que "se espera de nosotras" y seguimos algunas reglas o patrones sin preguntarnos por qué y dejamos de hacer cosas de igual manera, sin ser plenamente conscientes de si es una decisión elegida o no. 

Te invito a jugar un poco y si te apetece, cuando te topes con un parque infantil, sube a un columpio y mécete de nuevo, como cuando eras niño o niña. 

1 de diciembre de 2014

Competencias emocionales 2 o aprendiendo a relativizar

Seguimos hablando sobre lo que nuestra inteligencia emocional nos permite hacer en algunas de las situaciones que vivimos. 

Pongamos por ejemplo alguna de estas situaciones que nos generan estrés, desazón, nervios, enfado,...En un primer momento, cuando sentimos que el sentimiento o emoción nos invade de lleno y aparecen sensaciones fisiológicas, ¿qué pensamientos suelen aparecer? "esto es un desastre"; "no voy a poder con ello"; "¿cómo ha podido pasar?";...Y otras ideas catastrofistas similares, ¿te reconoces? 

A continuación, nuestro cuerpo buscará la homeostasis o equilibrio pues no resulta sano mantener el estado de sobreactivación fisiológica durante mucho tiempo. Nuestra inteligencia emocional nos permitirá entonces relativizar y encontrar pensamientos alternativos que acompañen a una serie de estados afectivos algo más suaves. 

Sentiremos que necesitamos prestar toda nuestra atención para resolver la situación ("a ver, vamos a mirar este asunto con perspectiva que seguro encuentro alguna solución"); sentiremos activación de manera más controlada ("si me concentro y utilizo mis recursos, encontraré una salida aceptable"); sentiremos que quizás no es la situación ideal y que requiere de alguna acción por nuestra parte para generar un cambio que nos convenza más ("bueno, lo que ha pasado no me satisface, a ver qué puedo hacer a partir de ahora"). 

Estas serían algunas de las situaciones que podrían aparecer cuando relativizamos y tomamos perspectiva, cuando aplicamos nuestra inteligencia emocional a las situaciones con las que nos enfrentamos. 

Dejar que nuestro cuerpo mantenga ese estado de sobreactivación acompañándolo de las emociones que aparecieron en primer lugar y entrar en bucle con los pensamientos catastrofistas señalados anteriormente, nos habla de alguna carencia o falta de competencias emocionales, nos habla de una necesidad por encontrar o desarrollar recursos que nos permitan abordar las situaciones, sean cuales sean, sin desfallecer en el intento, sin machacarnos, sin añadir sufrimiento extra. 

También nos pueden hablar de debilidades puntuales, cuando no es lo habitual, sino una reacción concreta en función de la situación, de nuestra situación particular en ese momento o de alguna otra variable que puede estar influyendo en ese momento. 

Como puedes ver, lo importante para saber si estás utilizando tus competencias emocionales de una manera positiva para ti y para tu entorno, dependerá en gran medida de tu capacidad de autoobservación inicial para saber cual es tu tendencia. 

¿Necesitas entrenar alguna de las capacidades o competencias aquí señaladas? ¿crees que en tu Organización se podrían abrir las vías para desarrollar las competencias emocionales? En Kaiden sabemos cómo abordar este trabajo, ¿por qué no nos preguntas? Estaremos encantadas de escucharte y de proponerte una solución concreta para tus necesidades específicas: info@kaiden.es