28 de enero de 2015

Alcanzar la felicidad

Cuidar la mente y el cuerpo
Leía el otro día:

“Alcanzar la felicidad exige producir una transformación de las expectativas, en la forma de pensar, y eso no es tan sencillo. Para ello es preciso aplicar muchos factores diferentes desde distintas direcciones. No se debería tener, por ejemplo, la idea de que sólo existe una clave, un secreto que, si se llega a develar, hará que todo marche bien. Es como cuidar adecuadamente del propio cuerpo; se necesitan diversas vitaminas y nutrientes, no sólo uno o dos.

Del mismo modo, para alcanzar la felicidad hay que utilizar una variedad de enfoques y métodos, superar los variados y complejos estados negativos. Podemos cambiar y transformarnos pero sólo a través del entrenamiento. En la práctica budista existen varios métodos para mantener una mente serena cuando sucede algo perturbador. La práctica repetida de ellos nos permiten llegar a un punto en el que los efectos negativos de una perturbación no pasen más allá del nivel superficial de nuestra mente, como las olas que agitan la superficie del océano pero no tienen gran efecto en sus profundidades”

Dalai Lama

Cuidar la mente, esa asignatura todavía más pendiente que la del cuidar el cuerpo. ¿Qué nos han enseñado en el colegio o en casa, sobre cómo cuidar nuestra mente? ¿Qué herramientas nos han facilitado para superar o sobrellevar momentos dolorosos en nuestra vida? Nos hemos acostumbrado a que sea la vida la que nos enseña, que sean los “golpes” los que nos muestren el camino. Quizá si incorporáramos la conciencia de la importancia de cuidar nuestra mente, nuestros pensamientos, nuestras emociones….quizá las perturbaciones, los golpes, los reveses de la vida no nos afectarían tan profundamente.


¿Cuáles son tus nutrientes o vitaminas que te ayudan a cuidar tu mente? ¿Qué haces para esas perturbaciones no te afecten a un nivel profundo? ¿Eres consciente de lo que te funciona y lo que no? ¿Practicas repetidamente?




26 de enero de 2015

Las emociones en el trabajo o cómo encontrar el bienestar trabajando.

Sintiendo en el trabajo
Es hablar de emociones y trabajo y automáticamente aparece la idea de “controlar las emociones” como si ese tandem (emociones-trabajo) fuera algo poco aconsejable, poco productivo o poco profesional.

Reconozco que me chirría muchísimo el concepto de “controlar las emociones”. Prefiero o me siento más identificada con el concepto de gestionar mis emociones y cuando hablo de gestionar me refiero a tener la capacidad de identificarlas (¿Qué estoy sintiendo exactamente) escucharlas (¿de qué necesidad actual me están hablando? ¿Qué me invitan a hacer?)) y tomar decisiones (¿Qué voy a hacer y cuando?) en función de lo que quiera o necesite lograr (y aquí es posible que el lugar donde esté y el entorno me haga tomar una u otra decisión).

Dicho esto, yo quería hablar de la importancia de las emociones en el trabajo y su relación con la motivación y satisfacción laboral. Creo que muchas veces ignoramos, en el ámbito laboral, que somos seres sociales y seres emocionales y eso nos impide aprovecharlo a nuestro favor. Tengo la sensación que muchas personas dimiten o se dan de baja del posible disfrute en las horas en las que están en la oficina. Quizá porque no les guste su trabajo, quizá porque no hay un buen ambiente laboral, quizá porque no se plantean que puedan disfrutar o que haya algo que puedan cambiar.

En una jornada de trabajo, sentimos infinidad de emociones: sorpresa, decepción, alarma, angustia, alegría, enfado, malestar, asombro, apatía, confusión, desconcierto, placer, desidia, euforia, tranquilidad, esperanza, impaciencia, miedo, sorpresa, pesimismo….y muchas de ellas ni nos damos cuenta, no somos conscientes.

Creo que cada persona podríamos hacer un ejercicio muy saludable, para nuestra persona y para el entorno donde trabajamos. Propongo reflexionar y actuar de una manera más consciente con un propósito: Generar un mejor ambiente de trabajo y por tanto aumentar nuestro bienestar trabajando.

¿Qué puedo hacer para generar emociones agradables en mi entorno? ¿Qué puedo dejar de hacer para crear un ambiente más relajado y confiado? ¿Qué actitudes mías puedo transformar? ¿Qué grado de libertad tengo para actuar?

En el campo de los recursos humanos y concretamente en el de la remuneración se habla de un concepto “salario emocional” para hablar de aquellas retribuciones que reciben los trabajadores más allá de lo económico (tipo de jornada, horario, reconocimientos, formación, etc…) que influyen de una manera muy significativa en la motivación.

Eso está muy bien pero como trabajadores no depende de nosotros/as obtenerlo, así que propongo hacer nuestra parte. ¿Qué puedo hacer yo para sentirme mejor y provocar un mejor clima en mi entorno? Esa es la tarea que os propongo para esta semana.


21 de enero de 2015

El lugar en donde radica el verdadero dolor del juicio

¿Te has preguntado cuál es el verdadero lugar en dónde radica el dolor de un juicio recibido? ¿Por qué nos hieren los juicios, las palabras, las opiniones? ¿Es por el mero juicio u opinión en sí? ¿Hay algo antiguo que me conecta con viejas heridas?

Reconozcámoslo, vivimos en una sociedad a la que "le gusta" emitir juicios de valor y herir a través de las palabras. Difamamos, opinamos, juzgamos, ridiculizamos, nos reímos fácilmente de otras personas....y tememos mucho ser el foco de los juicios, las ridiculizaciones, las risas u opiniones. 

Estos juicios tienen o no poder, no por lo que dicen y me atrevería a decir que ni si quiera por quién los dice, sino por la parte de nuestro interior a la que tocan. Porque conectan con un momento de nuestro pasado en el que nos sentimos vulnerables, en el que nos sentimos seres pequeños e indefensos. 

Un juicio dejará de doler, cuando tu poder interior te lleve a superar ese lugar, ese recuerdo, ese pasado, esa herida. Y entonces, nadie y ninguna palabra, volverá a herirte o a provocarte dolor. 

El daño no está en las palabras, sino en ti mismo/a, es decisión tuya permitir que siga ocurriendo o no. Así que ¿qué eliges? ¿en quién depositas el poder? 

Busca ese lugar en dónde persiste la herida, ilumínalo y reparala con mimo y aceptación. Con perdón y confianza en ti. Reconócete como la persona única y fuerte que eres. Reconstrúyete paso a paso, peldaño a peldaño y erradica de ti las creencias que pueden seguir dañándote. Elige apostar por ti. 

19 de enero de 2015

Las emociones, nuestra carta de presentación

Una de las funciones de las emociones, es la de comunicar (hacia fuera) necesidades y estados internos. Por ello, nuestra especie a lo largo de su evolución ha llegado a desarrollar un repertorio de 7.000 expresiones faciales con las que transmitir una serie de matices emocionales, más o menos complejos(*).

Es decir, necesitamos comunicar nuestras emociones y necesidades a nuestro entorno, a nuestros congéneres, a las personas con las que interactuamos..... pongamos el foco en una visión más antropológica, sociológica o psicológica, el resultado es el mismo: comunicamos emociones. 

Una cuestión relativamente importante es cómo llevamos a cabo esta comunicación ¿es consciente o inconsciente? O quizás ¿ambas? Muy probablemente lo hacemos de ambas formas, con mayor o menor peso en una u otra según la persona, según el entorno y según la emoción. 

Los matices expresivos para comunicar nuestras emociones, los empezamos a desarrollar desde que nacemos. El bebé humano posee un repertorio de comunicación con su entorno muy limitado, por lo que cuantos más matices pueda comunicar con sus gestos además de con sus llantos, gritos y demás sonidos, mayores serán sus probabilidades para obtener lo que desea. Así, vamos aprendiendo también la relación causa-efecto a la vez que crecemos y nos desarrollamos. 

Una vez que adquirimos el lenguaje, nos resultará más sencillo expresar, además de con gestos, nuestras necesidades y estados internos. Sin embargo, no siempre lo hacemos. ¿Te has preguntado alguna vez por qué? ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de lo que sentimos, de lo que necesitamos, de lo que querríamos pedir y que no hacemos? 

Me surge una idea, ¿y si no llegamos nunca a superar nuestra etapa de "bebés"? ¿Y si por muchos años que cumplamos no llegamos nunca a sentirnos como seres autónomos 100%? ¿Y si nos genera miedo "defraudar", "ser incomprendidos/as", "invadir",....o lo que sea que nos produce bloqueo? 

La educación emocional que hemos recibido no resulta nada facilitadora para la expresión emocional, dado que se podría resumir ésta en la famosa frase "no dejes que tus emociones te controlen" o bien, "que no se te note..." así que si, probablemente no hemos superado aún nuestra etapa de desarrollo infantil respecto a las emociones, a qué hacer con ellas, a cómo relacionarnos con ellas, a dónde colocarlas en nuestro contexto personal y profesional. 

Y entonces, ¿qué hacemos ahora? Pues yo diría que si hace falta "volver a la escuela", volvamos. La escuela que necesitas para entenderte como ser emocional y vivir tus emociones sin miedo puede ser desde: psicoterapia, talleres de desarrollo personal relacionados con emociones, autoestima, comunicación, etc., psicodrama, o por qué no, coaching. La decisión es tuya, busca la que mejor se adapte a ti o la que creas será más potente para tus necesidades. 


(*) Isabel Güell, "El cerebro al descubierto. De la emoción a la palabra". Ed. Kairós. 

14 de enero de 2015

El necesario feedback para seguir con motivación

¿Dispuesto/a a escuchar el feedback?
Si, cuando nos planteamos un reto en nuestra vida, cuando hemos esbozado un lugar soñado o imaginado donde queremos estar dentro de x tiempo, cuando nos hemos propuesto algo, necesitamos saber que estamos dando los pasos adecuados, que vamos en la dirección correcta al ritmo adecuado.

¿Qué elementos, hitos vas a tener en cuenta para saber que estás en la buena dirección? ¿Cómo saber que tienes algo que revisar, modificar o desechar? ¿Cuándo saber si debes continuar o sería mejor hacer una pausa?

El feedback, tener información de vuelta, es lo que nos permite evaluar y tomar decisiones, nos permite re-considerar, nos permite comprobar lo que hemos hecho bien y qué otras acciones serían mejorables.

Considero que el feedback es muy importante en muchos ámbitos de nuestra vida y a veces cae en el olvido.

¿Cuándo ha sido la última vez que un amigo/a te ha dicho lo que le gusta de ti, lo que haces bien, lo que más valora o aprecia?
¿Cuándo ha sido la última vez que alguien en el trabajo te ha dicho lo que has hecho bien y lo que sería bueno que revisaras?
¿Cuándo ha sido la última vez que has hecho tu propia autoevaluación para descubrir tus fortalezas y tus áreas de mejora?

¿De qué manera puedes comprobar que estás siguiendo los pasos adecuados para llegar a ese lugar que deseas?

En muchas ocasiones, tiramos la toalla, dejamos de soñar e intentarlo porque no tenemos feedback del entorno (o de nosotros mismos) para saber si merece o no la pena.

Te propongo que en las próximas semanas dediques tiempo a recibir feedback sobre algo en concreto que desees revisar o considerar (puede ser profesional o personal), algo que para ti sea importante. Primero, respóndete a ti mismo/a con sinceridad y después pregunta a tu entorno. Finalmente, saca conclusiones y busca la mejor manera de extraer aprendizajes y nuevas acciones a la información obtenida.


¿Pruebas?

12 de enero de 2015

Nadie dijo que fuera a ser fácil

Soltando las creencias nos ayuda a renacer
Reconozco que tengo mi particular y extraño debate interior acerca de si las cosas deberían resultar sencillas o fáciles o por el contrario tiene sentido esforzarse para lograr el resultado que anhelas.

Y aunque resulte extraño soy capaz de argumentarme lo uno y lo contrario y casi de convencerme, así que he optado por no creer ni lo uno ni lo otro. ¿Resulta, pues, importante creer una cosa o la contraria? Desde mi punto de vista si, pues creer que el esfuerzo es una pieza clave me permite no volver a encenderme un cigarro aunque me apetezca muchísimo en estos momentos, pero creer ciegamente en este concepto del esfuerzo me ha impedido a veces no distinguir cuando era el momento de rendirse.

Por eso, a veces, busco cuestionarme las creencias más profundas, esas ideas que tengo acerca de la familia, de la amistad, de las relaciones de pareja, del trabajo, del dinero, de la salud, del juego, del amor a primera vista, del choque de culturas, de las religiones, etc, etc…

Cuestionarme significar permitirme abrir un espacio increíble en mi cabeza, en mi cuerpo, en mi vida. Significa dar paso a nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas posibilidades. Significa ver más allá de lo que inicial, profundizar o hacer saltar por los aires todo lo anterior.

Cuestionarse ideas, juicios, creencias no es necesariamente sencillo, pero tampoco ha de serlo para divertirme y enriquecerme. No busco la complejidad, aunque no huyo de ella.

Los procesos de coaching, los procesos de búsqueda de respuestas, los procesos de crecimiento personal pueden ser complejos y por momentos intensos. Pueden movernos los cimientos, las estructuras que nos mantienen seguros y estables. Nadie dijo que fuera a ser fácil, lo que si digo es que merece la pena. ¿Pruebas?


7 de enero de 2015

Entrenamiento positivo, huyendo del autocastigo

¿Tienes o has tenido un perro, gato, caballo u otro "animal de compañía" en tu vida? Es muy posible, salvo que seas un/a lector/a muy joven, que en algún momento hayas escuchado o incluso puesto en práctica, consejos basados en el castigo para la educación de tu compañero de cuatro patas. 

Un castigo muy conductista, es decir, aplicar una consecuencia negativa o la retirada de un refuerzo positivo para eliminar conductas indeseadas y muy difundido en muchas facultades de psicología. 

¿En qué se basa este entrenamiento? Básicamente, en la idea de la existencia de comportamiento indeseable y en la necesidad de su eliminación. Es decir, basamos nuestro pensamiento e interpretación del comportamiento de "otros" (animales o personas) en lo negativo. En la idea de que necesariamente aparecerán comportamientos que juzgamos como negativos o indeseables. 

¿Y si fuese al contrario? ¿Y si los comportamientos no son ni negativos ni positivos? 

Bajo esta filosofía surge la idea del entrenamiento positivo que, curiosamente se basa en los mismos principios conductistas que el entrenamiento basado en el castigo. Se trata de reforzar los comportamientos que deseamos que se repitan e ignorar los que nos incomodan. Es decir, se basa en la idea de que el comportamiento surge con una finalidad determinada y actuamos sobre éste simplemente con el fin de facilitar que se repita (que el perro cruce las calles de manera segura, que respete el espacio de otros animales o personas, etc.). 

¿Qué tiene que ver esto con las personas o con el desarrollo personal? Yo creo que mucho. Creo que nos puede ayudar a observar dónde ponemos el foco, a tomar conciencia de en qué nos fijamos. ¿Observo lo que quiero que se repita porque es positivo y me ayuda a dirigirme hacia una meta que me potencia? O por el contrario ¿observo lo que no hago bien, lo que no sé hacer y lo que no me permite acercarme a mi objetivo? Parecería una diferencia casi imperceptible aunque desde Kaiden creemos que es muy importante. 

Definir nuestros objetivos en base positiva supone describir lo que queremos hacer, lograr o conseguir y no describirlos en términos de lo que quiero dejar de hacer, eliminar o cambiar. Describir un cambio también pasa por el mismo filtro, es decir, cambio a lo que quiero mantener, hacer o iniciar y no a lo que quiero eliminar. Y esta visión se basa en el respeto a uno/a mismo/a y a la idea de aceptarnos y apreciarnos como somos y no como "queremos ser" (definición que muchas veces no es propia y nos viene definida por las expectativas del exterior). 

El problema que puede acarrear definir tus objetivos o cambios a través de la necesidad de omitir ciertas cosas, es que suele asociarse al autocastigo, es decir al reproche. Si nos definimos a través de aquello de lo que nos queremos alejar, será fácil entrar en el reproche cuando no lo consigamos. Por el contrario definirnos por los objetivos que deseamos logar, nos permitirá tener una medida para reforzarnos o aprender cuando no llegamos. ¿Ves la diferencia? 

Te invito a hacer un experimento. Aprovechando que está recién empezado el año, si has hecho una lista de propósitos para este año, te invito a revisarla. Quizás has escrito algún propósito en términos del tipo "no hacer" o "dejar de hacer". Prueba a escribirlos en positivo, por ejemplo, si te has propuesto dejar de fumar, podrías escribir una alternativa del tipo "incorporar hábitos saludables" o "llevar una vida más saludable y respetuosa con mi cuerpo y mi mente" o "empezar a ser una persona no fumadora", por ejemplo. Revísalos uno a uno e intenta cambiarlos, a ver qué pasa. Si te apetece, en unas semanas nos cuentas el resultado. 

5 de enero de 2015

Empezando la carrera o los planes de acción hacia el logro

 5 de enero de 2015, definitivamente ha empezado el año nuevo y una nueva semana de este mes. 

¿Tienes una empresa? ¿Eres autónomo/a? ¿Tienes un puesto de responsabilidad en el que la toma de decisiones y la planificación estratégica son cruciales? En ese caso, seguramente estarás en pleno diseño de los planes de acción necesarios para lograr los objetivos que te hayas propuesto para este 2015. Estarás valorando cuales son los recursos y acciones clave para llegar a tus segmentos de mercado de una manera más directa. Quizás te hayas planteado mejorar las relaciones con tus clientes (incluyendo al cliente interno) y optimizar los canales para lograrlo. O ¿tienes una nueva propuesta de valor para este año? De alguna manera, todas las personas para las que nuestra fuente de ingresos depende en un alto porcentaje de nuestras decisiones y acciones, estamos inmersas en estas tareas. 

Imaginémonos por un momento que estamos en la linea de salida de una pista de atletismo. Imaginemos que nos disponemos a iniciar una carrera. ¿Qué pensamientos aparecen en tu mente? ¿Qué emociones o sentimientos vienen a visitarte? Ponte por un momento en situación. Quizás sientas un aleteo en el estómago, tensión en los músculos de piernas y brazos y notes como tu respiración cambia. ¿Dónde ves la meta? Si te dispones a correr una carrera rápida de 100 metros el  planteamiento será muy diferente al de una carrera de 1.600 metros. ¿Y si es una carrera de obstáculos? ¿Aparecen quizás algunos miedos o retos distintos? 

¿Qué frase te repites más? un "voy a lograrlo, confío en mis recursos" o un "espero no llegar el/la último/a"; "me siento preparado/a" o "que nervioso/a estoy, espero no caerme"; "no sé si llegaré en primer lugar, lo que si sé es que llegaré" o "a ver si no me da un calambre y debo abandonar"....

Es importante observar qué frases nos repetimos más a menudo y nos hablarán, de alguna manera, del previsible resultado de la carrera. Es importante observar nuestro pensamiento cuando empezamos a diseñar nuestro plan de acción. 

Un plan de acción que nos encamina al logro, es un plan de acción que cuenta con nuestras fortalezas y supera nuestras limitaciones; es un plan de acción ilusionante y motivante; es un plan de acción realizable aunque retador; es un plan de acción con hitos intermedios que nos permitirán revisar y rectificar si es necesario; es un plan de acción definido y con posibilidad de diseñar vías alternativas si fuese necesario; es un plan de acción a tu medida, a la medida de tu equipo. 

¿Crees que necesitas apoyo para definir tu plan de acción para 2015? ¿Crees que puedes disipar los pensamientos negativos o catastrofistas que te restan energía para la carrera?  El coaching es una herramienta de trabajo ideal para la definición de planes de acción encaminados al logro. ¿Crees que Kaiden puede apoyarte para la definición del tuyo? Ya sabes que la primera sesión es gratuita y su función es permitirte saber si somos el apoyo que tú necesitas. Más información: info@kaiden.es 


1 de enero de 2015

Sintiendo gratitud por el 2014 o preparándonos para el 2015

Si, ha llegado el 2015 y es muy probable que de manera más o menos consciente hayamos hecho una lista más o menos larga de propósitos, de ilusiones, de nuevos hábitos que queremos incorporar, de actitudes que queremos dejar atrás. ¿es así?

Por estas fechas se llenan los blogs, la prensa de artículos sobre cómo cumplir nuestros propósitos, de cómo alcanzar nuestras metas. Y en este blog también hemos escrito sobre ello. Sobre hacer planes, sobre posponer nuestros sueños o sobre los viejos y nuevos hábitos.

Hoy me gustaría hacer una propuesta diferente para prepararnos para el año que hoy comienza. Me gustaría proponeros hacer un repaso del 2014, quizá tengamos una agenda, o un diario, o quizá podamos repasar las fotos que hicimos, algo que nos ayude a recordar cual ha sido nuestro recorrido vital por estos 365 días y nos propongamos agradecer todo lo que hemos recibido.

¿Qué personas he encontrado o reencontrado por el camino?
¿Qué lugares he conocido o visitado?
¿Qué emociones he sentido?
¿Qué amaneceres o atardeceres he observado?
¿Qué abrazos he recibido y he dado?
¿Qué miradas he cruzado?
¿Qué situaciones me han enseñado?
¿Qué puedo agradecer de este 2014?

Haz una lista, tan larga como puedas, de agradecimientos de este 2014. Comienza el año agradeciendo todo lo que has vivido, aprendido, crecido y que todo esto te llene de energía, de alegría, de fuerza, de motivación para comenzar el año nuevo.

Los nuevos propósitos, las nuevas metas que te plantees serán más efectivas si las acompañas de ilusión, de motivación y de las emoción de lo que para ti es importante. Esa lista de agradecimientos te dirá mucho sobre ti mismo/a, te hablará de las cosas que valoras, de lo que para ti es fundamental y esa es una excelente base para impulsarte en el 2015.

Te deseo un año repleto de aprendizajes y crecimiento.