27 de mayo de 2015

La prisión de los apegos....¿Cuál es tu vasija?

Para empezar a hablar sobre este tema, voy a apoyarme en un breve relato Zen sacado del blog de Maharishi Kannah.


DESEO Y RECHAZOHabía un general que estaba en su casa apreciando su colección de antigüedades, cuando de repente casi se le cae un precioso jarrón. -¡Oh! ¡Qué susto! Pensó: "He dirigido millares de soldados, enfrentando diversas situaciones de vida o muerte y jamás me atemoricé. ¿Por qué será que hoy por causa de una vasija me asusté de esa manera?”. Finalmente, él comprendió que el hecho de tener en su mente “deseo y rechazo” era la causa de su miedo. Entonces simplemente arrojó la valiosa vasija y la rompió. 

Ahora quizás entenderás mejor la pregunta del título. ¿Qué representa en tu vida o en tu momento presente la vasija? ¿Qué te da miedo perder por el simple hecho de sentir apego hacia ese objeto, posición, persona, creencia...? 

Las personas cuando tenemos tendencia a apegarnos podemos hacerlo a infinidad de "cosas", sean estas materiales, emocionales, mentales... Nos apegamos a un puesto de trabajo, a un rol dentro de la empresa o dentro de la familia. Nos apegamos a ser necesarios/as, a ser coherentes, a ser estables, a ser fuertes, a ser independientes o quizás a todo lo contrario. 

Si, las personas también podemos apegarnos a ser inestables, incoherentes, débiles o dependientes...nos apegamos a lo que conseguimos con ese rol y así dejamos que ese rasgo nos defina en nuestras relaciones. 

Vuelvo a preguntarte, ¿Cuál es tu vasija? ¿Estás dispuesto, dispuesta a romperla? 

Si necesitas apoyo, busca un buen profesional que te lo preste. En Kadien estaremos encantadas de acompañarte en ese proceso o de recomendarte al profesional que realmente necesites.  

25 de mayo de 2015

¿Enfrentarnos o aceptar la crisis?

Una de las confusiones que se han generado alrededor de la psicología positiva y por lo tanto del coaching, es la creencia de que pase lo que pase, debemos enfrentarlo con coraje y valentía. 

Desde luego es una de las opciones, siempre que la persona que va a abordar la situación la elija desde su libertad de acción y de toma de decisiones. 

Otra opción que se me ocurre igualmente válida, es aceptarla. Aceptar la situación nada tiene que ver con "conformarnos" sino todo lo contrario: "vale, me toca vivir una crisis, no siento que pueda hacer nada por evitarla o enfrentarme a ella con fortaleza, la dejo pasar y veo qué puedo hacer/aprender de esta situación, de mí". 

A veces la falsa idea de mantenernos fuertes ante cualquier situación, con entereza y buen humor genera mucha frustración. De pronto te encuentras nadando contra una corriente que cada vez cansa más tus brazos y piernas, tu coherencia y fuerza y sientes que no puedes más. ¿Qué pasa si te das permiso de no poder más? ¿A quién sientes que vas a defraudar? ¿El mundo se acabará?  Te lo ilustro con un ejemplo, con mi ejemplo: 


Mañana de lunes con una lista de tareas ilusionantes por hacer. Una semana por delante muy motivante y llena de actividades. Me voy a la cama pronto para empezar el lunes con fuerza y.....a las 4:00 de la mañana me levanto ¡Me he pillado un virus! No duermo nada y no soy capaz de pensar o moverme cuando el despertador suena... Me podría enfadar conmigo o con mi suerte o con el virus y renegar de mi "mala suerte", refunfuñar y entrar en el bucle del enfado...podría haberlo hecho si. ¿Qué ganaba? Desde mi visión, nada y en cambio hubiese perdido mi equilibrio emocional y mental, probablemente además de los síntomas que tengo ahora mismo, habrían aparecido otros asociados al estrés y al enfado. ¿Me puedo permitir "perder" la mañana de un lunes? Soy autónoma, valorarlo tú mismo/a...y sin embargo mi cuerpo no acompaña. ¿Me conformo? Pues no, lo acepto y eso significa que de las tareas previstas se quedarán unas cuantas en el listado de "pendientes de hacer" y que mañana martes mi agenda estará un poco más apretada...y ya está. Lo acepto sin enfadarme, sin "echarme la bronca" y aprovechando la experiencia para escribir esta entrada. 

A veces el entorno no nos acompaña o facilita la realización de nuestros planes, puedes elegir pelearte con él o aceptarlo y modificar tus planes, la clave está en la flexibilidad y la aceptación, actitudes que si se pueden cultivar en un proceso de coaching, empoderándote e invitándote a abrir aún más el abanico de posibilidades para afrontar una crisis. 

¡Tú  decides! 

20 de mayo de 2015

El universo de tus emociones

El Universo de las Emociones es un proyecto precioso que nos puede ayudar a mejorar nuestra vida en la medida en que nos ayuda a gestionar nuestras emociones. Igual que tenemos representaciones gráficas de nuestro universo, de sus estrellas, cometas, planetas, etc, han logrado hacerlo con nuestras emociones. Partiendo de las emociones básicas, hasta completar más de 300.

A través de una imagen gráfica nos ayuda a comprender qué tipo de emociones sentimos, la relación existente entre unas y otras, cómo se vinculan o se conectan, cómo se mueven o cambian...vamos, en definitiva, nos ayuda a conocernos y comprendernos mejor. Casi nada!!

Esta sería la imagen del Universo completo...(la leyenda es importante)



Y si queremos profundizar un poco más...


Aquí ya podemos ver cómo de la emoción Amor, podemos recorrer la amabilidad, el cariño, la ternura, el interés, la aceptación, el respeto, la confianza, el afecto...y cómo éstas están agrupadas y cómo se relacionan...¿no os parece maravilloso?

Y si viéramos el universo del "miedo"...


Y la tristeza...


Veo la tristeza y me asombro de la complejidad de esta galaxia...qué de matices!!!

¿Conoces tu universo emocional o crees que tu campo emocional también se merece un viaje espacial (y especial)?

Sólo dar la enhorabuena a las personas que han creado este trabajo (Rafael Bisquerra, PalauGea, Eduard Punset) por contribuir un poco más a la difusión de la importancia de la gestión emocional.


18 de mayo de 2015

15 años después...

Este fin de semana he tenido la oportunidad de volver a visitar, 15 años después, Oporto. La verdad es que mi memoria de pez permite re-visitar ciudades, libros, películas sin problema ninguno. Casi todo lo vivo como si fuera la primera vez y eso, aunque parezca una pérdida de tiempo, en realidad, es un lujo maravilloso.

Es verdad que a medida que pasaba por las calles, algún fogonazo decía, si, si…me suena esta calle, me suena esta vista, pero parecido a lo que se puede sentir cuando has visto un trailer antes de ver una película. Vamos, que no te impide disfrutar al 100% de la “nueva experiencia”.

¿Y si viviéramos cada día como si fuera la primera vez? La primera vez que bebemos ese zumo de naranja, la primera vez que escuchamos el piar de un pájaro, la primera vez que olemos el aroma de la lavanda, la primera vez que sentimos el fresco de la mañana, la primera vez….

Esa frase tan manida de “vivir el presente, vivir el ahora” tiene que ver con estar en lo que acontece en este instante y vivirlo, respirarlo, observarlo…aceptándolo.

Para mí, este nuevo viaje a Oporto, ha supuesto un aprendizaje importante (con la inestimable ayuda de mi no memoria). Vivir cada instante como si fuera la primera vez permite sentirlo, percibirlo con la mirada de quien soy en este instante.

No quedarse atrapada en lo que fui o sentí, para dar paso a lo que soy y siento en este instante. Presente, presente y más presente.

Y esto me recuerda a los procesos de coaching. Cuando alguna vez algún cliente vuelca durante mucho tiempo su mirada hacia atrás, como buscando razones y explicaciones, le digo “presente, presente y más presente” ¿Qué está sucediendo ahora?


Pues para eso me ha servido también este viaje, para estar en el presente, presente y más presente. 

13 de mayo de 2015

Mindfulness y autoestima o ¿qué quieres ver en el espejo?

Algunas ideas, preguntas, dilemas, ... se instalan en tu mente y te entretienes preguntándote por qué. Buscas, lees, confrontas, debates sobre el tema y vas asentando algunas claves que hacen sentido en tu contexto mental, emocional y social. 

En mi caso, uno de estos dilemas es: por qué existe una tendencia a juzgar (a otras personas, a nosotras/os mismas/os, a lo que sucede,...) tan generalizada. 

En muchas conversaciones escuchas juicios de valor. Tanto en conversaciones ajenas como de personas de tu entorno profesional y personal. Escuchas y lees juicios de valor en la prensa, en personajes públicos, en cuentos y relatos, en todos los sitios...¿por qué? 

Recientes lecturas están asentando la siguiente idea en mi cabeza, a ver si a ti te hace algo de sentido también. 

Se nos educa o se nos hace creer que "lo perfecto es posible", que ese ideal (sea cual sea) de comportamiento, habilidades, resultados, etc. es una meta alcanzable y se va gestando un juez interior que empieza a coger fuerza y evalúa todo lo que hacemos o dejamos de hacer, decimos o dejamos de decir, pensamos o dejamos de pensar, sentimos o dejamos de sentir. Cuando crecemos usamos a ese mismo juez para evaluar a otras personas, en función de si se acercan a "mi" idea de perfección (idoneidad, lo correcto, lo normal, llámalo como quieras llamarlo) o no. 

Este juez es un intruso que suele competir con nuestra autoestima, es decir o mi autoestima es fuerte y le pide al juez que se calle o si el juez es quien manda, mi autoestima está adormecida, callada, escondida en algún lugar de mi interior. Y cuanto más duro es el juez, más pequeña se hace mi autoestima, cuanto más selectiva es su atención (diría que estrecha también) menos recursos tiene mi autoestima para liberarse de él. 

El exterior además, me refleja que esa es la manera "correcta" de pensar y de vivir, usando al juez para evaluar y actuar (o dejar de hacerlo) pues encuentro a muchas otras personas que hablan y piensan (o eso dicen) como yo, a través de sus jueces. 

¿No sientes ahora mismo ganas de gritar y mandar al juez a un rincón? ¿No te apetece pedirle que se calle de una vez por todas? 

A veces es difícil hacerlo, lleva mucho tiempo acompañándonos y no sabemos cómo enfrentarnos a él. Te cuento un secreto, la respuesta está a tu alcance. 

Lo primero es trabajar la aceptación, es decir, reconciliarte con lo vivido, con quien eres y saber que la perfección es una construcción de la mente que no necesita evaluarlo todo. Aceptar supone un gran paso hacia el bienestar, significa que no todo te va a gustar, no todo te va a "venir o parecer bien", que sentirás malestar en ocasiones y que no siempre podrás hacer algo para remediarlo. Lo que si puedes hacer es aprender a vivir con ello, a superarlo, a transitarlo. 

Una herramienta que nos conecta con la aceptación y que fortalece la autoestima es el mindfulness. Esta práctica nos ayuda a "apagar" el megáfono de nuestro juez interior y refuerza la aceptación y la paciencia, elementos que alimentan sanamente a nuestra autoestima. 

La terapia, el yoga, o incluso el coaching también son recursos que nos ayudan a conectar más con la aceptación y conmigo sin necesidad de usar al juez para filtrar la realidad (ideas relacionadas con la entrada que escribí hace un par de días...como puedes ver, es un tema que me interesa).

¿Quieres que tu juez empiece a perder fuerza? Te invito a que al menos hoy, seas consciente de qué juicios de valor emites en el trabajo, en tu entorno familiar y personal...¿Cuantos has contado? ¿Crees que mañana puedes omitir alguno? Te invito a probar y a ver qué pasa...con aceptación. 

11 de mayo de 2015

¿La realidad existe? ...¿Cómo lo sabes?

¿La realidad existe? ¿Cómo lo sabes? ¿Como la defines, desde dónde lo haces? 

Al final de esta entrada, te dejo un vídeo de poco más de 25 minutos que cuestiona este concepto desde la ciencia. 

Lo que nos viene a resumir es la idea de que la realidad, sea cual sea, no es lo que se representa en nuestra mente, es decir, no es lo que percibimos, sino solo una parte de ella. Percibimos selectivamente la información de nuestro entorno y en base a esta percepción, construimos nuestra idea del mundo: interpretamos, decidimos, actuamos, juzgamos, ... vivimos. 

Es decir, aquello en lo que basamos nuestras decisiones, tiene razón solamente de manera parcial, no es absoluto. Y eso se repite para cada persona que existe, su cerebro construye una interpretación de la  realidad en base a la que decide, actúa, interpreta,...

Ahora mismo, tras leer estos párrafos ¿sientes que merece la pena seguir enfadado o enfadada con esa persona que "no te entiende"? ¿Sientes que merece la pena discutir con tu compañero/a de la oficina que nunca está de acuerdo contigo? ¿Sientes que la última discusión con tu pareja supone un punto de inflexión definitivo? 

En ocasiones, en muchas ocasiones diría yo, nos olvidamos de esta simple cuestión: "el mapa (lo que mi cerebro representa de lo que sucede en mi entorno) no es el territorio (realidad sin ser filtrada por ningún cerebro)" y entramos en debates interminables, lo cual puede ser muy enriquecedor si dejamos fuera a nuestros egos, si no nos acaloramos, ofuscamos, enfadamos o decepcionamos con la persona que tenemos delante. Y si lo hacemos, si nos enfadamos, aceptamos que este enfado tiene que ver más conmigo que con la otra persona y no me apego a él, permitiendo que la relación se reconstruya y fortalezca desde las diferencias. 

El coaching se complementa con algunas herramientas poderosas, como la práctica de la atención plena, la inteligencia emocional, focusing, PNL y otras tantas más que nos ayudan a entendernos desde las emociones para construirnos desde la razón aquellas metas u objetivos que nos potencian. 

¿Quieres probarlo? ¿Crees que puede ser un buen complemento para ti esta primavera? Ya sabes que te ofrecemos una primera sesión de prueba gratuita y sin compromiso: info@kaiden.es 


6 de mayo de 2015

¿Qué sucede si no evaluamos el desempeño de nuestros equipos?

¿Qué criterios seguimos al evaluar a nuestros equipos?
En realidad, esta pregunta es un poco falaz, pues aunque no lo creamos, siempre evaluamos a nuestros equipos, lo hagamos de manera más o menos sistemática. De manera involuntaria hacemos una valoración del desempeño constantemente.

Entonces, la pregunta realmente debería ser algo así ¿Qué sucede cuando no evaluamos a nuestros equipos a través de un método formal? Pues que en realidad los resultados de nuestra “evaluación” no sirven para casi nada. Porque no es evaluación ni es nada, lo podemos dejar en observación, juicio y conclusiones.

Conclusiones casi invariables. Una vez que nos hayamos hecho una idea de un/a trabajador/a resulta muy improbable modificarlo. Las siguientes observaciones las haremos con la influencia de esa primera valoración por lo que las subjetividades se van sumando.

Y esa es una de las más graves consecuencias de la evaluación informal, que al carecer de una sistematización (quien evalúa, cuando, cuantas veces, qué se evalúa, para qué la vamos a utilizar, etc) se puede utilizar como excusa para lo que queramos (despidos, modificación condiciones laborales, reprimendas, etc). ¿Quién no comete errores en el desempeño de su trabajo? Nadie.

Por eso, si se evalúa en cualquier momento y sobre aspectos no comunicados y acordados previamente, la evaluación es una trampa y nos sirve para nada de lo que debería ser, que es para el desarrollo de las personas.

Una evaluación del desempeño, adaptada a la cultura y valores de cada organización, puede ayudar a identificar áreas de formación continua, ayuda a facilitar criterios para la remuneración variable, eleva los niveles de compromiso y motivación de la plantilla, aumenta la eficiencia de los procesos al detectar márgenes de mejora de manera constante y más y más beneficios.

Crear e implementar un modelo de evaluación del desempeño en nuestra organización o en nuestros equipos resulta básico para desarrollar a las personas, para mejorar, para adaptarnos a la realidad cambiante, para innovar, para retener el talento.

Resulta fundamental identificar las consecuencias o el coste de no evaluar. ¿Se lo puede permitir tu organización o tu equipo?




3 de mayo de 2015

Buceando en lo esencial o superar la insatisfacción constante.

Profundizar en nuestros deseos
Llevo un tiempo leyendo lo común o habitual que resulta sentir insatisfacción tras haber logrado lo esperado o soñado. Y claro, no resulta cómodo sentir esa insatisfacción pues ésta nos invita a intentar algo distinto y así sucesivamente. Y claro, ¿Cuándo nos sentiremos satisfechos/as al lograr lo que nos hemos propuesto?

Considero que algunos elementos que provocan dicha insatisfacción es apegarnos mucho al resultado (podemos hablar otro día sobre esto) y no haber buceando en lo esencial del propósito.

¿A qué me refiero con bucear en lo esencial?

En los procesos de coaching se trabaja mucho, cuando una persona se plantea un cambio (propósito, objetivo, meta, sueño…) profundizar en el para qué de dicho objetivo, en qué valores sustentan dicho objetivo, comprobar si dicho objetivo es ecológico o por el contrario provocará “daños colaterales” en otras facetas de la vida de la persona, conectarlo con la sensación de éxito asociado a dicho objetivo.

Es maravilloso que las personas queramos mejorar y desarrollarnos y una de las claves (para no caer en esa insatisfacción en bucle) pasa por bucear en lo que deseamos.

Propuesta de trabajo

Cuando te preguntes ¿Qué deseo lograr? ¿Qué quiero cambiar? ¿Qué espero dejar atrás? no te quedes con las primeras respuestas. Haz la prueba a preguntarte repetidamente después ¿Para qué deseo lograr eso? Y tras responder, vuelve a preguntarte ¿Para qué?, así hasta que hayas encontrado una idea más profunda de lo que realmente deseas lograr en tu vida.


Estoy segura que la respuesta te sorprenderá de alguna manera y te ayudará a conectar con lo esencial, con tu propia esencia.