Seguro que en algún momento de tu vida las
cosas no han salido como esperabas o deseabas. Seguro que cuando eso ha
sucedido has sentido un conjunto de emociones parecidas a la decepción, enfado,
quizá cierta tristeza y por qué no vamos a decirlo, cierta frustración.
Dependiendo de la energía, esfuerzo e ilusión hayas puesto en el proceso, las
emociones serán más intensas o menos, te durarán más o menos tiempo.
Si no te ha pasado, siento decirte que has
intentado pocas cosas distintas o has salido pocas veces de tu
zona de confort.
Negar que algo nos frustra o negar que
estamos contrariados/as es negar las emociones que de manera natural aparecen
en el acontecer diario. Las emociones, en este caso emociones no agradables,
nos informan de cómo nos va y de nuestras relaciones con las demás personas.
Por eso es tan importante el concepto de la
aceptación. Aceptar lo que estamos sintiendo, lo que estamos viviendo y dejar de
huir hacia una negación que no sólo no nos servirá a largo plazo sino que nos
impedirá aprender de los “errores” cometidos para cambiar lo que sea necesario
la próxima vez que lo intentemos.
Es importante la fase de la aceptación para
comprender que entre intento e intento hay un espacio de tiempo en el que (me)
observo y aprendo de mi y de a situación para hacerlo cada vez mejor.
Leí hace tiempo este texto sobre la aceptación
que considero maravilloso. Menciono a la autora que figuraba donde leí el texto
aunque no he podido confirmarlo.
“La vía de salida
de nuestra prisión comienza con la absoluta aceptación de todo lo concerniente
a nosotros mismos y a nuestras vidas, aceptando con plena atención y cuidado nuestras experiencias de cada
instante.
Con “aceptarlo
absolutamente todo” me refiero a ser conscientes de lo que sucede en nuestro
interior -mente y cuerpo- en un momento dado sin tratar de controlarlo,
juzgarlo o alejarlo.
No quiero decir que
debamos tolerar cualquier comportamiento perjudicial -nuestro o de los demás-,
sino que éste es un proceso interior de aceptación de nuestras
experiencias reales del momento presente.
Eso significa
sentirse triste o sentir dolor sin resistirse.
Si rehuimos alguna parte
de nuestra experiencia, si nuestro corazón excluye cualquier faceta de lo que
somos y de lo que sentimos, estaremos alimentando los miedos y sentimientos de
separación que sustentan el trance de sentirnos indignos. La aceptación
desmantela directamente los cimientos mismos de este trance.”
Tara Brunch
Creo que gestionar la frustración (la decepción)
(algunas personas quizá lo llamen gestionar el fracaso o el error) pasa por la
aceptación y el aprendizaje, lo que supone tiempo y apertura a lo que va
surgiendo en los procesos de la vida. Dar tiempo y espacio.