Dedica un par de minutos a hacer un recorrido mental por tus armarios, cajones y libreros.
¿Todo lo que guardas tiene una utilidad real en tu vida actual? ¿Guardas cosas que te sirvieron en el pasado por si vuelven a hacerlo en el futuro? ¿Algunos de esos objetos no te han sido útiles nunca y los guardas por si en algún momento encuentras para qué usarlos?
¿Qué refleja este comportamiento en tu interior? ¿Quizás acumulas también creencias o valores que hoy ya no te son útiles o no reflejan la persona que eres hoy porque formaron parte de ti en tu pasado?
En nuestra sociedad tendemos al coleccionismo o la acumulación como un principio. Nos cuesta dejar marchar tanto objetos como personas, momentos como actitudes, hábitos como valores. Y así, nos juntamos con opuestos y nos sorprendemos en contradicciones, en conflictos internos que no sabemos de dónde vienen.
Leía esta mañana una frase: "soltar debe ser un acto de amor, no de miedo". Me parece una frase potente sobre la que me apetecía reflexionar. ¿Para qué acumulamos? ¿Qué estamos protegiendo con este comportamiento?
Digamos que tengo una amplísima colección de todo tipo de elementos. ¿De qué me protegen? Por más vueltas que doy a esta idea, todo termina en el mismo lugar: me protejo de mi, de mostrarme, de arriesgarme, de mi vulnerabilidad.
Si no tuviese nada guardado y en un momento determinado necesito algo que no poseo ¿Qué recursos utilizaría para conseguir mi objetivo? Los primeros recursos que se me ocurren son: mi creatividad para inventar una solución, pedir ayuda, buscar en mi entorno, la paciencia, una visión de abundancia más global y no privada, ....hay unos cuantos recursos que podemos utilizar. Así que, volviendo a la pregunta ¿por qué me protejo acumulando? ¿de qué tengo miedo?
Otra frase que en Kaiden nos encanta es "menos es más" y es que teniendo menos distracciones guardadas en mis cajones y en mis armarios, soy más yo. Teniendo menos posesiones, me expreso desde mi ser auténtico, sin protecciones ni disfraces. Vuelvo a mi esencia sin aditivos ni condimentos....¿te apetece probar? ¿te apetece quitar lo que no te es útil hoy?
La toma de conciencia que se logra, por ejemplo en un proceso de coaching, te conecta con esa esencia, con tu autenticidad. Con quien eres hoy para construirte y proyectarte en tu futuro deseado, sin anclajes en el pasado. A través de un proceso de coaching sueltas lastre, te liberas y te conoces, sin disfraces, ni corazas.
30 de junio de 2014
25 de junio de 2014
La gratitud como fuente de bienestar
Parece que si no hay un estudio
científico de alguna universidad del mundo occidental hablar de estas cosas
suena un poco…como llamarlo, de andar por casa o místico filosófico.
En caso es que ya hay múltiples
estudios ya que han demostrado que la gratitud (mezcla de agradecimiento y
alegría) puede ser uno de los caminos más directos al bienestar y equilibro
emocional y un elemento fundamental en una vida satisfactoria.
Caray!! La gratitud!! Pues parece
sencillo no? Aunque lo es, algunas personas a las que se lo he sugerido me han
dicho…”¿Que agradezca, el qué? Si mi vida es un asco”
Lo curioso de todo esto es que
las personas que sienten o perciben que su vida es un asco o una pena o un
drama, no suelen ser las personas que, de una manera más objetiva, lo están
pasando peor. Si, ya lo sé. Nadie de manera objetiva puede decidir la escala de
sufrimiento ajeno, pero si se puede observar desde fuera, cómo las personas
cuyas circunstancias parecen más graves, también en muchos casos, son las
personas con más disposición a salir de ellas y aplicar posibles “consejos”.
Volviendo a la pregunta ¿Qué
puedo agradecer en mi vida?
Agradezco desde lo más obvio y
profundo, como es estar viva, hasta lo más sencillo y sutil como puede ser la
sonrisa de la panadera al darme el pan del día.
Agradezco a la vida el regalo que
me ha supuesto encontrarme con personas maravillosas con las que he crecido y a
las que he amado.
Agradezco todos y cada uno de los
errores o tropezones que me han permitido aprender cada día algo nuevo.
Agradezco los momentos menos
buenos, los momentos de introspección, de incluso no comprenderme porque me han
hecho más humana y humilde.
Agradezco los retos en los que me
he embarcado, algunos conscientes otros menos, que me han hecho dar lo mejor de
mi misma cada día y descubrir recursos y habilidades que no sabía tenía.
Agradezco también lo que he
dejado atrás que me ha permitido liberarme de cargas o pesos y sentirme con
fuerzas renovadas.
Agradezco el aire que respiro, el
agua que bebo, el amor que siento…siento gratitud por todo lo que he recibido y
por la fortuna de poder dar.
Gracias a todos y todas, gracias
a la vida!!!
23 de junio de 2014
Solsticio de verano o aprender de la naturaleza para nuestros cambios personales
Parecía que no llegaría, pero ya
está aquí. Ya está aquí el verano y con él los días largos y llenos de luz y
calor.
Los solsticios son puertas al
cambio y éste, el de verano, es celebrado desde hace miles de años en casi
todas las culturas, desde la celta, azteca, maya, inca, griega, hindú, hasta
los bereberes de África.
En todas ellas hay similitudes
como el encendido de hogueras para dar fuerza al sol (que desde esta fecha
comienza a descender), para purificar lugares y personas, utilizando esas
cenizas para abonar las tierras de cosechas, para favorecer la fertilidad
femenina, para, en definitiva, permitir y favorecer que brote al exterior todo
lo trabajado a nivel interno durante los meses de invierno.
Durante los meses de invierno y
primavera hemos estado sembrando en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en
nuestros proyectos y ahora es el momento de dedicar esas horas de luz a recoger
los frutos.
Como los frutos, los cambios
internos no se producen de un día para otro. Requieren conciencia y decisión.
Pero también requieren tiempo, algo, en lo que a veces, no somos capaces de
reparar.
Observar la naturaleza puede ser
un ejercicio muy potente para descubrir que cada cambio requiere su tiempo, su
preparación y sus circunstancias. Un melocotonero, por mucho que se empeñe, no
dará sus frutos en el mes de diciembre.
Sembrar, abonar, podar, aceptar
los tiempos y tener paciencia quizá sean grandes lecciones que nos brindan la
naturaleza y sus cambios.
¿Qué símil o metáfora podría ser sembrar, abonar y podar en nuestras
vidas?
¿Quiero melocotones? Pues no
sembraré ni limones, ni manzanas, sino melocotones. Tomar conciencia de lo que
he estado sembrando hasta la fecha y si quizá estoy recogiendo frutos no deseados
porque no estoy sembrando lo que deseo obtener o no lo he sembrado en el
momento o lugar apropiado.
Abonar para mí tiene que ver con
los hábitos, con las acciones que mantienen la posibilidad de obtener lo que
deseo. ¿Qué hábitos, qué acciones me acercan a lo que me propongo?
Y podar tiene que ver con saber cortar
lo que está restando fuerza y posibilidades a mi árbol. ¿Qué creencias me están
limitando? ¿Qué relaciones son tóxicas o me debilitan? ¿De qué quiero alejarme?
¿Qué no quiero en mi vida?
Toda esa toma de conciencia y de
decisiones te la puede proporcionar un proceso de coaching. Un excelente
proceso personal que te acercará mucho más a los melocotones que quieres.
Feliz verano lleno de frutos!!!
18 de junio de 2014
Retos que nos hacen fluir
Hace unos días, en una comida campestre, la hija de una amiga decía que de mayor quería ser piloto de avión. Irremediablemente me recordó a Amelia Earhart quien en realidad encontró su pasión mucho más tarde. La primera vez que vio un avión, su reacción no fue de gusto y expresó que "era una cosa hecha de cables oxidados y madera, nada interesante".
En esa misma comida, la conversación, entre personas adultas, entró más tarde en la polémica visión que tenemos sobre el trabajo. ¿Cuál es mi trabajo soñado o cuál ha sido en los momentos cruciales de mi vida? ¿Seguimos permitiéndonos soñar y tener la convicción de que esos sueños se harán realidad en un futuro? ¿Para qué o para quién trabajo?
En este momento de mi vida, aunque mi sueño fuese ser piloto, veo poco probable llegar a hacerlo realidad. Afortunadamente no es mi sueño. Mi sueño en cierta forma puede acercarse a lo que es Kaiden o más concretamente a, en lo que Kaiden se está convirtiendo. A este proceso de mejora continua, que debe pasar previamente por un proceso de cuestionamiento, análisis, aprendizaje, desarrollo,.... Momento en el que estamos.
No sé si Elisa llegará a ser piloto de avión en un futuro. Tampoco sé si seguirá siendo su sueño dentro de 12 años. Lo que si sé, es que en su entorno encontrará ese apoyo e impulso para perseguir sus sueños. Impuso que por desgracia, no nos es regalado a todas las personas.
Existe, aún hoy, en nuestra sociedad una visión sobre el trabajo ideal: un trabajo que, aunque no te guste del todo, sea para "toda la vida" y te permita pagar tus facturas y tener una jubilación "decente". Esta visión, se transforma en "prepárate unas oposiciones, las que sean", entre otras cosas. Y es allí, cuando adoptamos estas creencias y las hacemos nuestras, cuando nuestra pasión se encierra y no encuentra por dónde salir. Cuando dejamos de fluir, de soñar, de aspirar, de aventurarnos.
Y así, llegamos a un momento en nuestra vida en la que sentimos la necesidad de preguntarnos ¿cuál es mi reto profesional? ¿cuál es el océano que quiero sobrevolar? ¿cuál es la aventura que en este momento me hará fluir? Irremediablemente, para responder a estas preguntas, deberemos alejarnos de la creencia de un trabajo, sea cual sea, para toda la vida y centrarnos en aquello que nos hace vibrar.
¿Qué te hacía vibrar de pequeño/a? ¿Qué sueño te sigue sacando una sonrisa inconsciente? ¿Qué quieres hacer con esa energía hoy? ¿Qué te está frenando para conseguirlo?
En esa misma comida, la conversación, entre personas adultas, entró más tarde en la polémica visión que tenemos sobre el trabajo. ¿Cuál es mi trabajo soñado o cuál ha sido en los momentos cruciales de mi vida? ¿Seguimos permitiéndonos soñar y tener la convicción de que esos sueños se harán realidad en un futuro? ¿Para qué o para quién trabajo?
En este momento de mi vida, aunque mi sueño fuese ser piloto, veo poco probable llegar a hacerlo realidad. Afortunadamente no es mi sueño. Mi sueño en cierta forma puede acercarse a lo que es Kaiden o más concretamente a, en lo que Kaiden se está convirtiendo. A este proceso de mejora continua, que debe pasar previamente por un proceso de cuestionamiento, análisis, aprendizaje, desarrollo,.... Momento en el que estamos.
No sé si Elisa llegará a ser piloto de avión en un futuro. Tampoco sé si seguirá siendo su sueño dentro de 12 años. Lo que si sé, es que en su entorno encontrará ese apoyo e impulso para perseguir sus sueños. Impuso que por desgracia, no nos es regalado a todas las personas.
Existe, aún hoy, en nuestra sociedad una visión sobre el trabajo ideal: un trabajo que, aunque no te guste del todo, sea para "toda la vida" y te permita pagar tus facturas y tener una jubilación "decente". Esta visión, se transforma en "prepárate unas oposiciones, las que sean", entre otras cosas. Y es allí, cuando adoptamos estas creencias y las hacemos nuestras, cuando nuestra pasión se encierra y no encuentra por dónde salir. Cuando dejamos de fluir, de soñar, de aspirar, de aventurarnos.
Y así, llegamos a un momento en nuestra vida en la que sentimos la necesidad de preguntarnos ¿cuál es mi reto profesional? ¿cuál es el océano que quiero sobrevolar? ¿cuál es la aventura que en este momento me hará fluir? Irremediablemente, para responder a estas preguntas, deberemos alejarnos de la creencia de un trabajo, sea cual sea, para toda la vida y centrarnos en aquello que nos hace vibrar.
¿Qué te hacía vibrar de pequeño/a? ¿Qué sueño te sigue sacando una sonrisa inconsciente? ¿Qué quieres hacer con esa energía hoy? ¿Qué te está frenando para conseguirlo?
16 de junio de 2014
Ahondando en la gestión emocional
Mucho hemos hablado ya de las emociones en este espacio. Muchos libros y manuales, conferencias y ponencias hemos visto en youtube sobre este apasionante tema.
Algunas personas tenemos una idea más o menos general sobre lo que es la gestión emocional, la inteligencia emocional o sobre el genérico papel que cumplen las emociones en nuestras vidas.
Podemos leer manuales sobre psicofisiología o neurología y encontrar algo de luz o no.
¿De qué hablamos cuando decimos "gestión emocional"?
Este concepto está íntimamente relacionado con las teorías sobre inteligencia emocional que en los últimos años se han popularizado y que intentan explicar qué sucede con las emociones en nuestro organismo, en nuestras relaciones y en nuestra vida, en general. Buscan aportar herramientas o una visión sobre las diferencias humanas, interespecies, intersujetos de cada especie, etc.
Así pues la gestión emocional es lo que hace nuestro cerebro con los estímulos interpretados como relevantes por nuestro sistema límbico. Un área del cerebro relativamente pequeña que transmite la información a una gran velocidad y que indica al resto de nuestro cerebro y de nuestro cuerpo, cómo reaccionar.
Es decir, hablaríamos de una capacidad más o menos intrínseca a la persona que está relacionada con su genética, con sus experiencias emocionales previas, con sus habilidades cognitivas y emocionales, con quien es esa persona.
Y esta gestión emocional ¿es inamovible?
Pues en mi opinión y en la de grandes expertos y expertas sobre el tema, no lo es (consultar bibliografía de Linda Lantieri o Leslie Greenberg, por ejemplo). Nuestra capacidad para gestionar lo que habitualmente sucede ante respuestas emocionales, se puede alterar en función de muchos y diversos elementos.
Dado que esto no pretende ser un manual sobre la gestión emocional, sino una entrada de un blog, vamos a hablar, esta vez, solamente de uno de ellos. El refuerzo.
Ante una reacción visible determinada sobre una respuesta emocional de una persona concreta, el entorno y ella misma reaccionan de una manera u otra. Si ante los gritos de alguien que expresa su enfado la reacción del entorno refuerza su necesidad (obtiene lo que desea), esta respuesta tendrá muchas más probabilidades de repetirse que si no lo obtiene. Asimismo, si ante esta respuesta del entorno la persona se visualiza de una manera "positiva" respecto al rol que desempeña o que cree desempeñar, ante sus valores, ante las creencias que posee sobre cómo debe funcionar el mundo, la respuesta muy probablemente se convertirá en un patrón habitual.
Si por el contrario el refuerzo es "negativo", las probabilidades de repetición disminuirán drásticamente.
Por lo tanto, cuando encontramos respuestas emocionales que no nos gustan del todo en nosotros/as mismos/as y en otras personas, observaremos qué está manteniendo esta respuesta y decidiremos si queremos contribuir en un cambio. Contribuir si hablamos de otra persona o realizar si hablamos de mi. ¿Qué estoy reforzando? ¿Qué valores hay detrás que mantienen esta respuesta? ¿Cuál es mi sistema de creencias que justifica este tipo de respuesta?
En procesos como el coaching o la terapia, se trabaja eficazmente en este tipo de cuestiones. Indagando qué hay debajo de la respuesta observable y generando un cambio profundo y duradero. ¿Quieres saber más sobre el trabajo en la gestión emocional en un proceso de coaching? ¿Por qué no nos preguntas? info@kaiden.es
Podrás encontrar en este blog algunas entradas bajo la etiqueta gestión de emociones o gestión emocional. En marzo de 2013 publicamos una entrada con el título La regulación emocional y el refranero popular por si te interesa revisarla.
Algunas personas tenemos una idea más o menos general sobre lo que es la gestión emocional, la inteligencia emocional o sobre el genérico papel que cumplen las emociones en nuestras vidas.
Podemos leer manuales sobre psicofisiología o neurología y encontrar algo de luz o no.
¿De qué hablamos cuando decimos "gestión emocional"?
Este concepto está íntimamente relacionado con las teorías sobre inteligencia emocional que en los últimos años se han popularizado y que intentan explicar qué sucede con las emociones en nuestro organismo, en nuestras relaciones y en nuestra vida, en general. Buscan aportar herramientas o una visión sobre las diferencias humanas, interespecies, intersujetos de cada especie, etc.
Así pues la gestión emocional es lo que hace nuestro cerebro con los estímulos interpretados como relevantes por nuestro sistema límbico. Un área del cerebro relativamente pequeña que transmite la información a una gran velocidad y que indica al resto de nuestro cerebro y de nuestro cuerpo, cómo reaccionar.
Es decir, hablaríamos de una capacidad más o menos intrínseca a la persona que está relacionada con su genética, con sus experiencias emocionales previas, con sus habilidades cognitivas y emocionales, con quien es esa persona.
Y esta gestión emocional ¿es inamovible?
Pues en mi opinión y en la de grandes expertos y expertas sobre el tema, no lo es (consultar bibliografía de Linda Lantieri o Leslie Greenberg, por ejemplo). Nuestra capacidad para gestionar lo que habitualmente sucede ante respuestas emocionales, se puede alterar en función de muchos y diversos elementos.
Dado que esto no pretende ser un manual sobre la gestión emocional, sino una entrada de un blog, vamos a hablar, esta vez, solamente de uno de ellos. El refuerzo.
Ante una reacción visible determinada sobre una respuesta emocional de una persona concreta, el entorno y ella misma reaccionan de una manera u otra. Si ante los gritos de alguien que expresa su enfado la reacción del entorno refuerza su necesidad (obtiene lo que desea), esta respuesta tendrá muchas más probabilidades de repetirse que si no lo obtiene. Asimismo, si ante esta respuesta del entorno la persona se visualiza de una manera "positiva" respecto al rol que desempeña o que cree desempeñar, ante sus valores, ante las creencias que posee sobre cómo debe funcionar el mundo, la respuesta muy probablemente se convertirá en un patrón habitual.
Si por el contrario el refuerzo es "negativo", las probabilidades de repetición disminuirán drásticamente.
Por lo tanto, cuando encontramos respuestas emocionales que no nos gustan del todo en nosotros/as mismos/as y en otras personas, observaremos qué está manteniendo esta respuesta y decidiremos si queremos contribuir en un cambio. Contribuir si hablamos de otra persona o realizar si hablamos de mi. ¿Qué estoy reforzando? ¿Qué valores hay detrás que mantienen esta respuesta? ¿Cuál es mi sistema de creencias que justifica este tipo de respuesta?
En procesos como el coaching o la terapia, se trabaja eficazmente en este tipo de cuestiones. Indagando qué hay debajo de la respuesta observable y generando un cambio profundo y duradero. ¿Quieres saber más sobre el trabajo en la gestión emocional en un proceso de coaching? ¿Por qué no nos preguntas? info@kaiden.es
Podrás encontrar en este blog algunas entradas bajo la etiqueta gestión de emociones o gestión emocional. En marzo de 2013 publicamos una entrada con el título La regulación emocional y el refranero popular por si te interesa revisarla.
11 de junio de 2014
Qué podemos aprender de Rafael Nadal para nuestra vida o trabajo
Seguramente, ya hemos leído,
escuchado y visto todos los datos referidos a la nueva hazaña de Rafael Nadal.
Todos los records o registros que ha pulverizado y lo poquito que le queda para
ser quizá el más grande de su deporte de toda la historia. Se dice
pronto, pero no se consigue en un día ni en dos.
Para mí, Nadal, es el ejemplo
vivo de la constancia y de la
superación. El
ejemplo perfecto de que la motivación, un entrenamiento mental exquisito y
mucho, mucho trabajo ayudan a conseguir lo que te propones.
Muy probablemente Rafael Nadal tenga un talento innato para los deportes, quizá para el tenis en particular,
pero pensar que ese talento innato es la clave de sus triunfos y resultados sería
muy injusto desde mi punto de vista. Técnicamente, aunque ha mejorado mucho en
los últimos años, no destaca especialmente, pero la inteligencia que tiene para leer los partidos y a su rival, la fortaleza mental para no salirse de los
partidos y gestionar adecuadamente las
emociones y expectativas de su entorno y las suyas, junto con una constancia y perseverancia que no he
visto en otro tenista, no dar una sola bola perdida aunque esté jugando con
calambres o a punto de desfallecer. ¿Solo talento?
Diría que es una filosofía de
vida. Dar lo mejor que tengas dentro en
cada instante. Podrás ganar o perder pero nunca te sentirás decepcionado
contigo mismo.
Leía estos días unas declaraciones
del protagonista que decían.
“Estaba realmente mal
físicamente. Luchando, las soluciones llegan. La ilusión, la motivación, las
ganas de ganar me han mantenido en la pista con la mentalidad de querer
aguantar, de saber sufrir y suplir los momentos malos físicos con tiros
tenísticos de muy alto nivel”
No siempre podemos o somos
capaces de dar lo que tenemos dentro, no siempre podemos desplegar nuestro
mejor juego (nuestra mejor oratoria, nuestra mejor escucha, nuestro mejor
trabajo en equipo, nuestro mejor…..) y ser consciente de cuando está llegando
ese momento es importante para luchar, para encontrar soluciones distintas,
para saber sufrir, para pedir apoyo y para suplir eso que no tenemos o podemos
desplegar en estos momentos con algo que nos potencia y ayude.
¿Qué puedes aprender de Rafael
Nadal y aplicar en tu vida?
Ya escribí en el 2011 sobre las
lecciones que nos regala Rafa Nadal por si te apetece revisarlo.
9 de junio de 2014
Es que yo soy así….o lo que es lo mismo….no me interesa cambiar
“Hay cosas que ni el coaching ni
nada puede cambiar….”
“Podré hacer algunos cambios,
pero soy como soy….”
“Ojalá pudiera cambiar…pero soy
así”
Son frases que más o menos a
menudo, las personas decimos en nuestras conversaciones. Las personas nos
etiquetamos de alguna manera “soy impuntual” “soy una persona tímida” “no soy
nada creativa”….y así podríamos llenar páginas y páginas.
Las autodefiniciones, el
autoconcepto, cómo nos describimos a nosotros/as mismos/as es una forma de
acotarnos, de limitarnos. Me explico. Una etiqueta es algo muy inmóvil, algo
muy poco flexible.
Si etiqueto una caja donde guardo
recuerdos y escribo: “Fotos 1989-1994”
¿espero encontrar en esa caja fotos de 2002? Supongo que no. De la misma manera
hago con mi propia persona. Si me etiqueto como alguien poco o nada
creativa…¿voy a plantearme la posibilidad de serlo? Es muy probable que no, a
menos que en algún momento me cuestione dicha etiqueta (o alguien, como un
coach provoque en mi dicho cuestionamiento).
¿Quién o qué dice que soy
impuntual? Posiblemente el reloj de las personas (y el mío) que me esperaron en muchas
citas, pero….¿Significa que no puedo dejar de serlo? Quizá lo más adecuado
sería…”he sido impuntual hasta el día de hoy”
Etiquetarme puede ser también una
excusa para no cambiar. “lo siento, siempre he sido impuntual, ya me conoces,
tienes que quererme como soy”. Es la manera que tenemos de decir “lo siento,
pero no me interesa cambiar”
Puedes hacer una lista con las
etiquetas que te pones (o que has permitido que te pongan y te las has creído o
hecho tuyas), respondiendo a la pregunta ¿Quién soy o cómo soy? Después de
hacer la lista puedes revisarla preguntándote:
- ¿Cuántas y cuáles de estas etiquetas están limitando mis posibilidades de avanzar, de crecer, de cambiar?
¿Qué nuevas etiquetas quieres
para ti?
Un proceso de
coaching es como un espejo donde verte reflejado/a y que puede ayudarte a
identificar etiquetas limitantes u otras muchas cuestiones.
4 de junio de 2014
Integrándonos
Mucho se habla de los dos hemisferios de nuestros cerebros. Se habla de sus diferencias e incluso me parece que detrás del discurso sobre las diferencias en el procesamiento de la información, se preponderan las bondades de uno sobre el otro.
La realidad es que ambos hemisferios son necesarios y se complementan.
A pesar de existir áreas definidas para procesar y expresar respuestas diferentes, si no estuviesen conectados ambos, la realidad sería muy distinta. Veríamos imágenes y reaccionaríamos emocionalmente a ellas sin saber qué hemos visto. Abordaríamos una tarea como si una mitad tuviese que ayudar a la otra. Confundiríamos conceptos, objetos, personas....
Ambos hemisferios nos convierten en las personas que somos, con un potencial y unas capacidades únicas y casi ilimitadas.
Nuestros hemisferios se comunican de manera constante y muy eficaz. Transmiten información de uno a otro para integrarla y usarla de la forma más eficiente de la que seamos capaces.
Es quizás por ello que me resulta algo doloroso dibujar una mitad llena de color y de brillo y la otra en tonos grises y apagados. Es lo que vemos hoy en muchas imágenes, artículos, libros. Nuestro cerebro tiene brillo y color en ambos hemisferios, si así lo queremos ver. Incluso en nuestro procesamiento analítico y lógico (relacionado con el izquierdo) existe una relación con nuestro estado emocional (relacionado con el derecho) permitiéndonos reflexiones distintas y novedosas según sea nuestro estado de ánimo.
Si nuestro cerebro se comunica y se integra de manera natural ¿por qué esta moda de negar esa integración en nuestros actos? ¿Por qué escuchamos cosas como "deja de usar el hemisferio izquierdo y vive con el derecho"?
Desde mi punto de vista, lo que correspondería sería abogar por una integración y aceptación de todas las áreas que mi cerebro me ayuda a procesar, vivir, conocer, reconocer.... Tenemos un potencial enorme usando nuestra totalidad, entonces dejemos de visualizarnos como personas divididas e integrémonos en una sola, en quien soy en cada momento, con mis cambios, con mis posibilidades y mis frenos, con mis estados de ánimo, con mis sueños y objetivos.
Vivamos de manera integrada nuestro ser y abramos los ojos a todas las posibilidades que esta visión nos otorga.
La realidad es que ambos hemisferios son necesarios y se complementan.
A pesar de existir áreas definidas para procesar y expresar respuestas diferentes, si no estuviesen conectados ambos, la realidad sería muy distinta. Veríamos imágenes y reaccionaríamos emocionalmente a ellas sin saber qué hemos visto. Abordaríamos una tarea como si una mitad tuviese que ayudar a la otra. Confundiríamos conceptos, objetos, personas....
Ambos hemisferios nos convierten en las personas que somos, con un potencial y unas capacidades únicas y casi ilimitadas.
Nuestros hemisferios se comunican de manera constante y muy eficaz. Transmiten información de uno a otro para integrarla y usarla de la forma más eficiente de la que seamos capaces.
Es quizás por ello que me resulta algo doloroso dibujar una mitad llena de color y de brillo y la otra en tonos grises y apagados. Es lo que vemos hoy en muchas imágenes, artículos, libros. Nuestro cerebro tiene brillo y color en ambos hemisferios, si así lo queremos ver. Incluso en nuestro procesamiento analítico y lógico (relacionado con el izquierdo) existe una relación con nuestro estado emocional (relacionado con el derecho) permitiéndonos reflexiones distintas y novedosas según sea nuestro estado de ánimo.
Si nuestro cerebro se comunica y se integra de manera natural ¿por qué esta moda de negar esa integración en nuestros actos? ¿Por qué escuchamos cosas como "deja de usar el hemisferio izquierdo y vive con el derecho"?
Desde mi punto de vista, lo que correspondería sería abogar por una integración y aceptación de todas las áreas que mi cerebro me ayuda a procesar, vivir, conocer, reconocer.... Tenemos un potencial enorme usando nuestra totalidad, entonces dejemos de visualizarnos como personas divididas e integrémonos en una sola, en quien soy en cada momento, con mis cambios, con mis posibilidades y mis frenos, con mis estados de ánimo, con mis sueños y objetivos.
Vivamos de manera integrada nuestro ser y abramos los ojos a todas las posibilidades que esta visión nos otorga.
2 de junio de 2014
Ante una duda, una pregunta.
En la costumbre retórica de nuestra sociedad, ante una pregunta o una duda, se suele dar una respuesta afirmativa, taxativa, basada o no en creencias y en la visión propia de la realidad.
Es decir, cuando una persona, adulta o niña nos hace una pregunta, asumimos sin cuestionarnos que nuestra respuesta será la mejor opción para aclarar o aportar luz a su duda.
Esta inmerso en nuestro estilo comunicativo. En nuestra manera de pensar.
¿Y si no soy la persona más indicada para resolver esa duda? ¿Por qué o para qué me adjudico ese rol de iluminador/a? ¿Lo hago pensando en la persona que pregunta o en mi visibilidad? ¿Y si no era una pregunta en busca de una respuesta específica?
Distinciones.
Si una persona me pregunta "¿qué hora es?" o "¿sabes dónde está x calle/plaza/estación?" es muy probable que espere una respuesta cerrada y específica. Un no lo sé o no llevo reloj entra en las posibilidades. Si conozco la respuesta, podré aportar la luz que busca esa persona.
Y si me pregunta "¿tu qué harías en mi situación?" o "no sé por dónde tirar ¿tú qué harías?" en esos casos ¿qué le respondemos? No existe un instrumento como el reloj o un mapa que nos permita dar una respuesta acertada. Podemos expresar nuestra opinión o nuestro punto de vista, aunque lo que solemos hacer es frotarnos las manos y soltar nuestros consejos. Ay los consejos....esos dogmas de fe, empapados de juicios y desde una realidad ajena a la de la persona a la que se dirigen.
Quizás la persona busca otra cosa distinta a un consejo. Puede buscar comprensión o ampliar su propio punto de vista. Puede ser que busque dispar sus miedos, sus inseguridades. Resulta más potenciador por lo tanto responder con preguntas. Al menos las suficientes para saber qué espera de nosotros/as.
Coaching.
Si el coaching es una herramienta de desarrollo potente, en parte es por usar una dialéctica completamente distinta a la habitual. Por eso, la persona al terminar una sesión se siente aliviada, llena de energía, con ganas de hacer cosas, porque es ella misma quien ha encontrado las respuestas. Porque no ha habido en la conversación consejos, ni juicios, ni indicaciones cerradas.
La persona que encuentra sus respuestas gana en seguridad, en confianza. Se ve como lo que es, una persona rebosante de potencial, de recursos con los que afrontar la situación de duda, despejando miedos y visibilizando sus fortalezas.
Es decir, cuando una persona, adulta o niña nos hace una pregunta, asumimos sin cuestionarnos que nuestra respuesta será la mejor opción para aclarar o aportar luz a su duda.
Esta inmerso en nuestro estilo comunicativo. En nuestra manera de pensar.
¿Y si no soy la persona más indicada para resolver esa duda? ¿Por qué o para qué me adjudico ese rol de iluminador/a? ¿Lo hago pensando en la persona que pregunta o en mi visibilidad? ¿Y si no era una pregunta en busca de una respuesta específica?
Distinciones.
Si una persona me pregunta "¿qué hora es?" o "¿sabes dónde está x calle/plaza/estación?" es muy probable que espere una respuesta cerrada y específica. Un no lo sé o no llevo reloj entra en las posibilidades. Si conozco la respuesta, podré aportar la luz que busca esa persona.
Y si me pregunta "¿tu qué harías en mi situación?" o "no sé por dónde tirar ¿tú qué harías?" en esos casos ¿qué le respondemos? No existe un instrumento como el reloj o un mapa que nos permita dar una respuesta acertada. Podemos expresar nuestra opinión o nuestro punto de vista, aunque lo que solemos hacer es frotarnos las manos y soltar nuestros consejos. Ay los consejos....esos dogmas de fe, empapados de juicios y desde una realidad ajena a la de la persona a la que se dirigen.
Quizás la persona busca otra cosa distinta a un consejo. Puede buscar comprensión o ampliar su propio punto de vista. Puede ser que busque dispar sus miedos, sus inseguridades. Resulta más potenciador por lo tanto responder con preguntas. Al menos las suficientes para saber qué espera de nosotros/as.
Coaching.
Si el coaching es una herramienta de desarrollo potente, en parte es por usar una dialéctica completamente distinta a la habitual. Por eso, la persona al terminar una sesión se siente aliviada, llena de energía, con ganas de hacer cosas, porque es ella misma quien ha encontrado las respuestas. Porque no ha habido en la conversación consejos, ni juicios, ni indicaciones cerradas.
La persona que encuentra sus respuestas gana en seguridad, en confianza. Se ve como lo que es, una persona rebosante de potencial, de recursos con los que afrontar la situación de duda, despejando miedos y visibilizando sus fortalezas.
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