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Definir adecuadamente tu meta es clave |
Últimamente observo que hay una respuesta habitual en
determinados ambientes que resumidamente es algo así "Si deseas algo, lo
lograrás" "Si deseas algo con mucha fuerza, el universo te lo
dará".
Lo reconozco, no puedo hacer otra cosa que reírme por dentro
(y en parte llorar) porque tengo la sensación que muchas personas escucharon o
leyeron algo, les resonó o les animó de alguna manera y repiten sin cesar
algunas citas que lo único que me temo generen, es frustración de aquí a unos
meses.
¿Me quieres decir que si deseo que me toque la lotería, me
tocará? Entonces, si no me toca…¿Quiere decir que no lo deseé con suficiente
fuerza? ¿Quizá mi vecino lo lleva deseando desde antes que yo?
No voy a negar que creo firmemente en el poder de las
creencias, en la medida en que creo que es posible algo, que yo puedo lograr algo, mi mente, mi cuerpo,
mis emociones, mi lenguaje se ponen en sintonía con dicha meta, con dicho
objetivo. En la medida en que estoy “conectada”, comprometida con mi objetivo
todo lo que suceda a mí alrededor estará filtrado por mí y por mi objetivo, por
lo que estaré más atenta y más permeable a las oportunidades. Algo que quizá
hace unos meses hubiera pasado desapercibido para mí, ahora, que tengo definido
mi objetivo, puedo aprovecharlo.
Un proceso de coaching nos ayuda a dejar de pedir al
universo o al menos que no
sea nuestra única estrategia para conseguir nuestra meta.
Un proceso de coaching nos ayudará a diferenciar y concretar
diferentes tipos de meta.
Tenemos la meta final que es aquella que
probablemente no dependa al 100% de nosotros. Quizá queramos un ascenso, o
quizá que nos suban el sueldo, o quizá tener una pareja, o quizá encontrar un
nuevo trabajo. ¿Depende de nuestro trabajo, esfuerzo, ilusión al 100%? Va a ser
que no, pero eso no quiere decir que no nos venga bien tener definida esa meta
final, aunque no es bueno dejarla así.
La meta final nos puede inspirar, pero el/la coach nos
ayudará a definir la meta de desempeño, es decir, qué es lo que nosotros
podemos hacer para alcanzar la meta final. Así es más sencillo comprometernos
con nuestros deseos (y siguiendo con la metáfora, no esperamos que lo haga todo
el universo)
Se trata de poner el foco en los cambios que podemos poner
en marcha nosotros y no centrarnos en lo cambios que deben hacer otras
personas.
En un proceso de coaching, lo primero que hacemos es apoyar al cliente a
definir su meta, definir qué resultados espera conseguir, qué es lo que le está
preocupando o bloqueando inicialmente, cuales son sus expectativas.
¿Has pensado alguna vez que quizá podrías hacer algo más que desearlo?
¿Te gustaría que alguien te apoyara en todo esto? ¿Puede ser el coaching una
opción?