La vuelta al cole de los adultos tiene también sus complicaciones |
Llega septiembre, se acaban las
vacaciones, comienza un nuevo curso escolar, retomamos nuestras rutinas y hay
algo que nos dice que estaría bien hacer un cambio.
Las vacaciones, los tiempos de
descanso, de descubrir lugares y personas, formas de hacer y estar diferentes,
nos ha permitido conectar de una manera natural con nuestras necesidades, con
lo que nos gustaría que fuera nuestro día a día y no sólo esos periodos
vacacionales, como si fueran pequeños oasis en nuestro particular desierto.
Llegamos a casa y nos apetece
quizá un cambio en nuestra alimentación, o quizá en nuestra forma de tomarnos
el trabajo, o quizá queremos empezar a hacer deporte, o nos animamos a
apuntarnos a ese curso de fotografía que tanto deseamos, o quizá queremos
gestionar nuestro tiempo de otra forma.
Al principio, con nuestras
energías recargadas, tenemos muy claro que es algo que vamos a hacer si o si y
van pasando los días y poco a poco, nos dejamos engullir por nuestras formas
pasadas, por los automatismos ya conocidos y poco a poco, esos deseos, esos
propósitos, esos objetivos, esos planes se van diluyendo hasta caer en el
olvido.
Cambiar hábitos o rutinas no es
algo imposible, pero tampoco es sencillo. Los hábitos son acciones repetidas
muchísimas veces y esas acciones tuvieron un “por qué” y un “para qué” en el
momento en que las iniciamos. Debemos encontrar un nuevo “por qué” y un nuevo
“para qué”, y así permitir que ese cambio de hábitos fructifique.
En un proceso de coaching
profundizamos en los “para qué y los por qué”, tomamos conciencia de las
creencias y valores que están relacionados con el nuevo propósito para
comprendernos mejor y apoyar nuestro propósito o reformularlo para hacerlo más
alcanzable y realista.
¿Tienes propósitos para el nuevo
curso escolar? ¿Crees que te vendría bien el apoyo de un profesional del
coaching? ¿Quieres probar? ¿Qué puedes perder? ¿Qué puedes ganar?
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