El coaching trabaja desde una sólida base de intención a través de las preguntas. Un/a coach eficaz es una persona que está entrenada para hacer las preguntas necesarias.
Y ¿necesarias para quién? Por supuesto para el/la cliente o coachee. No son preguntas para recabar información "de relleno" o de "diagnóstico". No son preguntas para indagar (yo) sino para invitarte a que quieras indagar (tu). No es una pregunta para el/la coach sino para la persona que ha decidido hacer un proceso de coaching.
¿Qué se consigue con las preguntas?
Muchas cosas. Tomar conciencia de lo que hago/digo/pienso/siento por ejemplo. ¿Y para qué? Para ayudar a la persona que acude a un proceso de coaching a tomar conciencia desde la responsabilidad. Desde asumir "mi" (tu/su) responsabilidad para el cambio, para la acción o la no acción. Como dice el autor John Whitmore "el coaching promueve la concentración, la atención y la observación" y lo hace a través de las preguntas. A través de esas preguntas que cuando las "recibes" piensas ......"y ahora qué respondo"; "realmente ¿qué pienso/siento al respecto? No sé si lo sé....",....preguntas que más de un/a coachee me ha respondido con un silencio inicial y una sonora exclamación de sorpresa después.

Justamente para eso son las preguntas, no para que me respondas a mi, sino para que resuenen y te las preguntes a ti. Para que te las respondas a ti cuando encuentres la respuesta.
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