Los cambios se suceden de manera natural en
cada ser vivo, en cada momento y de muchas maneras. Cada cambio conlleva cierto
drama, cierta pérdida y genera inseguridad.
Todo ser vivo los
asume de una forma más o menos natural, con aceptación, dado que se trata de
eventos que simplemente suceden. Bueno, todo ser vivo salvo en lo referente a la especie
humana. Las personas solemos vivir los cambios de forma distinta: con miedo,
angustia, resignación, ... nos cuesta aceptarlos como
parte esencial de la vida. Si cambiamos o afrontamos cambios es
porque existimos y existimos porque estamos vivos/as.
Relativizándolo mucho
parecería simple y sencilla esta manera de vivir los cambios, sin embargo,
aceptémoslo, no es así. Después de leer este post seguiremos sintiendo angustia
o miedo ante los cambios venideros y los que estamos viviendo. Al menos ante
algunos de ellos.
¿Por qué nos cuesta
tanto?
Te invito a pensar
durante un momento ¿qué hay detrás de este miedo, de esta angustia? ¿qué es a lo
que realmente tememos? ¿a fallar? ¿a errar? ¿a perder algo? ¿a no estar a la altura?
¿a mostrar nuestra vulnerabilidad?
Hay una parte de nosotras, las personas, que de manera inconsciente se visualiza como protagonista de una historia y quizás queremos que esa historia siga un patrón determinado, un patrón aprendido a lo largo de nuestras vidas a través de ejemplos, cuentos, opiniones o influencia de otras personas.
¿Te suena familiar este final de cuento? ¿Cuántos cuentos te contaron así a lo largo de tu infancia? ¿Cuántas películas con finales rabiosamente felices has visto?
El sábado 22 de noviembre trabajaremos una sesión intensiva sobre los cambios, sobre distintas opciones para vivirlos de una manera más natural, más positivamente. El módulo "Aprendiendo a vivir los cambios en positivo" nos abrirá algunas puertas hacia la serenidad ¿Te apuntas?
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