Entendemos el término felicidad como esa
valoración que hacemos de nuestro propio bienestar. Como auto valoración que
es, se trata de algo totalmente subjetivo, encontrándonos con personas, que
ante la misma realidad realizan una valoración distinta sobre su propia facilidad.
Pero más allá de estos hechos subjetivos, se
ha demostrado científicamente que vivir el presente, el instante, aumenta
significativamente nuestra percepción de felicidad o bienestar.
No influye tanto la actividad en si, si
estamos cepillándonos los dientes o estamos practicando nuestro deporte
favorito, como estar centrados en la actividad en cuestión.
Se ha demostrado que casi la mitad de
nuestros pensamientos no tienen nada que ver con lo que estamos haciendo. Casi
la mitad!! Eso significa que mientras cocinamos estamos pensando en la llamada
que vamos a hacer en 5 minutos o mientras hablamos por teléfono estamos
pensando en el trayecto de metro que haremos al día siguiente y mientras
estamos viajando en el metro pensamos en la reunión que tendremos en una hora y
así sucesivamente.
Hacemos y pensamos, pero raramente están
conectadas o sincronizadas estas acciones.
La atención plena o mindfulness se practica
de tal manera que podemos incorporarla en nuestro día a día como un nuevo hábito
que nos proporcionará una buena dosis de felicidad o bienestar.
Algunos ejemplos:
- Cuando estés en tu ducha diaria, céntrate en las sensaciones
corporales que provoca el agua al caer en tu cuerpo. Siente la temperatura, cómo
se relajan los músculos. Presta atención al olor del champú o gel, su textura…
- Anímate a ir a tu trabajo por un trayecto distinto. Esto te exigirá
centrar tu atención y no actuar bajo los automatismo.
- Camina por un parque cercano y observa la naturaleza, sus colores, el
viento moviendo las hojas de los árboles…
- Descálzate y camina de manera muy consciente durante unos minutos.
Siente el contacto de tus pies en el suelo, estate atenta/o a las sensaciones
corporales, a cómo se flexionan las rodillas, cómo se mueve tu cadera y tus
hombros, el peso de tus brazos….
Prestar atención a lo que hacemos a cada
instante sería agotador, nuestro cerebro requiere automatismos para hacernos la
vida más sencilla, pero no hacerlo nunca nos aleja del presente y hace que
nuestros pensamientos viajen sin control hacia lugares quizá no deseados o que
no nos sientan bien (hacia el futuro o hacia el pasado)
Así que mi recomendación es dedicar cada día,
de manera consciente, unos minutos a practicar la atención plena. Notarás los
resultados. Feliz atención plena!!
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