¿Para quién actuamos? ¿Qué guía nuestras acciones, la aprobación externa o la coherencia interna?
En ocasiones, podemos descubrirnos hablando, pensando y haciendo las cosas para proyectar una imagen determinada. Imagen que creemos nos representa, representa quienes somos de una manera exacta.
Por lo general usar como guía esa proyección hacia fuera de lo que quiera que queramos reflejar, suele tener un porcentaje de coherencia más bien bajo. Es decir, tiene mucho más que ver con creencias, con mandatos, con "deberías" que con quienes somos en realidad.
Es sencillo. Dejarnos ver como las personas que somos, tiene más que ver con sentir. Sentirnos y hablar, pensar y hacer siguiendo lo que sentimos, tenga o no que ver con la imagen que querríamos proyectar al exterior. Tiene que ver con mi propia coherencia emocional, personal, con ser consciente de mis propios valores y no los que se me han impuesto como deseables, atractivos o esperables en una persona "como yo".
Ser una persona "como yo" tiene que ver con eso, con ser una misma, con sentir el compromiso consigo mismo/a y no con demostrar hacia fuera quien podría o debería ser.
¿Suena complejo? Quizás es lo más sencillo que podemos hacer al empezar esta semana. Mirarnos más y conectar con esa consciencia del ser y menos con el demostrar. Mostrarnos y no demostrarnos. Quitarnos el corset y ver qué pasa.
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