¿Qué necesitas?

He leído en los últimos días “Un ataque de lucidez” de Jill B. Taylor (neuroanatomista). El libro es recomendable por muchos motivos, pero a mi me sirve hoy para reflexionar sobre nuestra capacidad para detectar lo que necesitamos y pedirlo si es preciso.

La autora describe en el libro, de una forma maravillosa por cierto, cómo se transformó su vida (y su conciencia) tras sufrir un ictus hemorrágico en el hemisferio cerebral izquierdo. Podemos, a través de su experiencia y descripciones, comprender mucho mejor cómo funciona cada uno de nuestros hemisferios, las conexiones entre ellos y cómo puede variar nuestra percepción de la vida, de la realidad si uno de ellos (en este caso el izquierdo) no funciona con normalidad.

En su caso, tras perder parte de las funcionalidades del hemisferio izquierdo, precisaba que las personas de su entorno (personal médico, familiares y amigos) tuvieran presente que ella necesitaba, entre otras cosas:

Que la gente me tratara como si me fuera a recuperar por completo.

Que la gente que me rodeaba creyera en la plasticidad de mi cerebro y en su capacidad de crecer, aprender y recuperarse.

Mi cerebro necesitaba estar protegido y aislado de la estimulación sensorial molesta, que se percibe como ruido.

Reconocer el poder curativo del sueño.

Que la gente me quisiera, no por la persona que yo había sido, sino por la persona en la que podía convertirme.

Que los que me rodeaban me animaran. Saber que todavía valía algo. Tener sueños en los que avanzar.

Poner a prueba mis sistemas cerebrales.

Preguntas de múltiples opciones.

Definir mis prioridades para recuperar lo que más me interesaba y no malgastar energía en otras cosas.

Centrarme en mi capacidad y no en mi incapacidad.

Que la gente celebrara los triunfos que lograba cada día, porque mis éxitos, por pequeños que fueran, me inspiraban.

Aceptar el apoyo, el amor y la ayuda de otros.

No ponerme trabas a mí misma durante el proceso de recuperación.

Descomponer cada tarea en pasos o actos más pequeños y simples.

Que todos asumieran que no sabía nada y necesitaba reaprenderlo todo desde el principio.

Que me enseñaran con paciencia

Que la gente se me acercara y no tuviera miedo de mí.

Que mis visitantes me aportaran energía positiva

Mucho de lo escrito en esta lista…. ¿no las necesitamos todos y todas? ¿Seríamos capaces de hacer una lista similar con las cosas que necesitamos de las personas que nos rodean? ¿Qué efecto podría tener en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean?

PD. Jill B. Taylor ha contado su experiencia, además de en el libro, en múltiples conferencias, así que os enlazamos sus vídeos también