Cuando tienes ocasión de hablar
con personal directivo de sus equipos de trabajo muchos te mencionan las áreas
de mejora, las “debilidades” de su personal y todo el trabajo que habría que
hacer para que lleguen a ser lo que se espera de ellos/as.
Lo curioso es que, desde mi punto
de vista, la labor principal de un buen liderazgo no es tanto dedicar tiempo y
esfuerzo a mejorar debilidades como a encontrar y revelar fortalezas.
¡¡Cuánto tiempo dedicado a que un
pez escale árboles!!
Los grandes líderes se concentran
en las fortalezas, en los talentos de cada persona. En hacer todo lo que esté
en sus manos para que cada persona alcance a ser la mejor versión de si misma.
Me gusta la frase que leí en un libro un día “ayudar a cada persona a ser más
de lo que ya era”
No se trata de cambiar a nadie,
ni de que se transforme en algo que no es, sino ajustar lo más posible quien es
con lo que hace, porque lo que distingue a los profesionales excepcionales no
es lo que hacen sino cómo lo hacen. Su sello único y especial.
A veces resulta más sencillo
tratar a todas las personas del equipo de manera igualitaria y pretender que no
existan las diferencias individuales. Salvando las distancias, es como si los
padres trataran a todos sus hijos/as de la misma manera. ¿Qué sentido tiene
eso? ¿No necesita cada persona algo distinto?
Tratar a todas las personas de un
equipo por igual y pretender que todas las personas rindan de la misma manera
en todas las áreas supone no tener en cuenta nuestra individualidad y lo que me
parece más relevante, supone no comprender que no es necesario que se nos dé
bien todo!!!
Sé que hay una cultura imperante
que dice que si te esfuerzas, puedes lograr todo lo que te propongas. Si, es la
cultura de persiste, sigue insistiendo y lo lograrás. Sólo me gustaría añadir
que mientras no implique dejar de ser quien eres. Así de simple. Es mi opinión.
Creo profundamente en que no hay
un solo camino para llegar a los destinos que nos propongamos y que si te
centras en quien eres y en lo que se te da mejor, en lo que eres más talentoso,
en lo que más disfrutas, es muy probable que cada día sea mejor. Mejor
profesional, mejor padre o madre, mejor jefe, mejor….
Si seguimos poniendo el foco en
lo que no se nos da bien (o lo que no se le da bien a alguien de nuestro
equipo) seguiremos olvidándonos de todo el potencial que no hemos liberado
todavía.
Si a Picasso no se le hubieran
dado bien las matemáticas, quizá no hubiera sido un gran contable, pero….¿qué
elegimos? ¿A un Picasso esforzándose por ser un contable mediocre o a Picasso
uno de los mejores pintores del siglo XX?
¿Dónde pones el foco? ¿En tus
fortalezas, en tus talentos o en tus “debilidades”?
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