Sintiendo en el trabajo |
Es hablar de emociones y trabajo
y automáticamente aparece la idea de “controlar las emociones” como si ese
tandem (emociones-trabajo) fuera algo poco aconsejable, poco productivo o poco
profesional.
Reconozco que me chirría
muchísimo el concepto de “controlar las emociones”. Prefiero o me siento más
identificada con el concepto de gestionar mis emociones y cuando hablo de
gestionar me refiero a tener la capacidad de identificarlas (¿Qué estoy sintiendo exactamente) escucharlas (¿de qué necesidad actual
me están hablando? ¿Qué me invitan a hacer?)) y tomar decisiones (¿Qué voy a hacer y cuando?) en función de lo que
quiera o necesite lograr (y aquí es posible que el lugar donde esté y el
entorno me haga tomar una u otra decisión).
Dicho esto, yo quería hablar de
la importancia de las emociones en el
trabajo y su relación con la motivación y satisfacción laboral. Creo que
muchas veces ignoramos, en el ámbito laboral, que somos seres sociales y seres
emocionales y eso nos impide aprovecharlo a nuestro favor. Tengo la sensación
que muchas personas dimiten o se dan de baja del posible disfrute en las horas
en las que están en la
oficina. Quizá porque no les guste su trabajo, quizá porque
no hay un buen ambiente laboral, quizá porque no se plantean que puedan
disfrutar o que haya algo que puedan cambiar.
En una jornada de trabajo,
sentimos infinidad de emociones: sorpresa, decepción, alarma, angustia,
alegría, enfado, malestar, asombro, apatía, confusión, desconcierto, placer,
desidia, euforia, tranquilidad, esperanza, impaciencia, miedo, sorpresa,
pesimismo….y muchas de ellas ni nos damos cuenta, no somos conscientes.
Creo que cada persona podríamos
hacer un ejercicio muy saludable, para nuestra persona y para el entorno donde
trabajamos. Propongo reflexionar y actuar de una manera más consciente con un propósito: Generar un mejor ambiente de
trabajo y por tanto aumentar nuestro bienestar trabajando.
¿Qué puedo hacer para generar
emociones agradables en mi entorno? ¿Qué puedo dejar de hacer para crear un
ambiente más relajado y confiado? ¿Qué actitudes mías puedo transformar? ¿Qué
grado de libertad tengo para actuar?
En el campo de los recursos
humanos y concretamente en el de la remuneración se habla de un concepto “salario emocional” para hablar de
aquellas retribuciones que reciben los trabajadores más allá de lo económico
(tipo de jornada, horario, reconocimientos, formación, etc…) que influyen de
una manera muy significativa en la motivación.
Eso está muy bien pero como
trabajadores no depende de nosotros/as obtenerlo, así que propongo hacer
nuestra parte. ¿Qué puedo hacer yo para sentirme mejor y provocar un mejor
clima en mi entorno? Esa es la tarea que os propongo para esta semana.
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