12 de enero de 2015

Nadie dijo que fuera a ser fácil

Soltando las creencias nos ayuda a renacer
Reconozco que tengo mi particular y extraño debate interior acerca de si las cosas deberían resultar sencillas o fáciles o por el contrario tiene sentido esforzarse para lograr el resultado que anhelas.

Y aunque resulte extraño soy capaz de argumentarme lo uno y lo contrario y casi de convencerme, así que he optado por no creer ni lo uno ni lo otro. ¿Resulta, pues, importante creer una cosa o la contraria? Desde mi punto de vista si, pues creer que el esfuerzo es una pieza clave me permite no volver a encenderme un cigarro aunque me apetezca muchísimo en estos momentos, pero creer ciegamente en este concepto del esfuerzo me ha impedido a veces no distinguir cuando era el momento de rendirse.

Por eso, a veces, busco cuestionarme las creencias más profundas, esas ideas que tengo acerca de la familia, de la amistad, de las relaciones de pareja, del trabajo, del dinero, de la salud, del juego, del amor a primera vista, del choque de culturas, de las religiones, etc, etc…

Cuestionarme significar permitirme abrir un espacio increíble en mi cabeza, en mi cuerpo, en mi vida. Significa dar paso a nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas posibilidades. Significa ver más allá de lo que inicial, profundizar o hacer saltar por los aires todo lo anterior.

Cuestionarse ideas, juicios, creencias no es necesariamente sencillo, pero tampoco ha de serlo para divertirme y enriquecerme. No busco la complejidad, aunque no huyo de ella.

Los procesos de coaching, los procesos de búsqueda de respuestas, los procesos de crecimiento personal pueden ser complejos y por momentos intensos. Pueden movernos los cimientos, las estructuras que nos mantienen seguros y estables. Nadie dijo que fuera a ser fácil, lo que si digo es que merece la pena. ¿Pruebas?


2 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Como bien dices, no hay una respuesta clara para todo. A veces, hay que perseverar y otras dejarse llevar.

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    1. Gracias Javier por el comentario. Dudar nos ayuda a conocernos, a crecer. Siempre he creído que la mejor forma de mantener vivo y joven es no creerse ya hecho.

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