29 de enero de 2014

Entrenar la consciencia

Hemos escrito en varias ocasiones sobre los temas que os planteo hoy aquí: atención plena o mindfulness, talleres de desarrollo personal e inteligencia emocional. 

Para las personas que ya habéis acudido a alguno de nuestros talleres de desarrollo personal, conocéis nuestra propuesta: experimentar con la mente abierta, explorar en nuestro interior, observar lo que encontramos, practicar sin juzgar y elegir con cuales aprendizajes me quedo. 

Eso sería en resumen, lo que haremos los próximos 7 y 8 de marzo. En esta ocasión lo enfocamos a practicar y aprender algunas herramientas de mindfulness o consciencia plena que nos permitan conectar con nuestro interior y exterior, con lo que sentimos en el momento presente y con nuestra inteligencia emocional. 

Seguramente el término mindfulness te suene familiar, se habla mucho de él. Quizás tienes una idea de lo que puede ser e incluso puedes pensar que con ese nombre será algo muy difícil. ¿Te apetece romper con esta creencia? 

Siéntate cómodamente en una silla o sillón. Apoya toda la espalda en el respaldo, si la ropa te aprieta, suéltala un poco. Pon en la alarma de tu reloj (móvil, el de la cocina, en el ordenador...) 10 minutos y apártalo de ti.  Centra toda tu atención en tu respiración. No la modifiques, solo siéntela. Siente como el aire entra y como sale, siente como son tus inspiraciones y tus espiraciones. Experimenta el hecho natural y constante de la respiración. Si aparece algún pensamiento o distracción, observa qué es lo que te ha  distraído  y  déjalo marchar, volviendo a centrarte en tu respiración, sintiéndola. 

Una vez pasados los 10 minutos puedes coger un folio o un cuaderno y escribir sobre esta experiencia. ¿Cómo te has sentido en general? ¿Qué ha sido lo que más te ha costado? ¿Qué ha sido lo que más te ha gustado? ¿Con qué sensación te quedas? 


¿Ha sido difícil? Seguramente no tanto como puedas pensar si solamente has leído el ejercicio sin hacerlo. Es probable que si lo has hecho, tu consciencia y tu sensación corporal y mental hayan experimentado un ligero cambio. ¿Te ha gustado? 

Ahora, imagina aprender varios ejercicios similares y poderlos practicar siempre que quieras. Poderlos enseñar a otra persona: a tu hijo/a, a tu madre o padre, a un/a amigo/a, a un/a compañero/a de trabajo....

Quizás lo que más nos cuesta en general es tomarnos un momento al día para practicar la consciencia plena. Aunque en mi experiencia me he encontrado con personas que los han ido incorporando en su día a día con resultados muy positivos para ellas. ¿Podemos o no podemos generar este cambio? 

Si te apetece experimentarlo y aprender más ejercicios guiados; si te apetece conocer personas con este mismo interés en un ambiente de confianza y respeto absoluto; Si te apetece descubrir como encajan el mindfulness con la Inteligencia Emocional; si te apetece conocernos y conocer la propuesta de trabajo de Kaiden, este taller es para ti. 

Desarrolla tu Inteligencia Emocional a través del Mindfulnes, los días 7 y 8 de marzo. Más información en KAIDEN


27 de enero de 2014

Inteligencia emocional y coaching

A qué nos referimos cuando hablamos de inteligencia emocional. Los autores Mayer y Salovey elaboran un modelo sobre el procesamiento emocional de la información y de las capacidades relacionadas con este procesamiento. 

Estas capacidades se expresan en una serie de habilidades que podemos tener más o menos desarrolladas: 


  • La habilidad de percibir y expresar emociones;
  • La habilidad de comprender las emociones; 
  • La habilidad de la facilitación emocional; 
  • La habilidad para la regulación emocional;


Estas cuatro habilidades nos permiten, no solo procesar la información sobre lo que sucede en nuestro interior, sino que también nos ayudan a entender el contexto emocional de las personas de nuestro entorno. Así podemos percibir las emociones de otras personas, comprender lo que sienten y ayudarlas a regular sus estados emocionales. 

Cuando iniciamos un proceso de coaching, sea con el objetivo de lograr una mejora o cambio en el ámbito profesional o personal, las emociones aparecen. Aparecen ligadas a nuestros valores, creencias, pensamientos, acciones,...

Un/a coach con formación en inteligencia emocional, tiene las herramientas para facilitarnos el desarrollo de estas habilidades en el marco del proceso de coaching. Es decir, parte de las preguntas y de las acciones que trabajaremos en dicho proceso, se encaminarán a potenciar y fortalecer estas habilidades con el fin de generar una capacidad más desarrollada, ganando independencia, generando una autoestima más fuerte, en resumen, haciéndonos más inteligentes emocionalmente. 

¿Crees que puede apoyarte este complemento en un proceso de coaching? ¿Cual de las habilidades querrías desarrollar más? ¿En cuál de las dimensiones, en la interna o en la social? ¿Sabes que las profesionales de Kaiden tienen una sólida formación en Inteligencia Emocional? 



22 de enero de 2014

10 preguntas y respuestas sobre Mindfulness (I)

Cuando se pone de moda un término damos por supuesto que todo el mundo sabe de lo que hablamos. Ya hemos escrito varias entradas sobre Mindfulness e incluso hemos programado algún taller específico, además de utilizar el Mindfulness en muchos de nuestros talleres, sobre todo aquellos que tienen una relación directa con el trabajo emocional.

Para las personas que no hayan podido acudir a nuestros talleres, tengan curiosidad o dudas o quieran practicar Mindfulness en casa escribo esta entrada.


1-     ¿Qué significa Mindfulness?
Aunque es prácticamente imposible traducir este término al castellano, se ha extendido la equivalencia con el concepto de “atención o presencia consciente” lo que significa tener una atención despierta hacia nuestra experiencia, momento a momento.

2-     ¿En qué se diferencia el Mindfulness y la Meditación?

Sin entrar a hacer explicaciones muy extensas podemos decir que practicar Mindfulness es una forma de meditar.

Existen muchos tipos de meditación, meditación con mantras, meditación en movimiento, meditación transcendental, meditación zen, meditación budista siento ésta el origen del Mindfulness….

3-     ¿Practicar Mindfulness me exige conocimientos previos?

El primer y básico ejercicio de Mindfulness es tomar conciencia y prestar atención a nuestra respiración. A nuestra inspiración y nuestra espiración. Sin forzar la respiración, dejando que ésta se suceda tal cual el cuerpo lo hace de manera natural, observamos y dejamos estar. Podemos empezar por 1 minuto e ir subiendo el tiempo a medida que nos sintamos más cómodos/as.

Parece simple y lo es. Basta con probar. Sin juzgar nuestra propia actividad y posible destreza al hacerlo.


4-     ¿Cómo puedo practicar Mindfulness en mí día a día?
Aquí y ahora

Hay múltiples posibilidades y una de ellas es estar presente mientras te duchas cada día. Se trata de estar durante los minutos que dure tu ducha, totalmente presente en lo que acontece.

Reconozcamos que la gran mayoría de las ocasiones, mientras nos duchamos estamos pensando en lo que vamos a hacer a continuación, quizá en lo que vamos a ponernos, quizá en que mañana cambiamos las toallas, o que no tienes café para el desayuno, quizá en que llegas tarde y es mejor que cojas el coche para llegar antes al trabajo. En definitiva, te estás duchando, pero estás en todas partes (tu mente está en todas partes) menos en la ducha.
Mi propuesta es que pruebes a ducharte teniendo tu mente en este proceso. Notar, sentir el agua en tu cuerpo. Oler los diferentes aromas del champú o del gel. Tomar conciencia de la temperatura de tu cuerpo, del agua, del cuarto de baño….Ya me cuentas qué tal la experiencia.

5-     ¿Para qué me puede venir bien practicar Mindfulness?

Existen múltiples libros explicando los beneficios de esta práctica, aunque casi prefiero decirte que pruebes, que lo experimentes por ti mismo/a. A modo de lectura motivadora (para que te animes a probar y a insistir) te dejo escrito brevemente algunos de sus beneficios:

-          Mejora tu concentración haciéndose ésta más fuerte
-          Reduce la tensión, ansiedad o estrés.
-          Reduce la presión sanguínea
-          Aumenta la autocomprensión y la autoaceptación
-          Incorpora un sentido más profundo de significado y propósito a tu vida
-          Ayuda a la gestión emocional

Próximamente la segunda parte para completar las 10 preguntas y respuestas.



20 de enero de 2014

Hacer planes

La vida, decía John Lennon, es eso que pasa mientras hacemos otros planes.

Creo que tiene gran parte de verdad esta afirmación. Hacer planes forma parte de nuestra necesidad de tomar las riendas de nuestra existencia, de asumir cierto control de lo que nos sucede.

Hacer planes tiene que ver con nuestros deseos, con nuestros sueños, con lo que queremos lograr y cómo queremos hacerlo.

Aunque tengo ciertas contradicciones acerca de lo que supone hacer planes es importante conocer algunas claves que nos pueden ayudar a que estos propósitos sean más realistas y por tanto, posibles y factibles.

Cuando en un proceso de coaching el/la cliente se plantea un cambio, éste se materializa a través de objetivos concretos (qué es lo que quiere lograr, cómo se quiere ver/sentir dentro de un plazo determinado) y éste sólo se hará posible si el/la cliente se compromete de verdad con el mismo.

Para que ese compromiso sea motivador, retador y al mismo tiempo movilizador es importante sentir que es realista. Algunas preguntas que puede el/la coach plantear que pueden ayudar a clarificar son:

-          ¿Cuáles son las posibilidades reales de éxito?
-          ¿Cuáles son los medios o recursos de los que dispongo?
-          ¿Qué pasos o etapas debo seguir?
-          ¿Cuánto tiempo le voy a dedicar?
-          ¿Cómo podré evaluar si voy por buen camino?
-          ¿Es compatible con otras prioridades que tengo?
-          Etc

Plantearse, imaginarse el plan nos ayuda a conocernos mejor y conocer más profundamente nuestro propio objetivo. En la medida en que me pongo en situación me adelanto a las posibles dificultades y puedo prepararme para ellas.


Un proceso de coaching puede ayudarte a establecer mejor planes y que éstos te resulten más accesibles. ¿Quieres probar? Escríbenos y vive una primera sesión gratuita. ¿Qué puedes perder?

15 de enero de 2014

Los cambios

En general los cambios elegidos, son motivantes. Pensamos en ellos de manera positiva. Elegimos realizar un cambio de hábito, de alguna rutina, de actitud frente a algo, de opinión o incluso de valores. 

Normalmente cuando elegimos este cambio, nos enfocamos en el largo plazo, es decir, en lo que voy a ganar al realizarlo. Por ello, nos centramos en nuestras motivaciones, es decir lo que me moviliza internamente para ponerme en marcha. Pienso en lo que voy a obtener, en las mejoras que supondrá el cambio, en lo que dejaré de lado y en la manera en que me acercaré a mi "yo ideal". 

En lo que no solemos pensar es en el corto plazo. En el momento del inicio del cambio. En las dificultades que tenemos todas las personas para dejar de hacer algo de la misma manera en la que lo he hecho en los últimos meses/años/decenios/... para iniciar un nuevo patrón comportamental, con todo lo que ello conlleva. 

Es posible que muchos abandonos se generen por ese no pensar en las dificultades y centrarnos solo en el largo plazo, en las motivaciones. 

No se trata de centrarse en los "puntos negros" del camino hacia el cambio, sino de no olvidarnos de su existencia. Ser conscientes de que aparecerán estas dificultades en el inicio, nos puede ayudar a tener estrategias para afrontarlos desde nuestras fortalezas. E incluso, nos permitirá simplemente afrontarlas, sabiendo que en el camino habrá  momentos difíciles en los que creamos que podemos "fallar" y no me desanimaré cuando vea algún paso atrás o momento de dificultad. 

Es decir, si prevemos las dificultades, no nos sorprendemos y tampoco sucumbimos ante sus primeras señales. 

Si en este mes que acaba de empezar, en este año recién estrenado tienes propósitos de cambio que quieres llevar a cabo ¿Crees que pueden surgir dificultades? ¿Qué dificultades crees que aparecerán? ¿Sabes cómo hacerles frente? ¿Qué supone para ti un paso atrás? 

Te invitamos a naturalizar el proceso de cambio pensando en el corto, el medio y el largo plazo y a ser consciente de cuales son tus motivaciones y tus fortalezas para hacer frente a las dificultades que sabes que van a surgir. ¡Mucho ánimo y adelante! 

13 de enero de 2014

Tu coach, no es tu amigo/a.

Si bien es fundamental que exista un clima de confianza en un proceso de coaching, la relación que se genera con tu coach es profesional, no de amistad. 

Tu coach no juzgará tus actos, ni en positivo ni en negativo. 

No buscará tu acuerdo o desacuerdo con sus preguntas, las preguntas que hace un/a coach no se responden con monosílabos, pues su objetivo es generar una reflexión profunda. Sea cual sea la respuesta. 

El coaching, es una herramienta para el desarrollo de las personas, bien en su ámbito profesional, personal, deportivo, de trabajo de equipo... No confundamos el término con el de "entrenador/a" que parece que es la traducción natural y tradicional del término en nuestro idioma. Un  profesional del coaching no nos entrena con instrucciones precisas o con consejos cerrados, nos ayuda a desvelar nuestras fortalezas, a generar cambios y por lo tanto a ganar confianza con el fin de lograr nuestro objetivo. Y la persona que lo logra, es el/la cliente, no el/la coach. 

Un proceso de coaching está acotado en el tiempo, dado que se dirige a trabajar un objetivo o meta concreta, por ello lo habitual es que la inversión en cuestión de tiempo ronde los 3 a 6 meses. 

Tu coach será más una guía que te animará a que indagues, a que te preguntes, a que busques y encuentres. Las respuestas las tienes tú. Tu coach solamente te apoyará y utilizará sus herramientas para que descubras las tuyas propias, para que creas en ellas y alcances tu objetivo. 

Una vez terminada la relación profesional, se despedirá y podrás seguir tu camino por tu cuenta, con mayor confianza y seguridad en ti mismo/a y sobre todo con un conocimiento más profundo de quién eres. 

¿Te apetece probar? Este mes, Kaiden ofrece una sesión gratuita para que descubras qué puede hacer el coaching para ti. ¿Te animas? info@kaiden.es 

8 de enero de 2014

Saber, querer, hacer

¿Cómo materializamos nuestros sueños?
Esta entrada podría ser casi una segunda parte de la última entrada sobre posponer nuestros propósitos, metas, sueños (como queramos llamarlo, lo que resuene en nuestro interior).

Muchas veces, desde la mente, sabemos cuales son los pasos que deberíamos dar pero dejamos de hacerlo. También queremos dar esos pasos pero igualmente dejamos de hacerlo.

Muchas veces lo que nos impide pasar a la acción es saber el cómo y en la gran mayoría de las ocasiones esto se traduce en cuestionar y liberarse de los hábitos y creencias que nos están paralizando y encontrar las estrategias alternativas que nos potencien.

Ahí es donde un proceso de coaching puede marcar la diferencia. Tener a un/a profesional a nuestra disposición, centrado en ayudarnos a ver, a tomar conciencia, a cuestionarnos.

Cuando nuestros sueños además de estar muy claros en nuestra mente, también están sintonizados con nuestro interior (hábitos, creencias, valores, propósito vital) todo resulta más sencillo de materializar en acciones o tareas concretas.

Para ayudarnos, el/la coach nos preguntará:

1-     ¿Qué vas a hacer?
2-     ¿Cuándo lo vas a hacer?
3-     ¿Hay alguien más implicado?
4-     ¿Cuándo lo revisamos?

Estas acciones además de enfocar al cliente en su meta le proporcionará un aprendizaje reflexivo como ningún otro. Un aprendizaje que será una buena base para seguir pasando a la acción y así sucesivamente.

¿Conoces qué es lo que está limitando tu desarrollo?
¿Hay algún hábito, creencia o valor que no está en sintonía con tus metas?
¿Quieres trabajar sobre ello?

¿Has pensado que quizá te vendría bien tener un coach?

7 de enero de 2014

Posponer nuestros sueños

¿Creamos castillos en el aire?
Llega esa época del año donde sentimos que algo ha acabado y que comienza una nueva etapa. A mi me pasa en esta época y cuando regreso de las vacaciones del verano y comienza el otoño y la rutina.

Es en esa rutina diaria donde procuro incorporar los nuevos hábitos (o eliminar algunos que no me sirven) que me van a acercar a mis propósitos.

En muchas ocasiones, esas metas o propósitos de año nuevo se quedan en eso, en propósitos porque no les damos forma, porque no acabamos de definirlos, porque no lo bajamos del sueño a la tierra y porque los aplazamos a un mañana que cada día se aleja más.

Posponer nuestros propósitos tiene algunos elementos positivos (si no, no lo haríamos) pero también tiene reverso y puede provocar cierta sensación de incapacidad que si no lo revisamos a tiempo nos convertiremos en esa clase de personas que sueña muy bonito pero no lo lleva a la vida real nunca.

Estos días hay en el cine una película llamada “La vida secreta de Walter Mitty” que nos puede ayudar a comprender la diferencia entre poder ser y ser. Entre tener ideas geniales y llevarlas a término. Entre desear vivir y sentir algo y hacerlo.

Sería positivo que cada persona tomara conciencia y encontrara las causas, sus causas (más o menos conscientes) de porqué aplaza vivir como desea o al menos, acercarse cada día un poco más a ese modo de vida.

También darse cuenta de las consecuencias que tiene hacerlo, no sólo en la consecución de la meta propiamente dicha, sino también en el estado de ánimo, en nuestra seguridad, en nuestra confianza, en nuestra motivación, en nuestros miedos, en nuestras fortalezas…

Pasar a la acción no es sinónimo de éxito, pero no hacerlo es casi seguro que si.


¿Si aprendemos de nuestros errores, porque tenemos tanto miedo a la equivocación?