27 de junio de 2012

Pérdidas y procesos de duelo


Se ha convertido ya en algo habitual, en las reuniones con amigos, el hablar de la situación laboral de los presentes o ausentes. Todos somos sensibles y asumimos que es una situación muy compleja de vivir y de acompañar.

Sería importante tomar conciencia que perder un empleo, un status, una seguridad económica, un sustento, un modo y medio de vida, provoca en las personas algo más que perder un trabajo.

Asumimos que cuando alguien pierde a un ser querido, vivirá un proceso de duelo y necesitará un tiempo más o menos largo e intenso, para integrar esa experiencia en su vida cotidiana.

Las situaciones que implican finalización y pérdida suponen en mayor o menor medida un proceso de duelo.

Los procesos de duelo, o como leí esta semana, los procesos de “Pérdida Afectiva”, tienen una serie de momentos o etapas, que aunque no siguen necesariamente ese orden cronológico, está bien conocerlas y saber que éstas aparecerán, desaparecerán y reaparecerán en algunos momentos, con distinta intensidad a lo largo del tiempo.

Las etapas son:

Negación: Ese momento en el que nos quedamos aturdidos y confusos, no nos podemos creer lo que está sucediendo. Necesitamos un tiempo para darnos cuenta de la realidad y así dar paso a otras emociones.

Liberación y/o alivio: Se suele producir cuando ha habido un proceso previo muy largo esperando que esto sucediera (una larga enfermedad, una relación de pareja dañina, etc)

Enfado. Rabia: Nos enfadamos con lo que ha sucedido, nos sentimos rabiosos, no queremos aceptarlo, no queremos comprender y lo manifestamos hacia fuera en forma de enfado, ira, reproches, etc.

Culpa: Solemos culpar a algo o a alguien de lo sucedido. Alguien externo (médico, sociedad, familia, a la vida…) y en algunas ocasiones nos sentimos culpables quizá por algo que hicimos o que no hicimos a tiempo, por asuntos que quedaron pendientes.

Tristeza. Dolor: Es cuando tomamos contacto con la pérdida, con lo que nos afecta profundamente, con el vacío, la ausencia.

Aceptación: Vamos viendo la realidad con más calma, de una manera más amplia. Comenzamos a pensar en uno mismo, en cómo encontrar el equilibrio emocional, personal y profesional.

Reconstrucción y gratitud: En esta etapa nos damos cuenta que nuestra vida ha adquirido otra dimensión, es posible que haya ganado en profundidad, nos conocemos más, sabemos qué deseamos, conectamos con nuestros valores. Establecemos una relación de gratitud con lo perdido por lo que nos aportó y significó en nuestra vida.

Vivimos más procesos de duelo o pérdidas afectivas de las que creemos. Nosotros y las personas de nuestro entorno. Se trata de situaciones que implican el final de algo:
Cuando cambia nuestra situación laboral, perdemos un empleo, nos jubilamos…
Cuando cambia nuestro cuerpo, enfermamos, envejecemos…
Cuando cambian nuestras relaciones, dejamos de ser solteros o nos divorciamos, se emancipan nuestros hijos, fallece alguien querido…

En este momento de crisis, cambio constante, es muy probable que alguien de tu entorno o quizá tu mism@ estés viviendo o atravesando un proceso de “pérdida afectiva o duelo”. Es evidente que no todos los procesos son igual de intensos, ni todas las personas los viven y manifiestan de la misma manera.

Creo que el hecho de conocer los procesos de duelo y sus etapas o fases, puede servirnos para ser más comprensivos, más empáticos, más amables, más respetuosos, más humanos, más capaces de apoyar y ayudar a otros y/o a nosotros mismos.


19 de junio de 2012

Mente del principiante versus Ego

Tener la mente del principiante, hace referencia a un concepto zen que nos habla de mantener una actitud abierta, curiosa, libre de preceptos y por lo tanto de prejuicios. 


Me gusta pensar en esta cualidad como un contrapeso al omnipresente ego que dice "saberlo todo". 


Observando nuestras relaciones con nosotr@s mism@s y con las demás personas, vemos que, por alguna razón que quizá no llegamos a conocer si quiera, el ego suele regir, más que otras cualidades de la persona, nuestras interacciones y comunicaciones. 


¿Qué podemos hacer para mantenerlo al margen? 


Conectar con otras cualidades que ya poseemos, aunque no las empleemos a menudo, puede ser un buen inicio. 


¿Y cómo podemos hacer esto? 


Si no tenemos el hábito, debemos crearlo. Todas las personas sabemos cómo crear nuevos hábitos puesto que lo hemos hecho, más o menos voluntariamente, más o menos conscientemente, en varias ocasiones. Lo que quizá no sepamos es por dónde empezar. 


Hace 3 meses uno de nuestros talleres de desarrollo personal versaba sobre la filosofía y práctica del mindfulness. Esta herramienta, por ejemplo, nos acerca a la práctica de ciertas cualidades que contrarrestan el peso del ego. Desarrollar la mente del principiante, el no juicio, la empatía y autoempatía, la paciencia o la aceptación entre otras cualidades, fortalecen nuestro ser, nuestra autoestima y nos conectan con lo que somos, con la esencia. 


Este fin de semana, los días 22 y 23, abordaremos otra herramienta diferente que nos conecta también con nuestra esencia, con nuestro ser. Esta vez lo haremos desde las señales que nuestro cuerpo siente en cada momento, ante cualquier situación y que nos transmite a modo de información valiosa a la que, muchas veces porque nuestro ego entra en escena, porque no estamos habituad@s a emplear la aceptación y el no juicio o la mente del principiante, no hacemos caso. Con la herramienta del Focusing podemos recuperar esa vía de comunicación interna y conectar nuestro cuerpo con nuestra mente, nuestras sensaciones con nuestras emociones y con nuestro pensamiento. Cerraremos con esta práctica la temporada, ofreciendo la oportunidad de dedicar un poco de nuestro tiempo, en esta época estival que en breve inicia y que suele tener un ritmo algo más pausado, a permitirnos disfrutar de nuestra propia compañía. 


¿Te apetece hacerte este regalo? 


Aún quedan algunas plazas, solo depende de ti. 


Información e inscripciones: info@kaiden.es


13 de junio de 2012

La invitación


Creemos que lo importante es el dinero que tenemos o dónde vivimos o en qué trabajamos o a quien conocemos o quien nos conoce. Creemos que nos define lo que sabemos, nuestros conocimientos, nuestra edad…

Lo que nos define es, aunque nos olvidemos muchas veces, lo que soñamos o anhelamos, lo que hacemos con la alegría o el dolor, si somos capaces de admirar la belleza en lo cotidiano, si somos fieles a nosotros mismos, si estamos abiertos o tenemos miedo a volver a sentir el dolor o la tristeza, si aceptamos el fracaso y qué nos sostiene cuando todo se derrumba.

Os dejo este escrito, llamado “La invitación” escrito por Oriah Mountain Dreamer. Lo leí hace años, pero sigue resonando dentro…


No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber qué planetas están en la cuadratura de la Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o te han marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores.
Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otros para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de la traición y no traicionar a tu propia alma.
Quiero saber si puedes ver la belleza, aún cuando cada día no sea hermoso, y si puedes hacer que tu vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la luna plateada... ¡Si!
No me interesa saber dónde vives o cuánto dinero tienes. Quiero saber si te puedes levantar después de una noche de dolor y desesperación, abatido hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego y no lo rehuirás.
No me interesa ni dónde ni cómo ni con quién has estudiado. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si de verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.

Oriah Mountain Dreamer

¿Resonó algo en ti al leerlo? ¿Cuál o cuales te gustaron más? ¿Qué añadirías?

6 de junio de 2012

Cuerpo y cerebro: ¿qué nos intentan decir?

No sé si alguna vez te ha pasado y en caso afirmativo qué has decidido hacer. 


Alguna rara ocasión, en la que tenemos tiempo para estar con un@ mism@, puede ser que hayas experimentado lo siguiente. 


Te sientes relajad@, estas en un sitio confortable y conocido, puede ser el salón de tu casa, tumbad@ en tu cama, en un parque....y conectas contigo. Empiezas a dejarte llevar por lo que sientes en ese momento y quizá de pronto empiezan a aparece acontecimientos pasados o preocupaciones futuras, si decides seguir por ese camino y no abandonas, es posible que en alguna ocasión te haya sucedido algo extraño. Del pensamiento sobre una preocupación o problema aún no resuelto, aparecen unas sensaciones en distintas partes de tu cuerpo: si tenías los pies y piernas relajadas, puede ser que de pronto sientas una ligera tensión en los músculos, puede ser que sientas algo en el estómago o tórax, quizá tu respiración haya cambiado sin que te des cuenta. De pronto puede aparecer una imagen o una palabra o un recuerdo algo distorsionado que crees que no tiene nada que ver con lo que estabas pensando. Puede ser incluso que la imagen te resulte absurda o surrealista y sientas que algo extraño está pasando, por lo que decides cambiar de postura, moverte, desplazarte o incluso ponerte a hablar con alguien, por teléfono si es preciso.



¿Por qué hacemos esto?


No estamos habituad@s a conectar de esta manera con nosotr@s mism@s. 


En ese momento en el que podría incluso parecer que soñamos despiertos, nuestro cerebro, libre, sin emitir juicios, sin atender a causas o consecuencias, conecta la información que le está proporcionando el cuerpo en formato emoción o sensación, con imágenes, conceptos, palabras, recuerdos, proyecciones,.....y un largo etcétera. 


Quizá, hemos asumido que ese tipo de imágenes o ensoñaciones, son "normales" mientras dormimos y sabemos que cuando entramos en la fase REM del sueño, esto es habitual y "normal". Sin embargo, podemos tener algunas creencias sobre las personas que las tienen en estado de vigilia, es decir cuando estamos despiert@s: tiene una imaginación desbordada, es artista o está transtornad@ o enferm@. 


Dependiendo de las creencias que tengamos sobre dejar libertad para que esa conexión exista como algo natural o no dentro de nuestro cerebro, tenderemos a bloquearlas o no, tenderemos a cortarlas o a dejarlas transitar. 


Si las corto.


Me estoy perdiendo de información valiosa sobre esa preocupación o problema. Estoy limitándome y limitando a mi organismo a que se conecte y a que me proporcione información que, más allá de catalogarla como valiosa, es, existe, es nuestra. 


Si no la corto y la dejo fluir.


Puede ser que haya entrenado a lo largo de mi vida en qué hacer con esta información y que la sepa escuchar. Puede ser que no, que simplemente la deje estar y la recuerde como un sueño sin saber bien qué puedo hacer con ella o qué me quiere decir o si me quiere decir algo sobre un tema determinado. 


El Focusing, surge en la década de los 60 con el fin de sistematizar una forma de ayudar a las personas a que conecten con esta información y a que les ayude a avanzar en la resolución de su problema o preocupación. Aprender a usarlo con un@ mism@ requiere práctica y constancia, por lo que será la decisión de cada persona la que permita incorporar al focusing y dejar que arraigue o no como una herramienta más para el autoconocimiento. 


Lo que si podemos aportar desde Kaiden es enseñaros las pautas y algunos recursos que nos permitan conectar con la información que nos transmite nuestro cuerpo. ¿Te apetece explorarlo?


Nuestro próximo taller, con el que cerramos la temporada, tratará sobre esta herramienta y sobre la conexión de nuestro cuerpo y nuestras emociones. Si quieres probar y pasar un rato aprendiendo y compartiendo en un ambiente de total respeto y confianza, anímate a venir los días 22 y 23 de junio en Madrid al taller: