La autoestima está basada en 2 ideas básicas[1]:
1-
Autoeficacia:
esa confianza que tenemos en nuestra persona, en nuestras capacidades,
habilidades y recursos.
2-
Autorrespeto:
esa creencia que tenemos de nuestro derecho a ser felices, creer que los
logros, el éxito, el amor, la amistad, la satisfacciones son adecuados para
nosotros/as y que nos lo merecemos.
El nivel de nuestra autoestima influye en
nuestro crecimiento y nuestra capacidad para alcanzar los objetivos y retos que
nos plantea la vida. Así, si confiamos de manera realista en nuestras
capacidades, si nos sentimos con seguridad en nuestra persona y su valor,
tenderemos a responder de manera adecuada a los desafíos y a las oportunidades.
Una sana autoestima nos fortalece, nos da energía y nos motiva.
Una autoestima alta busca el desafío y el
estímulo de los objetivos difíciles y que merecen la pena. Alcanzar esos
objetivos nos reforzará la autoestima alta.
En cambio, si tenemos una autoestima baja
tenderemos a buscar la seguridad y comodidad de lo conocido, de lo que
controlamos y nos resulta sencillo. Y así, lo que reforzamos es nuestra
autoestima baja.
Una persona con una autoestima sólida se
sentirá mejor equipada para enfrentarse a los problemas, se recuperará más
rápidamente de un contratiempo y más energía tendrá para comenzar de nuevo. En
cambio, si tenemos una autoestima tocada, nuestra resistencia ante las
dificultades se reduce de manera significativa.
La autoestima es en realidad la idea que
tenemos de nuestra persona, de sus posibilidades y capacidades y de lo que es
merecedora.
- ¿Qué idea tienes sobre ti mismo/a?
- ¿De qué crees que eres capaz?
- ¿Qué crees que te mereces en tu vida profesional y personal?
No hay comentarios:
Publicar un comentario