14 de diciembre de 2015

Creer en los cuentos de hadas y el locus de control

Creemos en los cuentos de hadas, en las loterías, en príncipes y princesas azules y multicolores. Creemos en héroes, heroínas, villanos y villanas. Creemos en cuentos y soluciones mágicas en forma de poción, premio o hecatombe que viene o se sucede "desde fuera". 

¿Qué hay detrás de esto? Por un lado una falta de confianza personal, una creencia en que las grandes soluciones vienen de fuera y así aliñamos nuestra vida y nuestro trabajo con unas expectativas poco naturales, poco realistas y poco centradas en uno, una, mismo/a. 

También existe y más hoy en día, una debilitadísima capacidad para gestionar la frustración, una pobre aceptación de la realidad, más allá de mis capacidades (y limitaciones) y una falsa visión "super positivista" del mundo. 

Podríamos echarle "la culpa" a las películas de Walt Disney o a las películas en general, en las que se nos presentan soluciones y pócimas mágicas sin parar y siempre vienen de alguien ajeno al protagonista (o casi siempre). Podríamos echar "la culpa" también a la nueva moda del positivismo extremo que a mi modo de ver es una mala (malísima) interpretación de la psicología positiva y nos invade con mensajes del tipo "por más lejos que estén tus sueños, nunca dejes de perseguirlos", o "agradece los errores que tanto te enseñan", o "el límite está en tu imaginación (lease en ti)", etc., etc. Algunas veces nos sentimos mal, nos enfadamos, tenemos ganas de llorar, de tirar la toalla y de pedir un hombro prestado para quejarnos, llorar o despotricar...y está bien, es algo necesario y sobre todo natural. 

La verdad, es que los cuentos de hadas se crearon con un motivo educativo, cuando no existían las escuelas, y pretendían aleccionar a niños, niñas y no tan pequeños en unos preceptos morales, éticos, cultura del esfuerzo y del miedo. Afortunadamente hoy tenemos escuelas, sean mejores o peores que se ocupan de estos menesteres. Así que ¿qué nos queda?

Nos dicen en la prensa y en todos lados que la asignatura pendiente en nuestro sector productivo es justamente la productividad. Que si nos pareciésemos más a Alemania u otros estados "otro gallo nos cantaría". Nos dicen lo que nos falta, en lo que suspendemos, a lo que no llegamos, según le rasero de un agente externo...¿Y qué nos dicen acerca de qué hacer o cómo? ¿De dónde generar las soluciones o los cambios? Algunos artículos señalan al sector PYME como el objetivo en el que poner la lupa o la linterna y a quien se debe "ayudar" a mejorar su productividad, su innovación, su gestión de personas desde la gestión de los talentos. Y si, probablemente tengan razón...

Probablemente nuestras PYMES carecen de seguridad, se sienten como Cenicienta sin Hada Madrina, como Pinocho sin un Gepeto que los saque de las profundidades de la ballena. Y luchan y pelean, a veces contra el enemigo exterior (impuestos, falta de créditos, exigencias administrativas, limitaciones para la exportación, etc...) y otras terminan con una encarnizada lucha interna (marketing contra comerciales, administración contra financieros y recursos humanos contra todos o contra ninguno). 

Desde Kaiden no tenemos todas las respuestas para las PYMES, aunque si tenemos una invitación: te invitamos al menos hoy, a hablar con el corazón, a escuchar con el alma y sin prejuicios y a enriquecerte de las personas que tienes a tu lado. Es muy probable que algunas de las respuestas a tus grandes miedos y gigantes se encuentren en las cabezas, corazones y almas de las personas que tienes a tu lado. Es muy posible que de esas ideas locas que se le ocurre a algún compañero o compañera pueda surgir una solución novedosa e ingeniosa. 

Hoy os invitamos a comunicaros sin limitaciones ni restricciones. A comunicaros en equipo y en conversaciones informales, a preguntaros ¿qué tal estás? con plena sinceridad y queriendo escuchar la respuesta sin expectativas preconcebidas. Hoy os invitamos a veros hacia dentro, olvidando las pócimas mágicas y de magos externos. 

7 de diciembre de 2015

Mindfulness desde la práctica

El Mindfulness ha llegado a nuestras vidas para quedarse. Ha dejado de ser una moda para ser una realidad.

Todas las semanas encuentro infinidad de noticias sobre la aplicación del mindfulness, de la atención plena en el ámbito educativo, empresarial o terapéutico.

Hoy voy a centrarme en el ámbito organizacional. Cada vez son más las empresas que comprueban que invertir dinero en el bienestar de sus equipos es invertir en personas empoderadas, más capaces de gestionar el cambio y la incertidumbre, más flexibles y más productivas.

Se trata de un concepto importante: ganar-ganar. La persona recibe, en su puesto de trabajo, una formación teórica y práctica de mindfulness lo que le permite adquirir una herramienta, recurso, e incluso diría, incorporar una forma de estar que le permitirá mejorar en su gestión emocional (estrés, ansiedad, miedos, etc) al tiempo que la organización se beneficia de tener entre sus filas a personas más capaces, flexibles, productivas, etc.

Google lleva años ofreciendo a sus trabajadores clases con nombres como “Meditación 101”, “Busca dentro de ti”, y “la reducción del estrés con Mindfulness”. La compañía también ha creado una comunidad virtual y en persona llamada gPause, para ayudar a apoyar y fomentar la práctica de la meditación e incluye recomendaciones como la práctica diaria de meditación en más de 35 oficinas, "comidas conscientes", y retiros de un día de meditación a diferentes lugares.


Desde Kaiden llevamos años aplicando el Mindfulness tanto en nuestras formaciones en empresas, como en los procesos que facilitamos a nivel individual. Si estás interesado o interesada, contacta con nosotras.