El Coaching se diferencia de otras
disciplinas a través de matices, a veces difíciles de distinguir, pero una de
las cuestiones que la caracteriza es la acción.
Un proceso de coaching te ayuda a que pongan
“piernas a tu sueño”, a que pases a la acción, que el sueño se convierta en un
plan. Plan que solemos llamar plan de acción.
¿Cómo podemos hacer ese plan de acción?
Convencionalmente se suele realizar ese plan
de acción de manera cronológica, es decir, pienso en lo que haré desde hoy
hasta el momento que logre mi objetivo. Planifico mis pasos del presente al
futuro.
A mi, me gusta hacerlo de manera inversa.
Como plantea y sugiere la Programación Neurolinguística.
Es decir, le planteo al cliente (coachee) que
se sitúe en el futuro, en el momento en el que ya ha logrado lo que desea. Que
recree lo mejor posible esa situación, qué siente, qué ve, qué escucha y
permanezca en ese estado durante un tiempo. A partir de ahí, que vea qué pasos
ha tenido que dar para llegar hasta ahí. Es decir, vamos a hacer un recorrido
del futuro al presente.
Sé que suena un poco extraño, pero la mente
es maravillosa y le encantan este tipo de magias. No es lo mismo pensar en
las acciones que hay que llevar a cabo desde la incertidumbre del presente que
desde la garantía del futuro (habiendo imaginado que ya se logra el
objetivo).
Si estás en un proceso personal o profesional
en el que llevas inmerso/a tiempo, que sabes que sería bueno para pasar a la
acción, pero o no sabes qué pasos dar o hay ciertos bloqueos, te sugiero que
pruebes con el Coaching y notarás el cambio.