Si, si…no es lo mismo ni es igual. No es lo
mismo decir (y, por tanto pensar o sentir) que “tengo que hacer la compra” que
expresar “quiero hacer la compra”
No es lo mismo “tengo que dejar de fumar” que
“quiero dejar de fumar”.
¿Sientes los matices? En la primera, en el
tengo que, hay una presión, una obligación, mientras que en la segunda hay
intención, ganas, motivación.
En la primera opción, parece que alguien o
algo me fuerza a dejar de fumar, mientras que en la segunda, se intuye que soy
yo quien decide dejar el hábito, y por tanto, como es algo que yo decido, me
siento más motivado/a y responsable de alcanzarlo.
Igual pasa con expresiones como “debería” “no
debería” “podría” “no podría”. Se trata de expresiones que encierran normas
sociales, creencias limitantes (sobre nosotros/as mismos/as o sobre el entorno,
las circunstancias, etc), obligaciones autoimpuestas, etc.
“debería empezar a hacer deporte” “no debería
trasnochar tanto los fines de semana” “podría haber estado más atenta y hacerlo
mejor”, “ya debería saber gestionar estas situaciones estresantes” etc.
Es importante descubrir hasta que punto esta
forma de pensar (y de expresarte) te puede estar limitando para alcanzar los objetivos
que te has planteado. En un proceso de coaching, el/la coach te ayudará, a
través de preguntas, a cuestionarlo y descubrirlo.
Si una persona expresa, en el diálogo del
proceso de coaching, “debería hacer eso”, el/la coach puede sugerirle: ¿deberías
o quieres hacerlo? ¿Qué pasaría si no lo hicieras? ¿Quién o qué dice que deberías
hacerlo?
Buscamos la fórmula para que cada persona se
sienta motivada y asuma las riendas de sus planes, metas o propósitos. No nos
sentimos igual si hacemos algo por que lo deseamos por que creemos que es
nuestra obligación. ¿estás de acuerdo? ¿Cómo expresas tus planes? ¿Cómo “tengo
que” o como “quiero”?
¿Hay muchos deberías en tu vida? ¿Puedes
transformarlos en “quieros”?
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