9 de julio de 2014

¿Qué seríamos capaces de lograr si cooperáramos? o La piedra de hacer sopa

En un pequeño pueblo una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que había llamado a su puerta un extraño correctamente vestido que le pedía algo de comer.

Lo siento -dijo ella-, pero ahora mismo no tengo nada en casa.

No se preocupe, dijo amablemente el extraño, tengo una piedra de sopa en mi cartera. Si usted me permitiera echarla en una olla de agua hirviendo yo haría la más exquisita sopa del mundo. Consiga una olla muy grande por favor.

A la mujer le picó la curiosidad, puso la olla al fuego y fue a contar el secreto de la piedra a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.

El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cuchara con verdadera delectación y exclamó: ¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas cuantas patatas.

- ¡¡Yo tengo unas patatas en mi cocina!!, gritó una mujer.

Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de patatas peladas que fueron derecho a la sopa. El extraño volvió a probar el brebaje:
¡Excelente! dijo y añadió pensativamente:

- Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido más apetitoso.

Otra ama de casa salió zumbando y regresó con un pedazo de carne que el extraño tras aceptarlo cortésmente introdujo en el puchero. Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:

- ¡Ah , qué sabroso! Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto...

Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llena de cebollas y zanahorias; después de introducir las verduras en el puchero, el extraño probó nuevamente la sopa y con tono autoritario dijo: - la sal.

Aquí la tiene, le dijo la dueña de casa. A continuación dio otra orden: ¡¡Platos para todo el mundo!!.

La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos. Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas.

Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa.

Todos se sentían extrañamente felices mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente, dejando tras de si la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo...


Cuento Belga

7 de julio de 2014

Todos somos aprendices, hacedores y maestros

Aprender es descubrir
lo que ya sabes.

Hacer es demostrar
que ya lo sabes.

Enseñar es recordar
a los demás que lo saben
tan bien como tú.

Todos somos aprendices,
hacedores, maestros


Richard Bach


Tengo que reconocerlo, cuando leí por primera vez esta frase me dije…¿Cómo se puede explicar mejor? ¿Qué se puede añadir? Me parece sencillamente grande, genial.

Para mi está muy relacionada con el crecimiento, con el desarrollo personal que yo tengo identificado tan claramente con el coaching y la inteligencia emocional.

También, cuando la leo y dejo que resuene en mi, me llegan las palabras humildad y sabiduría. Porque, en realidad, lo sabemos todo y no sabemos nada al mismo tiempo.

Sentir y comprender que todas las respuestas están en ti (y no en el o la coach) y al mismo tiempo tener la mente abierta para desaprender y aprender algo de lo nuevo que te trae la experiencia y la toma de conciencia.

Hacedores porque desde la acción (fundamental en los procesos de coaching) puedo descubrir nuevos caminos y puedo descubrirme en nuevas experiencias.

Maestros porque somos espejos de la realidad que vemos y proyectamos. Maestros porque dejamos salir lo mejor que tenemos dentro.

Maestros, hacedores y aprendices. Todo al mismo tiempo.

Espero que esta frase te inspire y te llegue tanto como lo ha hecho conmigo para que disfrutes de ser aprendiz, hacedor/a y maestro/a en tu vida.

2 de julio de 2014

Algunas verdades y algunas mentiras

Este pasado fin de semana, en una magnifica "fiesta" rural, es decir nos juntamos un grupo de personas en una casa rural de un pueblo segoviano a charlar, comer, charlar, seguir comiendo y seguir charlando y riendo, conocí a personas maravillosas con las que compartí conversaciones de diversos temas. 

En una ocasión surgió el tema laboral y como no el coaching. 

Lamentablemente, la persona que contó su experiencia en un curso aparentemente sobre coching, tenía un sabor bastante amargo sobre el tema. Y ha sido esta conversación la que me ha inspirado a escribir sobre algunas verdades y algunas mentiras que encontramos relacionadas con el término y especialmente con la profesión de un/a coach. 

Es verdad que el término puede generar cierta ambigüedad en nuestra lengua y esta ambigüedad está permitiendo que se utilice de manera engañosa en muchas ocasiones. Se equipara al término entrenar, entrenamiento y entrenador que permite llevar a cabo distintas acciones que nada tienen que ver con el coaching como profesión. 

Es verdad que puede faltar claridad en la definición de lo que es esta profesión, quizás por su novedad, quizás por la diversidad de enfoques o por la falta de unión entre escuelas y asociaciones que regulan la profesión. Quiero pensar que estamos recorriendo un camino que nos hará ver la necesidad de aunar visión y acción para construir un espacio común fácilmente defendible del intrusismo. En este caso además considero que este intrusismo puede ser muy peligroso y puede llegar a generar daño en las personas. 

En la experiencia que me relataron el pasado sábado aparecían elementos que un/a coach jamás, JAMÁS, utilizaría, como por ejemplo, el juicio. Si estás trabajando en algún proceso individual o grupal y la persona que se dice ser coach te tilda de egoísta, miedosa/o, o cualquier otro juicio de valor, no estarás frente a un/a coach profesional ni serio/a. El juicio no entra en un proceso de coaching, dado que el foco no es el/la profesional sino el/la cliente. No busca despertar la conciencia a costa de lo que sea, sino apoyar una visión de crecimiento y empoderamiento en el/la cliente. 

En un proceso de coaching, la persona que tienes delante te propondrá tareas, no te obligará a hacer nada a costa de emitir juicios por elegir no hacerlo o por hacerlo de determinada manera. 

En un proceso de coaching no será tu coach quien hable todo el tiempo, quien te cuente su experiencia o sus éxitos, esto lo podrá hacer solo en la primera sesión, para que puedas conocerlo/la. En una sesión de coaching serás tú quien hable y la persona que se siente delante de ti te hará preguntas o quizás alguna observación y propuestas. 

Un proceso de coaching te ayuda a florecer desde quien eres, no desde donde el/la coach quiere verte. ¿Qué pensarías si de una semilla de roble naciese un árbol de nísperos? ¿Si de un rosal, naciese una dalia? Lo que surge en las sesiones de coaching solo puede tener que ver contigo, con la persona maravillosa que eres y sobre quien puedes llegar a ser al enfocarte en tus fortalezas y al despojarte de lo que tú quieras despojarte. Si eres un roble, seguirás siéndolo con o sin coaching. 



Este vídeo ya lo hemos utilizado en otras ocasiones en Kaiden. Te invito a disfrutar de nuevo del nacimiento de un roble. 


El 27 de mayo de 2013 publicamos una entrada relacionada con algunas distinciones bajo el título: ¿Un/a coach te dice lo que debes hacer? por si te apetece revisarla.