29 de septiembre de 2014

Más allá de modas o modos

Llevo algún tiempo leyendo y escuchando a personas que se hacen preguntas sobre el coaching ¿es una moda? ¿para qué tantas versiones? ¿qué pasa si no hago coaching o si no tengo a un/a coach?

Realmente, pasar, no pasa nada. Es una elección personal como muchas otras. Elegimos qué hacer ante determinada dificultad o problema, cómo afrontar un reto nuevo o qué me ayudará a generar un hábito nuevo y realizar el cambio deseado. 

Es verdad que hoy en día podemos leer la palabra coaching asociada a una gran variedad de campos de acción y que puede llevarnos a la duda. En mi opinión, existe una visión muy difundida sobre la importancia de diferenciarse, de encontrar un nicho de mercado. De pronto, el marketing es lo más importante y la diferenciación pasa por poner apellidos a cualquier herramienta o área de negocio nueva. 

Y es allí donde creo que está una de las principales diferencias. ¿Es el coaching una herramienta de trabajo para apoyar a las personas a generar un cambio y mejorar en su vida? o por el contrario ¿Es un área de negocio? 

Desde Kaiden, creemos que es una herramienta, muy eficaz y potente, al servicio de las personas. Quizás es por ello que no le hemos puesto apellido nunca, pues no lo vemos como un área de negocio, por mucho que insistan algunos expertos y expertas en la necesidad, indispensable, de diferenciarnos. 

Si pensamos en qué nos diferenciamos en Kaiden, podríamos decir que vemos a cada persona, cada empresa, cada organización, como alguien único/a a quien podemos ofrecer nuestro conocimiento, experiencia y trabajo de la manera que cada una y cada uno necesite. No seremos nosotras quienes pongamos apellidos a nuestro trabajo, será cada cliente y cada clienta quien nos indique dónde quiere poner el foco. Cuál es su área de interés. 

La decisión de hacer o no un proceso de coaching es de cada persona. Y creo que respetar esa decisión es lo único que importa. ¿Es útil? Sí, es muy útil, si es lo que estás buscando. ¿Es necesario? Quizás si, si no encuentras la forma de abordar determinado cambio o mejora y llevas tiempo buscando la manera. ¿Es indispensable? Seguramente no, aunque nos ayuda a ponernos manos a la obra y llegar antes a nuestro destino, a nuestra meta. La elección, como he dicho antes, es tuya. 

24 de septiembre de 2014

Hacerme un autorretrato: ¿Quien soy?

Ahora está muy de moda eso de hacerse “selfies”, que no es otra cosa que autorretratarnos para mostrar quienes somos.

En nuestro Programa de DesarrolloPersonal, un programa completo que consta de 8 módulos, empezamos (Primer Módulo el 18 de octubre) haciéndonos un autorretrato para conectar con quienes somos, cómo nos observamos, cómo nos definimos y así poder descubrir y poner en valor nuestras fortalezas y talentos.

En muchas ocasiones, la sociedad o el entorno más cercano nos definen con etiquetas que sólo dejan ver una parte de lo que somos y no nuestra totalidad.

Como ejemplo de esto, os dejamos un vídeo de un artista maravilloso mostrando sus capacidades y talentos y que nos deja maravillados/as. Muchas personas definirían a esta persona como alguien con autismo, perdiéndose su totalidad.





¿Quién eres? ¿Qué te define? ¿Qué talentos tienes? ¿Qué se te da bien? ¿Con qué disfrutas? ¿Qué te hace único/a?

¿Quieres descubrirlo con nosotros/as? Si estás interesado/a en hacer el programa completo o alguno de sus módulos, puedes descargarte la ficha de inscripción. Si quieres ampliar información sobre fechas, horarios, precios, contenidos, escríbenos a info@kaiden.es. Estaremos encantadas de resolver tus dudas. Te esperamos!!!


22 de septiembre de 2014

Por supuesto...todas las personas sentimos miedo!!!

"Es de los compañeros que pelearon por la libertad de quienes aprendí el significado de la palabra coraje.
Una y otra vez he visto hombres arriesgar sus vidas por esa idea. He visto a seres humanos soportar ataques y torturas sin romperse, sin descomponerse, mostrando una fortaleza y una resistencia que desafían la imaginación.
Aprendí entonces que coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre este instinto básico"
Nelson Mandela 

¿Qué es el miedo? El miedo es esa emoción primaria o básica (que sentimos todas las personas con independencia de dónde hayamos nacido o quienes nos hayan educado) que nos informa que nuestra integridad física, mental o emocional está en peligro.

El miedo aparece cuando sentimos una amenaza o un peligro y sentimos que nos supera, supera nuestras capacidades o recursos para afrontarlo.

El miedo, por tanto, se compone de 2 elementos fundamentales. La amenaza y los recursos que yo considero que tengo. De nada me sirve que mi entorno me diga que yo soy capaz, que yo puedo, que yo tengo lo que hay que tener si yo no lo percibo así. Si no lo percibo así, sentiré miedo. Y no pasa nada!!!

El miedo, como todas las emociones, nos informa de algo, nos informa que la amenaza a la que nos enfrentamos quizá sea excesiva y que con los recursos que tenemos, quizá no sean suficientes.

Es importante escuchar al miedo, sentirlo y después, mirarlo, observarlo, y tomar decisiones al respecto. Si lo ignoramos, si no le hacemos caso, si invalidamos la información que nos está proporcionando es muy probable que, poco a poco, nos invalide el miedo a nosotros/as mismos/as.

En la medida en que escucho mis emociones, incluido el miedo, tendré más herramientas para hacer algo al respecto. Tenemos opciones y eso es un elemento interesante a considerar. ¿Se supone que tengo que ignorar el miedo y enfrentarme a la situación si o si? ¿Tengo que ser capaz de tirarme de cabeza al mar desde un acantilado y no sentir miedo? ¿En qué cabeza cabe? El miedo me ayuda a evaluar si debo retirarme o lanzarme. ¿Retirarme es un sinónimo de cobardía o de una prudencia inteligente?

El miedo es algo que no nos gusta sentir (socialmente no está muy bien visto sentir miedo), muchas veces queremos ser capaces, pero nuestro cuerpo, nuestra mente nos dice que no podemos. ¿Qué hacemos en esas situaciones?

Me pregunto qué pasaríamos si fuéramos capaces de abrazar el miedo, abrazar la situación, observarla con amor, sin juzgar a la parte de nuestra persona que siente miedo y preguntarnos ¿Qué necesito en estos momentos? ¿Cómo debería ser la situación para sentirme más confiado/a? ¿De qué manera puedo ayudarme y facilitarme esta situación? ¿Puedo no forzarme y sí escucharme?

A veces resulta difícil establecer ese diálogo amoroso con nosotros/as mismos/as, a veces necesitamos de otra persona, que no nos juzga, que puede ayudarnos a ver más allá, que puede ayudarnos a aceptarnos y querernos más.

En un proceso de coaching, muchas veces aparecen los miedos como obstáculos para nuestra realización personal, para lograr nuestros objetivos. Trabajarlos, hacerles caso, escucharlos, aprender de ellos (de nuestros miedos, de nuestros obstáculos) nos hace más capaces para tomar decisiones al respecto.

¿Algún miedo te bloquea? ¿Crees que un proceso de coaching puede ayudarte? ¿Te animas a probarlo?




17 de septiembre de 2014

El tiempo ¿un concepto o un ancla?

“Con el tiempo parece pasar lo mismo que con la felicidad,
que no se reduce,
sino que se multiplica al compartirlo.” José Buendía 
¿Tienes claras las metas que deseas alcanzar en la vida, tanto en lo personal como en lo laboral?

¿Decides de antemano lo que quieres alcanzar en tu jornada? 

¿Puedes encontrar períodos de tiempo sin interrupciones cuando los necesitas?  

Hemos escrito en varias ocasiones sobre la gestión del tiempo en este espacio. Sin embargo, sigue siendo una cuestión que  incomoda, influye poderosamente y a la que no siempre se sabe dar respuesta. 

Asumimos que nuestra vida conlleva altas (o medias) dosis de estrés y que es algo que "no puedo cambiar". Que es mejor aprender a vivir así y no quejarme (o si), asumiendo que la sensación de agobio, de estrés, o de ansiedad aparecerá en diversos momentos de mi vida. 

Lo que no sé es si asumimos igualmente y de manera consciente que estamos transmitiendo este estilo de vida a nuestro entorno:  hijos e hijas, sobrinas y sobrinos, nietos y nietas, alumnos y alumnas. Estamos enseñando a las nuevas generaciones a vivir en estrés como algo natural e irremediable.  ¿En serio? 

Recuerda un momento cómo era tu infancia. ¿Qué hacías en la escuela? ¿Qué hacías en los descansos? ¿Qué hacías al volver a casa? ¿Vivías en estrés? 

Al menos yo, no recuerdo una infancia estresada. Recuerdo los juegos, recuerdo la incomprensión del concepto tiempo, recuerdo que tener un reloj, era tener un juguete con el que jugaba a hacerme la mayor diciendo la hora a toda persona adulta que me encontraba. 

El tiempo se ha convertido en nuestras vidas no en un mero concepto para poder acordar encuentros o plazos, para planificar eventos personales y profesionales, para tener rutinas o hacer cosas que nos motivan. El tiempo se ha convertido en ese ancla que nos hace sentirnos esclavas y esclavos de "algo" o de "alguien".  ¿Nos compensa vivir así? 

Más allá de complejas construcciones psicológicas asociadas a creencias mal interpretadas en algunas personas, creo que la respuesta general sería un NO rotundo. 

Vivir en estrés nos disminuye psicologicamente y merma nuestra autoestima, dado que vivir en estrés conlleva una visión de desequilibrio, de incapacidad, de escasez de recursos.  Vivir en estrés supone ver nuestras limitaciones en lugar de nuestras capacidades y si esto se repite cada día, cada semana, mes o trimestre.... ¿Qué mensaje te estás enviando a lo largo del año? 

El tiempo es un constructo, puedes elegir cómo vivirlo, como gestionarlo, como compartirlo. Desde el coaching, se trabaja de manera muy eficaz la gestión del tiempo, invirtiendo la visión y potenciando a la persona para que observe sus fortalezas y genere cambios desde ellas. 

¿Quieres probar una sesión de coaching y saber si es para ti? En Kaiden trabajamos muy bien con las metas para la gestión del tiempo y además la primera sesión es gratis ¿Qué puedes perder? Infórmate en: info@kaiden.es 

15 de septiembre de 2014

Reconocernos a través del agradecimiento

Por alguna razón, vivimos inmersos e inmersas en mensajes que nos hacen recordar el castigo, la dureza, las dificultades, el peligro, la amenaza,....desde pequeños y pequeñas, nos enseñan a competir, a temer, a seguir la norma y los mensajes con fuerte carga negativa nos acompañan, si queremos, día a día; no hay más que mirar el telediario para comprobarlo. 

"Olvida que has dado para recordar lo recibido" Mariano Aguiló
Estos constantes mensajes negativos, influyen sin duda en todas las personas y así, según algunos autores, somos especialmente vulnerables a vivir en estrés. A vestir el traje del estado de angustia o ansiedad desde por la mañana hasta que nos vamos a dormir. 

¿Qué opciones tenemos para salir de esa rutina, para vestir otros trajes? 

Hay un ejercicio, muy sencillo y también muy potente que quizás has visto circulando en algunas redes sociales. Quizás te puede parecer una ocurrencia vana o quizás no. Se trata de llevar un diario de agradecimientos. Puede ser privado o público, puede ser durante un número concreto de días o no....agradecer, nos conecta con una parte fundamental de nuestro ser. 

Nos conecta con nuestro mundo emotivo y sensitivo, nos conecta con nuestra capacidad de humildad, nos conecta con el reconocimiento (propio y ajeno), nos conecta con nuestro poder interior, con esa gran fuerza motivadora y movilizadora. 

Este ejercicio, te permite detenerte un momento y tomar conciencia sobre aquellas experiencias en tu vida que de alguna manera te han marcado, te han ayudado a crecer; sobre aquellas personas que han dejado huella y han sido relevantes en un momento concreto o a lo largo de toda tu vida; sobre aquellas decisiones con las que has aprendido, crecido, cambiado,....Se trata de tomarte un momento para ti mismo o para ti misma y reflexionar sobre lo que las experiencias y personas han legado en ti hasta ahora. 

Podríamos decir que con este ejercicio entrenamos la habilidad de nuestra inteligencia emocional de facilitación, dado que el agradecimiento, la sensación de gratitud, genera un estado emotivo potenciador para crear, alegrarnos, compartir, expresar, pensar, discernir, amar, .... es así, un antídoto contra el estrés y contra los mensajes de carácter negativo que nos llegan día a día. 

Yo estoy haciendo este ejercicio y puedo decirte que la sensación que experimento al escribirlo es de "yo puedo con todo", "soy capaz", "soy afortunada y me siento feliz". Si, puedo decir que experimento un estado de felicidad plena y me conecta con mi poder interior. Si algo ha ido mal en el día, después de hacer el ejercicio se disipan los lastres y floto sin peso. 

¿Quieres hacer este ejercicio durante unos días? ¿Por qué no empezar ahora mismo? Escribe 5 o 10 agradecimientos cada día durante una semana y a ver qué pasa. 

Conectarnos con quienes somos, con nuestra esencia, será gran parte de lo que hagamos a través de las distintas sesiones del PDP.  Empezamos en octubre!!! 

10 de septiembre de 2014

Duda y aprenderás

Tomo prestada la frase de Edmon H. Fischer para título de este post sobre la duda, el aprendizaje y en definitiva el crecimiento.

El otro día me comentaba una amiga, en una conversación con otras personas, hablando del crecimiento personal alguien le preguntaba “¿Qué es eso del crecimiento personal?”.

Reconozco que yo no salía de mi asombro y al mismo tiempo me pregunté ¿Por qué daba por supuesto que es un concepto extendido y utilizado por la sociedad? En realidad, se habla de crecimiento económico, de crecimiento del P.I.B, de crecimiento de las tasas de desempleo, del crecimiento demográfico, del crecimiento de la deuda….pero del crecimiento personal, ¿Dónde se habla? ¿Quién habla del crecimiento personal?

Y quería dedicar este post a explicar qué es, desde mi punto de vista, eso del crecimiento personal y para mi sorpresa, no me resulta tan sencillo (aquí podemos reírnos un rato).

Y después de mucho escribir y borrar este texto, creo que, para mí, el crecimiento personal tiene que ver con dudar, con no creer que ya lo sabemos todo, con observar y observarnos para descubrir luces, sombras y aristas nuevas de nuestra forma poliédrica.

Crecimiento personal tiene que ver con dejar atrás las etiquetas que te pusieron (y te creíste) y descubrir si realmente tienen que ver o no contigo.

Crecimiento personal tiene que ver con escuchar a tus emociones y a tu cuerpo e ir más allá de lo que tu “razón” te explica habitualmente.

Crecimiento personal tiene que ver con darte cuenta de cómo te relacionas con otras personas, con el conflicto, con la incertidumbre, con los miedos, con el rechazo o la aprobación, con el abandono o el apego…y descubrir qué es lo más saludable para ti y qué cambios quieres hacer y qué herramientas necesitas para ello.

Crecimiento personal es aprender a aceptar y dejar de pelearse o resistirse a lo que es.

Crecimiento personal es también una actitud vital, una actitud de apertura, de aprendizaje, de duda en definitiva.

Crecimiento personal es esto y mucho más…y por ello hemos diseñado un Programa de Desarrollo Personal compuesto por 8 sesiones (1 sábado al mes) que comienza en octubre y finaliza en mayo de 2015. Os dejo el enlace por si queréis más información.



8 de septiembre de 2014

La vuelta al cole o todos esos nuevos propósitos que dejaré a medias?

La vuelta al cole de los adultos tiene también sus complicaciones
Llega septiembre, se acaban las vacaciones, comienza un nuevo curso escolar, retomamos nuestras rutinas y hay algo que nos dice que estaría bien hacer un cambio.

Las vacaciones, los tiempos de descanso, de descubrir lugares y personas, formas de hacer y estar diferentes, nos ha permitido conectar de una manera natural con nuestras necesidades, con lo que nos gustaría que fuera nuestro día a día y no sólo esos periodos vacacionales, como si fueran pequeños oasis en nuestro particular desierto.

Llegamos a casa y nos apetece quizá un cambio en nuestra alimentación, o quizá en nuestra forma de tomarnos el trabajo, o quizá queremos empezar a hacer deporte, o nos animamos a apuntarnos a ese curso de fotografía que tanto deseamos, o quizá queremos gestionar nuestro tiempo de otra forma.

Al principio, con nuestras energías recargadas, tenemos muy claro que es algo que vamos a hacer si o si y van pasando los días y poco a poco, nos dejamos engullir por nuestras formas pasadas, por los automatismos ya conocidos y poco a poco, esos deseos, esos propósitos, esos objetivos, esos planes se van diluyendo hasta caer en el olvido.

Cambiar hábitos o rutinas no es algo imposible, pero tampoco es sencillo. Los hábitos son acciones repetidas muchísimas veces y esas acciones tuvieron un “por qué” y un “para qué” en el momento en que las iniciamos. Debemos encontrar un nuevo “por qué” y un nuevo “para qué”, y así permitir que ese cambio de hábitos fructifique.

En un proceso de coaching profundizamos en los “para qué y los por qué”, tomamos conciencia de las creencias y valores que están relacionados con el nuevo propósito para comprendernos mejor y apoyar nuestro propósito o reformularlo para hacerlo más alcanzable y realista.

¿Tienes propósitos para el nuevo curso escolar? ¿Crees que te vendría bien el apoyo de un profesional del coaching? ¿Quieres probar? ¿Qué puedes perder? ¿Qué puedes ganar?




3 de septiembre de 2014

Los idiomas del cuerpo

Las personas empleamos distintos idiomas para comunicarnos y no me refiero únicamente a los idiomas lingüísticos, sino a los idiomas de los sentidos, a los mecanismos de pensamiento, al lenguaje de la emoción. 

Cada ser vivo, está "fabricado" no solamente para sobrevivir y adaptarse, sino para evolucionar. Eso es lo que Darwin y otros autores propusieron hace ya más de 150 años. Esto nos permite generar cambios, imperceptibles algunos, drásticos y dramáticos otros. 

Nuestro cuerpo posee pequeños interlocutores que solamente se comunican con el "ambiente" (interno y externo). Entienden la información captada, la seleccionan y la transmiten a la centralita de nuestro cerebro. En una persona adulta, en la que ya existen ciertos "surcos" de pensamiento (hábitos, rutas, caminos conocidos y usados repetidas veces), el cerebro utiliza en muchas ocasiones (quizás demasiadas) estos caminos y genera unas emociones (reacciones naturales y más o menos espontáneas ante la información interpretada) y unos pensamientos (elaboración algo más compleja en la que intervienen todas nuestras experiencias previas, conocimientos, creencias, valores, expectativas, etc.). 

Esta información facilitará a otras partes de nuestro cuerpo decidir qué hacer, cuál es nuestra motivación para la acción como consecuencia de lo que pensamos y sentimos. 

Pues bien, llegada a este punto de la exposición mi pregunta es la siguiente ¿A quién escuchamos más? 

¿Qué idioma entendemos mejor? ¿Hay alguno que no logramos traducir? ¿Con qué te quedas? 

Creo que aún a pesar de hacer más caso a uno de los tres (sistema sensorial, emocional o cognitivo) toda la información nos comunica y nos habla, nos impulsa o nos bloquea o quizás se generan contradicciones en nuestro interior. Nada pasa desapercibido en la centralita de nuestro sistema nervioso central. 

Ahora bien, si quiero generar cambios en mis hábitos, en mis creencias o en mi enfoque ¿dónde me estoy centrando? ¿donde creo que debería de hacerlo para ganar eficacia? 

A los seres humanos nos gusta demasiado el idioma del pensamiento, de la cognición. Nos hemos creído ciertos dogmas acerca de la importancia de la racionalidad como la elevación máxima del ser humano y que esta debe de primar, incluso yendo en contra de nuestros otros lenguajes. La evolución real y profunda no puede dejar fuera a la emoción y a la percepción. Son partes esenciales en nuestro desarrollo y en nuestro crecimiento, son evolutivamente naturales, sanas y necesarias.  

En mi opinión, la conexión y no la desconexión, nos lleva a la más elevada evolución posible, a encontrar nuestra mejor versión. Y desde ahí, desde esa posición, podemos influir cambios evolutivos positivos en nuestro entorno, en el futuro. 

¿Cómo quieres comunicarte? ¿Qué idiomas quieres empezar a usar más? 


1 de septiembre de 2014

Un viaje revelador

Cuando llega el período veraniego, solemos planificar viajes. Muchas veces, son viajes con compañeras y compañeros habituales, con quienes hemos ya realizado algún que otro viaje y con quienes hemos disfrutado de nuestras vacaciones. 

¿Has hecho algún viaje tú sola/solo? ¿Te has tenido alguna vez como única/o compañera/o de viaje? 

Algunas personas realizan este tipo de viajes de manera frecuente, disfrutan estando con ellas mismas y pienso que para llegar a este punto, deben conocerse bastante bien. 

Este, ha sido el primer año que yo he hecho un viaje así, unas vacaciones conmigo misma. Ya había vivido la experiencia de viajar sola, en viajes de trabajo que duran varios días, sin embargo no lo había experimentado en un viaje de ocio, por elección propia. 

¿Qué he aprendido en este viaje? 

Han sido muchas las experiencias y los aprendizajes. Aquí quiero compartir un par de ellos. 

Aprendí que sentir y compartir lo que sientes cuando ves un paisaje maravilloso, un ciervo cruzando la carretera o probando una comida exquisita, se ha convertido en algo tan habitual que encontrarme en estas situaciones con el asiento del copiloto o la silla de enfrente vacías, me ha permitido aprender a compartir conmigo, a recrearme en estas emociones y sensaciones y a comunicarme conmigo. Es verdad que el aprendizaje ha pasado por momentos difíciles de echar de menos, de sentir una ausencia aún más presente y día a día sin embargo, he ido conectando más conmigo aún con la constante presencia de esta ausencia. He aprendido que la tristeza o el dolor de una pérdida puede acompañar momentos de felicidad y de contemplación de la belleza. Que no estar con mi compañero  de viajes habitual no significa estar sola, puesto estaba en todo momento conmigo misma. 

También aprendí que en cada persona hay tesoros por descubrir y que puedes tener una buena conversación, igual de profunda que de efímera cuando vives en apertura, en flexibilidad y en amabilidad. Tener ganas de disfrutar, te pone en una actitud muy concreta que contagias y con la que se genera un espacio único de conexión. Sabes que te vas a despedir y que es probable que no vuelvas a ver a esa persona, que no es tu amiga ni lo será nunca y no por ello escatimas en escucha, empatía y amabilidad. La visión de abundancia puede hacernos vivir cada pequeña experiencia como una gran revelación. La visión del aquí y el ahora facilita la conexión con nuestros congéneres. 

Estas dos experiencias o aprendizajes me han conectado en especial con una parte de mí que se ha potenciado y desarrollado en los últimos 4 o 5 años. A partir de empezar mi camino en el coaching, en Kaiden, en la incertidumbre y en la libertad. Es por ello que quizás ahora me siento aún más rica y afortunada, ahora reconozco las experiencias vividas, los aprendizajes adquiridos, que me han permitido hacer este viaje y disfrutarlo. 

¿Crees que el coaching puede potenciar lo que ya llevas dentro? ¿De qué manera podemos apoyarte?