13 de mayo de 2013

Si se puede

Llevamos unos cuantos años escuchando esta frase en distintos contextos. Ha pasado de ser un lema de las manifestaciones contra los recortes, a escucharla no hace mucho en campos de fútbol esperando ansiadas remontadas.

Ya lo decía Obama “Yes, we can”, aunque siendo sincera, yo encuentro potentes diferencias y matices. Una cosa es decir “Si, podemos” donde nos incluimos a nosotros/as en la ecuación del cambio y otra distinta decir “se puede” como algo que no sabemos muy bien quien va a planificar, ejecutar, desarrollar, dirigir, poner en marcha….

Cuando nos planteamos objetivos vitales (personales o profesionales) a través de un proceso de coaching una de las cuestiones que debe ser formulada es si ese objetivo es realista, es decir, si la persona cree que es posible lograrlo. Si la persona cree que si, tenemos avanzado mucho camino. Diríamos que es uno de los pasos fundamentales sin los cuales no tiene sentido seguir.

“Tanto si crees que puedes como si crees que no, tienes razón” Henry Ford

Por tanto, dado ese paso de creer o considerar que se puede, el segundo es plantearse:
 
¿Qué voy a hacer para que se pueda, para lograrlo?
¿Cuándo voy a hacerlo?
¿Cómo voy a hacerlo?
¿Con quien voy a hacerlo? (en muchas ocasiones, el camino se recorre mejor en compañía o con apoyos)
¿Cuánto me va a costar? (puede ser dinero o puede ser otro tipo de recursos)


A mi entender, cuando decimos “si, se puede” queremos un cambio aunque ponemos el peso del mismo en el exterior, que sean otros los que lideren dicho cambio. Cuando decimos “si, podemos” queremos un cambio y queremos formar parte activa del mismo.

En un proceso de coaching se busca que el cliente (coachee) tome conciencia de estas distinciones y asuma el poder que tiene para cambia su realidad. Es importante que si realmente quieres un cambio no le regales a nadie ese poder.

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