Ya lo decía Obama “Yes, we can”, aunque siendo sincera, yo encuentro potentes diferencias y matices. Una cosa es decir “Si, podemos” donde nos incluimos a nosotros/as en la ecuación del cambio y otra distinta decir “se puede” como algo que no sabemos muy bien quien va a planificar, ejecutar, desarrollar, dirigir, poner en marcha….
Cuando nos
planteamos objetivos vitales (personales o profesionales) a través de un
proceso de coaching una de las cuestiones que debe ser formulada es si ese
objetivo es realista, es decir, si la persona cree que es posible lograrlo. Si
la persona cree que si, tenemos avanzado mucho camino. Diríamos que es uno de
los pasos fundamentales sin los cuales no tiene sentido seguir.
“Tanto si crees que puedes como si crees que no, tienes razón” Henry Ford
Por tanto, dado ese
paso de creer o considerar que se puede, el segundo es plantearse:
¿Qué voy a hacer
para que se pueda, para lograrlo?
¿Cuándo voy a
hacerlo?
¿Cómo voy a hacerlo?
¿Con quien voy a
hacerlo? (en muchas ocasiones, el camino se recorre mejor en compañía o con
apoyos)
¿Cuánto me va a
costar? (puede ser dinero o puede ser otro tipo de recursos)
A mi entender,
cuando decimos “si, se puede” queremos un cambio aunque ponemos el peso del
mismo en el exterior, que sean otros los que lideren dicho cambio. Cuando
decimos “si, podemos” queremos un cambio y queremos formar parte activa del
mismo.
En un proceso de
coaching se busca que el cliente (coachee) tome conciencia de estas
distinciones y asuma el poder que tiene para cambia su realidad. Es importante
que si realmente quieres un cambio no le regales a nadie ese poder.
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