16 de noviembre de 2015

Hablar con más corazón: la salud interna y externa

Es una de mis más recientes reflexiones que me acompaña en momentos de intimidad y diálogo conmigo misma y también en conversaciones personales y profesionales. ¿Por qué nos cuesta tanto decir lo que necesitamos, deseamos, queremos o sentimos de manera directa, honesta y franca? 

A veces, porque creemos que se puede generar un "conflicto" y nos dan miedo las consecuencias nos callamos algunos límites o demandas. Entonces me pregunto, el conflicto evitado ¿no enmascara un mayor conflicto para una o varias de las partes que por evitarse no solo no se resuelve sino que impide el cambio o la evolución? Hablaré desde un ejemplo concreto con el fin de explicarme mejor. Tienes un compañero o compañera en el trabajo que es muy brusca hablando. Utiliza un estilo de comunicación agresivo generando incomodidad y malestar entre el equipo. Si optamos por no decirle nada sobre lo que nos molesta su forma de comunicarse, la situación no cambiará y la persona no sabrá qué es lo que provoca con su estilo de comunicación en otras personas, podrá imaginárselo más o menos o ni siquiera pensar en ello, al fin y al cabo está habituada a que nadie le diga nada sobre este asunto. ¿Le estamos facilitando que se plantee un cambio? Pues la verdad es que no, y aunque quizás ahora mismo te plantees que no es tu papel, es papel de todas y cada una de las personas de un equipo que este crezca, se desarrolle y mejore, también en su dinámica comunicativa. Por no hablar de la merma en la autoestima propia (y del resto de compañeros/as) cuando "evitas" poner límites. 

Otras veces nos limitamos y no decimos lo que sentimos por temor a "exponernos" a que nuestra vulnerabilidad sea visible para otras personas y eso perjudique nuestra "valentía" o seguridad. ¿Qué puede expresar más mi seguridad que no temer a mi vulnerabilidad? ¿Qué puede hablar más de mi valentía que aceptar mis limitaciones o "errores" y asumirlos responsable y públicamente? Es cierto que nuestra sociedad no suele responsabilizarse en público de sus equivocaciones y que ese modelo "nos educa" cuando vemos qué hacen y qué dejan de hacer otras personas. También es cierto que si queremos que se generen cambios en mi entorno y en la sociedad en la que vivo, puedo optar por "ser un ejemplo" proactivo y positivo de lo que queremos llegar a ser en lugar de soñar o discutir sobre esta "incapacidad" de nuestro entorno. 

El ejemplo mediante acciones concretas, genera un cambio mucho más profundo en nuestro entorno, hacer más y decir menos nos impulsa a ese "lugar ideal" al que queremos llegar. 

¿Desde dónde vas a hablar hoy a tu entorno? ¿Cómo vas a empezar a cambiar la sociedad? ¿Con qué acciones concretas? 

"Lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza."
Anónimo

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