4 de diciembre de 2012

Encantada de conocerte

Hace unos días, una persona referente en mi vida profesional y personal me dijo, las actitudes y los cambios se ven en las acciones. Estuve de acuerdo. 

Suena muy bien la frase. Suena muy lógica y no hice más caso. 

Hoy, veo que es real tanto como lo soy yo. Veo que si soy mis actitudes, también soy mis acciones y mis cambios. Hablar de las actitudes de otras personas o de las mías propias sin ejemplos concretos es hablar más bien de momentos, de intenciones o de sueños. Así que hoy me veo en mis acciones, en mis decisiones y veo los cambios, los palpo, los entiendo, los comparto y los explico con mayor facilidad.

Hoy me veo en mis emociones, en estas que surgen en un momento tras una acción concreta, tras revisar las acciones encaminadas a una meta y comprender el cambio, su fuerza, su poder. 

Hoy me veo en el cambio de creencias que me llevan incluso a disfrutar de tareas que pensaba imposibles, aburridas o que me producían miedo. 

Hoy me veo enfrentando mis miedos y mis retos con visión de futuro, encontrado los puntos de apoyo para vencer las dificultades. 

Hoy me veo reflexiva y activa. Contemplativa y proactiva. Coherente y plena. Hoy, cuando veo mis acciones, me veo como soy y como quiero ser, veo que coincido y que el camino iniciado es el camino deseado. Hoy estoy encantada de conocerme a través de mis acciones. 


Fábula oriental de autor desconocido: "¿Hasta cuándo dormido?"

"Era un pueblo de la India cerca de una ruta principal de comerciantes y viajeros. Acertaba a pasar mucha gente por la localidad. Pero el pueblo se había hecho célebre por un suceso insólito: había un hombre que llevaba ininterrumpidamente dormido más de un cuarto de siglo. Nadie conocía la razón. ¡Qué extraño suceso! La gente que pasaba por el pueblo siempre se detenía a contemplar al durmiente. "¿Pero a qué se debe este fenómeno?" se preguntaban los visitantes.

En las cercanías de la localidad vivía un eremita. Era un hombre huraño, que pasaba el día en profunda contemplación y no quería ser molestado. Pero había adquirido fama de saber leer los pensamientos ajenos.  El alcalde mismo fue a visitarlo y le rogó que fuera a ver al durmiente por si lograba saber la causa de tan largo y profundo sueño.  El eremita era muy noble y, a pesar de su aparente adustez, se prestó a tratar de colaborar en el esclarecimiento del hecho.

Fue al pueblo y se sentó junto al durmiente.  Se concentró profundamente y empezó a conducir su mente hacia las regiones clarividentes de la conciencia.  Introdujo su energía mental en el cerebro del durmiente y se conectó con él. Minutos después, el eremita volvía a su estado ordinario de conciencia. Todo el pueblo se había reunido para escucharlo. Con voz pausada, explicó:

--Amigos, he llegado, sí, hasta la concavidad central del cerebro de este hombre que lleva más de un cuarto de siglo durmiendo. También he penetrado en el tabernáculo de su corazón. He buscado la causa. Y, para vuestra satisfacción, debo deciros que la he hallado. Este hombre sueña de continuo que está despierto y, por tanto, no se propone despertar."

¿Soñamos que hacemos o hacemos? ¿Soñamos que conseguimos o buscamos? ¿Soñamos que solucionamos o generamos cambios? ¿Elegimos soñar o actuar? Las pequeñas acciones, igual que los sueños nos enfocan hacia un lugar. Elegir hacia cual quiero enfocarme, sigue dependiendo de mi. 


2 comentarios:

  1. Muy interesante y muy profundo.

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  2. Agradecemos tus comentarios y encantadas de compartir nuestra visión contigo y con todas las personas que nos leéis. Un saludo

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