Lo sé, no me he equivocado. La pregunta está bien formulada. ¿Hay vida antes de la muerte?
Hace tiempo que observo que muchas personas viven esperando un tiempo mejor, esperando a que lleguen las vacaciones, el fin de semana, el final de la crisis, que los hijos crezcan o que llegue la ansiada jubilación, para hacer aquellas cosas que realmente les gustaría o para realizar aquel viaje que siempre soñó o para estudiar aquella materia que no tenía ningún futuro pero que en cambio le apasiona.
Cuando tienes la ocasión de compartir y charlar con alguien de esos planes postergados y observas atentamente su mirada, notas cómo se le iluminan los ojos y el rostro, cómo les cambia el tono de voz, cómo se sienten vivos sólo con imaginarlo.
¿Por qué lo dejamos para mañana?
A veces me pregunto si esos planes eternamente postergados no nos sirven de excusa para seguir igual, para no cambiar, para seguir moviéndonos en nuestro espacio de comodidad y como no…para seguir quejándonos.
Quizá también nos sirvan para tener una ilusión en el horizonte que nos alimente y nos permita ir a dormir con la impresión de que vendrán tiempos mejores o que en algún momento, en el futuro, cumpliremos nuestro sueño.
La única pega es que las metas, los objetivos, los sueños, sin acción, son difícilmente posibles o realizables y además, pueden desembocar en frustraciones que poco a poco, nos van minando y alejando de ellos.
Por eso, muchas personas se dan cuenta que el futuro no está garantizado y que sólo existe el presente, cuando en sus vidas aparece una gran golpe, la pérdida de un ser querido o una ruptura sentimental o profesional.
De repente, observan sus vidas y se preguntan hacia donde van, dónde quedaron sus sueños, qué sentido tiene lo que hacen.
Olvidarnos de nuestro día a día con la excusa de que ya podré hacer lo que deseo, lo que quiero o lo que realmente me apasione cuando me jubile o en mis vacaciones es “dimitir” del presente por la promesa de un futuro mejor.
Por eso, considero que es importante detenerse a pensar qué estamos dejando para el futuro y qué podemos comenzar a hacer en el presente. Considerar la posibilidad de ir dando pasos, pequeños, pero pasos, que nos acerquen cada día más a nuestro ideal de vida.
“No es posible asegurar el futuro. Sólo es posible perder el presente” Ivan Klima
Me ha encantado el post.
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