10 de noviembre de 2010

¿Hay vida antes de la muerte?

Lo sé, no me he equivocado. La pregunta está bien formulada. ¿Hay vida antes de la muerte?

Hace tiempo que observo que muchas personas viven esperando un tiempo mejor, esperando a que lleguen las vacaciones, el fin de semana, el final de la crisis, que los hijos crezcan o que llegue la ansiada jubilación, para hacer aquellas cosas que realmente les gustaría o para realizar aquel viaje que siempre soñó o para estudiar aquella materia que no tenía ningún futuro pero que en cambio le apasiona.

Cuando tienes la ocasión de compartir y charlar con alguien de esos planes postergados y observas atentamente su mirada, notas cómo se le iluminan los ojos y el rostro, cómo les cambia el tono de voz, cómo se sienten vivos sólo con imaginarlo.

¿Por qué lo dejamos para mañana?

A veces me pregunto si esos planes eternamente postergados no nos sirven de excusa para seguir igual, para no cambiar, para seguir moviéndonos en nuestro espacio de comodidad y como no…para seguir quejándonos.

Quizá también nos sirvan para tener una ilusión en el horizonte que nos alimente y nos permita ir a dormir con la impresión de que vendrán tiempos mejores o que en algún momento, en el futuro, cumpliremos nuestro sueño.

La única pega es que las metas, los objetivos, los sueños, sin acción, son difícilmente posibles o realizables y además, pueden desembocar en frustraciones que poco a poco, nos van minando y alejando de ellos.

Por eso, muchas personas se dan cuenta que el futuro no está garantizado y que sólo existe el presente, cuando en sus vidas aparece una gran golpe, la pérdida de un ser querido o una ruptura sentimental o profesional.

De repente, observan sus vidas y se preguntan hacia donde van, dónde quedaron sus sueños, qué sentido tiene lo que hacen.

Olvidarnos de nuestro día a día con la excusa de que ya podré hacer lo que deseo, lo que quiero o lo que realmente me apasione cuando me jubile o en mis vacaciones es “dimitir” del presente por la promesa de un futuro mejor.

Por eso, considero que es importante detenerse a pensar qué estamos dejando para el futuro y qué podemos comenzar a hacer en el presente. Considerar la posibilidad de ir dando pasos, pequeños, pero pasos, que nos acerquen cada día más a nuestro ideal de vida.

“No es posible asegurar el futuro. Sólo es posible perder el presente” Ivan Klima

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