30 de noviembre de 2010

Procrastinación

El refranero popular español es muy rico en frases y conceptos que la psicología termina haciendo suyos. Por supuesto definiéndolos y poniéndolos bonitos, dándoles un envoltorio psicológico y conductual.
Seguro que os suena esto: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Es una frase de esas que repiten mucho las abuelas, aunque no tengan estudios. Pues bien a esa frase, a ese concepto, ha llegado alguien y le ha puesto un nombre feísimo, casi un trabalenguas: Procrastinación.
Procrastinar según la rae: Diferir, aplazar.
A partir de aquí y utilizando este palabro tan terrible se ha elaborado todo un fenómeno en internet.
Procrastinar es poco más o menos el trastorno conductual de moda y viene a definirse como un déficit atencional que provoca, entre otras cosas, el aplazamiento de la realización de tareas importantes o la dificultad para mantener la atención en una sola tarea.
El procrastinador posterga y aplaza sistemáticamente aquellas cosas verdaderamente importantes (las obligaciones) y las sustituye por otras mucho menos importantes, pero más placenteras o quizás menos exigentes.
Todos en mayor o menor medida hemos sufrido este fenómeno (que levanten la mano aquellos que estudiaban la noche antes del examen de turno… vale ya puedes bajarla).
Con internet y sus múltiples y diversos distractores, este fenómeno se ha multiplicado exponencialmente ya que las excusas para posponer de manera indefinida nuestras obligaciones se han vuelto prácticamente infinitas.
¿Qué hacer si uno se reconoce a sí mismo dentro de esta tipología conductual?
Apagar el ordenador si no lo estás utilizando, dejar de consultar el correo electrónico cada 15 minutos (ayuda no tener abierto el Outlook). Centrarte en lo que estás haciendo y si te acuerdas de que tienes que enviar un e-mail o escribir un post en facebook, apuntártelo en un post-it y hacerlo cuando acabes tu tarea.
Pero sobre todo y fundamentalmente cambiar tus hábitos conductuales. Si te pasas el día cambiando tu foco atencional de un sitio a otro (subiendo fotos, contestando e-mails, charlando por el messenger mientras lees el marca y reservas por internet una entrada para el teatro...), no esperes que tu voluntad te acompañe cuando necesites concentrarte en algo. Las cosas no funcionan así.
Internet es maravilloso, nos ha abierto un auténtico mundo de posibilidades, pero también tiene sus riesgos y éste es uno de ellos. Hay tantas posibilidades, que nuestra atención sobrevuela por demasiados sitios sin llegar a posarse en ninguno.
¿Eres un procrastinador? Si es así, no pasa nada, formas parte de un club cada vez más grande. Tan solo me gustaría que te hiceras unas preguntas.
¿Qué consecuencias crees que estos hábitos tienen en tu vida?
¿Qué cosas puedes hacer para cambiarlo?
¿Cuándo vas a hacerlas?
¿Cómo vas a recompensarte si vas consiguiendo tus objetivos?
Lo sé, superarse a sí mismo no es fácil; y además, si así fuera ¿donde estaría la gracia?

3 comentarios:

  1. Procaqué??? el caso es que me veo tan reconocida..tengo la capacidad para estar aquí y allí, y acá también. Ahora mientras que leo el post veo el tiempo y hablo con mi novio por el skype, sin dejar de tener otras 4 ventanas abiertas. ¿y qué me produce todo esto? Una sensación de dispersión, de no estar en ningún lado, de desenfoque, de tristeza...en realidad hay mucha angustia. Al leer el post me viene la idea de "horror vacui", a veces tan presente en mi vida. ¿por qué? porque si paro, pienso, si pienso, también siento, si me siento me encuentro con la soledad. GRACIAS por invitarme a estar conmigo.

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  2. Hola!
    Pues sí, la palabra se las trae. Pero me ha gustado la radiografía que has hecho de ella y las relaciones que has encontrado con la falta de atención y los hábitos multitarea. Es otra forma de evitación, de huida... Y seguramente, como apuntaba Esther, vacío; al final, falta de sentido. Concentrarse en el aquí y ahora y buscar sentidos nos puede ayudar.

    Gracias por arrojar luz a tal palabreja ;-)

    Saludos,

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  3. Yo también pienso que la dispersión es una forma de huida. Quizás tengamos que dejar de huir, quizás así nuestra voz interior adquiera mucha más fuerza.

    Muchísimas gracias por vuestros comentarios.

    Un abrazo

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