14 de octubre de 2013

El arte de preguntar en el coaching

El otro día hablaba con un amigo sobre el coaching, la cantidad de personas que dicen ejercer esta profesión y la calidad del mismo.

Una de las claves de un buen proceso de coaching se basa en las preguntas, en el arte de preguntar.

Las preguntas en el coaching están dirigidas al cliente, son para él/ella. Son la forma que tenemos de que el cliente se cuestione, reflexione, tome conciencia, caiga en la cuenta y pase a la acción.

Las preguntas tienen que ser seleccionadas muy bien pues iluminan o se centran en una parte de la experiencia y otras, en cambio, las deja en la oscuridad. Por ello, las preguntas, las buenas preguntas, conducirán a la acción, a la búsqueda de soluciones, a hacer algo con lo que acaba de descubrir el cliente de si mismo/a.

Las preguntas, las buenas, están orientadas a los objetivos más que a lo problemas. Nos orientamos o nos centramos en el presente y en el futuro, más que en el pasado, es decir, más que buscar explicaciones de porqué estamos donde estamos, se busca encontrar el camino para salir de dicha situación.

Además de utilizar preguntas para dar luz y poner en claro valores, creencias, motivaciones del coachee (cliente) utilizamos las preguntas para cuestionar los límites que se pone el cliente que se observa principalmente con el lenguaje que utiliza. Se observa esa situación con opiniones no contrastadas que hace suyas, con las comparaciones que hace que pueden limitar su experiencia, con las generalizaciones, con las presunciones limitadoras, con las palabras de presión (debería, tengo que), con el lenguaje abstracto, etc.

Las preguntas, las buenas, las poderosas, son la base del buen coaching. Las buenas preguntas permiten al cliente responder a aspectos que antes no se ha planteado o, al menos, no lo ha hecho de la misma manera. Como dice Leonardo Wolf en el maravilloso libro “El arte de soplar las brasas” se trata de “prestar preguntas” al cliente.

Las preguntas, en el coaching, se hacen para comprender, para escuchar y para servir al objetivo del cliente.


¿Te gustaría probar esas preguntas poderosas?

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