Me encuentro con muchas personas generosas que dedican su tiempo y energía a apoyar a otras personas. Me encuentro con personas bondadosas que aceptan a cada cual tal y como es, sin grandes expectativas. Me encuentro con personas creativas que encuentran el entusiasmo ante un nuevo proyecto como uno de sus mejores pasatiempos.
Las personas podemos tener estos ingredientes en nuestro día a día, en el trabajo, con las amistades y la familia.
También encuentro a veces personas de las que elijo mantenerme alejada, personas que generan conflictos, que entienden la responsabilidad de "los demás" sin entender jamás la suya propia. Personas que "roban" energía y aprisionan emociones, que cansan y con las que lo fácil, es que haya malos entendidos. Personas dragón podría llamarlas.
A veces es especialmente difícil gestionar estas relaciones en el ámbito laboral. No podemos dejar de relacionarnos con ellas, no podemos elegir no hablar con ellas. Lo que si podemos elegir es seguir "alimentándolas" o no, es decir, hacerlas más poderosas o menos.
Alguien ha dicho que "no te hiere (u ofende) quien quiere, sino quien puede". ¿Te suena esta frase? Vamos a diseccionarla un poquito.
Tienes dentro de ti la capacidad para para permitir que las palabras de otras personas, con o sin intención, te hieran más o menos. Es decir, ante una crítica desagradable, ante un juicio de valor hacia tu persona o ante un insulto, sentirás malestar, es lo natural, es de alguna manera una agresión y estas generan malestar, enfado, incomodidad y nos violentan.
Más allá de esta sensación tú puedes validar o no esas palabras. ¿Realmente tienen que ver contigo y con tu manera de proceder? Entonces, ¿para qué darles mayor importancia? La persona que se ha expresado de esa manera hiriente ¿tiene algún tipo de poder sobre ti? ¿puedes pedirle un cambio en las formas? ¿lo has hecho ya?
A veces pedimos a alguien que cambie su manera de expresarse en determinadas interacciones porque nos sienta mal y aún así, mantiene ese comportamiento. En ese caso, mira si no estás también tú alimentando el malestar dando más valor a estas situaciones del que realmente tienen. Obsérvate y elige alimentar a tu poder personal, a tu capacidad impermeable para mantener a las ofensas a raya, en lugar de alimentar el poder del dragón.
¿Qué crees que pasará cuando tú dejes de alimentarlo? Seguramente lo irá a buscar a otro lugar, a otra persona y podrás contarle también a ella este secreto, tu secreto y de cómo te has deshecho de sus envites.
Al final del día, tú elijes quién puede o no herirte.
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