A lo largo de nuestra trayectoria
profesional, por suerte creo yo, tenemos la oportunidad de trabajar en lugares
diferentes, con culturas distintas, con equipos diversos y dispares, con formas
de hacer a veces incluso opuestas, con liderazgos desiguales.
Todo esa información no figura en
nuestro curriculum oficial, pero si en el oculto. Son esos aprendizajes que te
permitirán ser un/a profesional más capacitado/a para trabajar en entorno
cambiantes.
También, con el tiempo, descubres
qué te gusta más a ti, qué te viene mejor, qué ambiente o formas te ayudan a
sacar lo mejor de ti, qué entornos son más motivadores, enriquecedores,
nutritivos en definitiva.
Uno de los aspectos que el
personal de una organización y/o equipo valora más en sus “superiores” es que “les
sostengan el espejo”.
¿Y eso qué significa? Significa
que les den feedback, que les brinden la oportunidad de conversar y escuchar qué
es lo que más se valora y lo que pueden mejorar. Encontrar espacios conjuntos
para proyectar hacia el futuro, para generar climas de confianza y aprendizaje.
Una mirada externa puede ser muy
empoderante en un momento determinado, puede apreciar claves, obstáculos, y
sobre todo puede dejar a la luz fortalezas ocultas para ser aprovechadas.
Aunque las reuniones grupales
pueden ser espacios muy útiles para muchos aspectos de las organizaciones y los
equipos, no lo son para “poner el espejo”. Se trata de encontrar espacios privados,
relajados, sin interrupciones, donde se genera confianza y transparencia,
además de consolidar los vínculos profesionales.
Otro día profundizaré en las
claves para “poner el espejo” adecuadamente.
¿Tienes alguien que te ponga el
espejo? ¿Eres tú el espejo de alguien? ¿Cómo lo haces?
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