Algunas veces, la conexión entre quien escucha y quien habla es absoluta y entonces eres capaz de dar mucho más de ti y de enfocarlo a sus necesidades.
Hace meses, nos solicitaron un curso para un equipo de trabajo que había sido premiado como el mejor en su clase y su especialidad, dentro de todo el país y aún así pensaban en cómo mejorar. El curso en realidad se convirtió en un espacio de reflexión, en el que Kaiden propuso unas "preguntas" que el equipo de trabajo debatió y respondió.
Las respondió para él mismo y para sus miembros, no las respondió para Kaiden. Las respondió incluso asumiendo que sería un proceso complejo y quizás también doloroso. Las respondió desnudándose e indagando cuál era el origen de las preguntas para localizar el lugar en el que se escondían las respuestas.
Y quiero pensar que hoy, pasados unos meses, empieza todo a tener sentido. Como nos dijo un amigo y asistente a nuestros talleres de desarrollo personal, "ahora, todo empieza a tener sentido". Pasado el tiempo, integradas las preguntas, las respuestas aparecen.
Y me hace pensar en la metáfora que Leonardo Wolk usa para hablar del coaching. Algunas veces, soplamos las brasas que parecen estar apagándose para ayudar a la persona a descubrir su propia luz. Para descubrir lo que es capaz de brillar.
Algunas veces así ayudamos a las personas, soplando suavemente para que sean ellas quienes descubran sus respuestas, su luz y su fuerza y es un placer hacerlo así.
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