Cuando trabajamos con los
clientes en los procesos de coaching (procesos de cambio en definitiva) muchas
veces no tienen claro qué quieren.
Más que meta, lo que saben o
sienten es hacia donde quieren dirigirse aunque no aciertan a vislumbrar el
rumbo exacto, las decisiones que tomar. Y es normal, ya lo decía Richard Bandler “el cerebro no piensa
en objetivos, piensa en direcciones”
A mi me gusta preguntar a la
persona “¿Cómo te gustaría verte, imaginarte, sentirte dentro de unos años?” Al
principio cuesta, pero podemos ayudar a la persona con una visualización, un
proceso de ojos cerrados o similar. La persona comienza a conectarse con sus
sueños, ilusiones, anhelos. Comienza a imaginarse con recursos, con energía
suficiente y empieza a encontrar respuestas. Sus respuestas.
Una vez que la persona se ha
visto (se ha sentido así) comienza el trabajo de aterrizarlo, comienza el
trabajo de descifrar qué hay que hacer para llegar hasta allí. Eso forma parte
del trabajo que se hace en un proceso de coaching (con una persona, con un equipo de trabajo o con una
organización).
Dicen que el mago Merlín (ejemplo
y fuente de sabiduría para el Rey Arturo) dijo “vengo de donde voy” y esta
frase resume muy claramente una forma de trabajar en el coaching. Primero me
proyecto hacia el futuro y después descubro qué camino me lleva hasta allí.
Trabajar la línea del tiempo
(técnica de PNL) ayuda para recorrer el camino que lleva del futuro al presente y nos ayuda a descubrir respuestas que de
otro modo hubieran quedado bloqueadas por nuestros miedos acerca de nuestras
posibilidades y/o capacidades.
Si quieres trabajar sobre tu
rumbo, sobre tu futuro y crees que el coaching puede ayudarte, ponte en
contacto con nosotras para fijar una primera sesión gratuita (presencial o a
través de skype). Estaremos encantadas de formar parte de apoyarte.
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