2 de septiembre de 2013

El pasado como trampolín


Deberíamos utilizar el pasado como trampolín y no como sofá (Harold MacMillan)

En muchas ocasiones, por costumbre o por incapacidad temporal, nos quedamos atrapados/as en el pasado. Nos apegamos a lo que vivimos, a lo que sentimos, a lo que experimentamos, a lo que fuimos...

A veces, también, nos apegamos a aspectos o experiencias que nos gustaría olvidar pero sin saber muy por qué y cómo, hay una parte de nosotros/as que no quiere desprenderse de todo eso. Quizá porque nos ayuda a explicar quienes somos, quizá porque de alguna manera nos da cierta identidad, quizá porque creemos que si "dejamos atrás" o "soltamos" es como si olvidáramos o quitáramos algo de nuestra propia historia vital.

Comprender nuestro pasado, explicarnos cómo vivimos, cómo reaccionamos, cómo éramos es importante, pero quedarse ahí tiene ciertos peligros y uno de ellos es no darnos el permiso de estar en el presente, no permitirnos sentir o ser otra cosa, no ser capaz de mirar hacia delante con ligereza.

Uno de los trabajos más importantes que hacemos en un proceso de coaching es mirar hacia delante. Alguna que otra mirada hacia atrás nos permitirá comprendernos, nos permitirá descubrir recursos o miedos o creencias limitantes o potenciadoras, pero sin perder de vista que queremos dar el salto en el trampolín y no quedarnos en el sofá (siguiendo con la maravillosa metáfora de Harold MacMillan).

¿Cómo estás utilizando tu pasado? ¿Cómo trampolín o como sofá?






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