9 de septiembre de 2013

Las decisiones en el tiempo

Algunas decisiones sentimos que debemos tomarlas con cierta celeridad, por el contrario, en otras ocasiones, nos damos un margen para meditarlas y analizar las diferentes opciones con las que creemos contar. 

El caso es que tomamos decisiones constantemente y ya hemos hablado sobre este tema en diversas ocasiones. 

Hoy me quiero detener en esos estados a través de los que transitamos en ocasiones, cuando el tiempo y la toma de decisiones parecen no ir tan de la mano. 

Ocasiones en las que sentimos que "estaría muy bien" tomar una decisión de una vez por todas sobre cierto asunto y sin embargo no lo hacemos. Dejamos que pasen los días, seguimos meditando, las semanas, meditamos aún más y los meses....¿seguimos meditando entonces? 

Siendo realistas me atrevería a responder que no. Que cuando dejamos la toma de una decisión a la espera de semanas o meses ya no meditamos sobre las opciones o la conveniencia de una u otra opción sino que rumiamos otro tipo de asuntos: qué gano y qué pierdo, estoy dispuesta/o a asumirlo, qué me da más/menos miedo, estoy dispuesta/o a asumirlo....

Y al no querer indagar sobre nuestros miedos, sobre nuestra capacidad para asumir determinadas consecuencias, postergamos y seguimos postergando el tomar "esa" decisión. 

A través de un proceso de coaching, podemos dar la vuelta a los pros y contras tanto de la toma de decisión como de mantenernos en ese estado de "espera" constante. Nos sentimos acompañados/as y apoyados/as para afrontar miedos, descubrir capacidades y finalmente tomar decisiones. A través de un proceso de coaching reaprendemos a sentir confianza en nuestra capacidad para afrontar situaciones sin tener miedo al miedo. Reaprendemos a confiar en nuestras capacidades, en nuestros recursos y desde esta nueva posición encontramos la facilidad para tomar ciertas decisiones. 

¿Crees que el coaching te puede apoyar en estos momentos? ¿Qué te gustaría que hiciese el coaching por ti hoy? 

2 comentarios:

  1. Es cierto que nos quedamos con frecuencia bloqueados en un impass que puede eternizarse con una decisión que no acaba de ser tomada. Todo lo pensado ya lo está más que de sobra pero nos atenazan las posibles consecuencias y no hacemos más que estirar la decisión como si de un chicle se tratase, ya sin sabor pero sin soltarlo.
    Una revisión más limpia del asunto nos puede ayudar a tomar de una vez por todas una decisión. Esto puede venir a través de una ayuda externa.

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    1. Me gusta el simil del chicle....nos dejamos quedar pegados/as también a un lugar nada cómodo por la incertidumbre de las consecuencias, sin mirar las consecuencias de este estancamiento. Tanto la acción como la no acción son decisiones y ambas tienen consecuencias.....¡Gracias por la reflexión! Como siempre ampliando la visión planteada....

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