La
incertidumbre no es algo que podamos evitar.
Podemos
buscar en nuestra vida fuentes de seguridad, afectiva, emocional, económica,
física...
Podemos
aprender a manejarnos cada día mejor en las dudas, en el cambio.
Podemos
aprender a ser más flexibles, a mejorar nuestra capacidad de adaptación.
Pero nada de esto nos
evitará que, de repente, la vida o una parte de ella, se dé la vuelta como un
calcetín.
Realizar un trabajo
personal, de autoconocimiento, de toma de conciencia nos permitirá saber qué
aspectos de nuestra vida nos permitimos una mayor incertidumbre y en cuál
necesitamos mayores certezas.
También nos puede
ayudar comprender (desde la razón y desde el corazón) que hay muchas cuestiones
que se nos escapan a nuestro control y a nuestra decisión. Lo que si depende de
nosotros/as es qué hacemos con lo que nos sucede, qué actitud tomar y en qué
pensamientos centrarnos.
A veces, creemos que
eso no es posible, que no podemos tener una actitud distinta, que no es posible
pensar de otra manera, que no es posible sentirnos de forma distinta, pero hay múltiples ejemplos que nos demuestran que si. No digo que sea sencillo. Os dejo un vídeo inspirador para no olvidar.
Que difícil es manejar la incertidumbre. Enseguida nos ahogamos en un vaso de agua. Creo que una aceptación de esa no seguridad es necesaria para vivir en el día actual.
ResponderEliminarMuy buena entrada, y Alice es un ejemplo a seguir.
Una de las grandes ventajas de la época en la que vivimos es que además de inspirarnos las personas o acontecimientos de nuestro entorno podemos acceder a vídeos o noticias de personas que están a miles de kilómetros o vivieron hace años que nos pueden enseñar algo que cada día me parece más fundamental y es la actitud vital. Gracias por el comentario
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