18 de mayo de 2015

15 años después...

Este fin de semana he tenido la oportunidad de volver a visitar, 15 años después, Oporto. La verdad es que mi memoria de pez permite re-visitar ciudades, libros, películas sin problema ninguno. Casi todo lo vivo como si fuera la primera vez y eso, aunque parezca una pérdida de tiempo, en realidad, es un lujo maravilloso.

Es verdad que a medida que pasaba por las calles, algún fogonazo decía, si, si…me suena esta calle, me suena esta vista, pero parecido a lo que se puede sentir cuando has visto un trailer antes de ver una película. Vamos, que no te impide disfrutar al 100% de la “nueva experiencia”.

¿Y si viviéramos cada día como si fuera la primera vez? La primera vez que bebemos ese zumo de naranja, la primera vez que escuchamos el piar de un pájaro, la primera vez que olemos el aroma de la lavanda, la primera vez que sentimos el fresco de la mañana, la primera vez….

Esa frase tan manida de “vivir el presente, vivir el ahora” tiene que ver con estar en lo que acontece en este instante y vivirlo, respirarlo, observarlo…aceptándolo.

Para mí, este nuevo viaje a Oporto, ha supuesto un aprendizaje importante (con la inestimable ayuda de mi no memoria). Vivir cada instante como si fuera la primera vez permite sentirlo, percibirlo con la mirada de quien soy en este instante.

No quedarse atrapada en lo que fui o sentí, para dar paso a lo que soy y siento en este instante. Presente, presente y más presente.

Y esto me recuerda a los procesos de coaching. Cuando alguna vez algún cliente vuelca durante mucho tiempo su mirada hacia atrás, como buscando razones y explicaciones, le digo “presente, presente y más presente” ¿Qué está sucediendo ahora?


Pues para eso me ha servido también este viaje, para estar en el presente, presente y más presente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario