El coaching se basa en generar relaciones de confianza y confidencialidad con el/la cliente o coachee. Una de las claves es dar lo mejor de nosotras/os mismas/os como profesionales. Es decir, abordar cada sesión con entrega, con escucha abierta y usando las palabras que la persona necesita, no las que yo (desde mi ego quizás) quiero decir. Esto genera en la relación una predisposición a que la otra persona confíe en nosotras/os y se sienta a gusto comunicándose a lo largo del proceso.
Dar lo mejor de una/o misma/o sin embargo, no creo que se deba relegar a las y los profesionales del coaching, la psicoterapia o de otras especialidades en las que la comunicación y la confianza son esenciales.
Podemos usar este recurso también con nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos y amigas. Usar palabras amables con las que les demostremos cuanto les apreciamos y lo especiales que son para nosotras/os, no resulta muy costoso y nos permite abordar las situaciones, sean estas cuales sean, con otro talante.
Despedirnos de las personas que queremos con una palabra cariñosa y un hasta mañana, aporta paz a ambas personas y si un día esa despedida se convierte en la definitiva, ese cariño, esa paz y esa entrega, serán lo que nos quede para darnos fuerza. Merece la pena el esfuerzo de dejar callado a nuestro ego y hablar para la otra persona como si no la fuésemos a volver a ver.
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