4 de junio de 2014

Integrándonos

Mucho se habla de los dos hemisferios de nuestros cerebros. Se habla de sus diferencias e incluso me parece que detrás del discurso sobre las diferencias en el procesamiento de la información, se preponderan las bondades de uno sobre el otro. 

La realidad es que ambos hemisferios son necesarios y se complementan. 

A pesar de existir áreas definidas para procesar y expresar respuestas diferentes, si no estuviesen conectados ambos, la realidad sería muy distinta. Veríamos imágenes y reaccionaríamos emocionalmente a ellas sin saber qué hemos visto. Abordaríamos una tarea como si una mitad tuviese que ayudar a la otra. Confundiríamos conceptos, objetos, personas....

Ambos hemisferios nos convierten en las personas que somos, con un potencial y unas capacidades únicas y casi ilimitadas. 

Nuestros hemisferios se comunican de manera constante y muy eficaz. Transmiten información de uno a otro para integrarla y usarla de la forma más eficiente de la que seamos capaces. 

Es quizás por ello que me resulta algo doloroso dibujar una mitad llena de color y de brillo y la otra en tonos grises y apagados. Es lo que vemos hoy en muchas imágenes, artículos, libros. Nuestro cerebro tiene brillo y color en ambos hemisferios, si así lo queremos ver. Incluso en nuestro procesamiento analítico y lógico (relacionado con el izquierdo) existe una relación con nuestro estado emocional (relacionado con el derecho) permitiéndonos reflexiones distintas y novedosas según sea nuestro estado de ánimo. 

Si nuestro cerebro se comunica y se integra de manera natural ¿por qué esta moda de negar esa integración en nuestros actos? ¿Por qué escuchamos cosas como "deja de usar el hemisferio izquierdo y vive con el derecho"? 

Desde mi punto de vista, lo que correspondería sería abogar por una integración y aceptación de todas las áreas que mi cerebro me ayuda  a procesar, vivir, conocer, reconocer.... Tenemos un potencial enorme usando nuestra totalidad, entonces dejemos de visualizarnos como personas divididas e integrémonos en una sola, en quien soy en cada momento, con mis cambios, con mis posibilidades y mis frenos, con mis estados de ánimo, con mis sueños y objetivos. 

Vivamos de manera integrada nuestro ser y abramos los ojos a todas las posibilidades que esta visión nos otorga. 

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