Un monje budista recibió una llamada de un laico de su templo. -Por favor, ¿Podría pasarse hoy por mi casa para realizar una bendición? preguntó la voz al otro lado del teléfono. -Lo siento -respondió el monje-, pero me es imposible. Hoy estoy sumamente ocupado. -Ah, ¿y qué es lo que tiene que hacer para estar tan ocupado? -preguntó el interlocutor. -Nada -respondió el monje-, que es lo que se supone que debe hacer un monje. -Bueno, muy bien -dijo la voz y colgó. La misma persona llamó al día siguiente. -Por favor, ¿podría venir a mi casa para hacer una bendición? -Lo siento -respondió el monje-, me es imposible, hoy estoy sumamente ocupado. -¿Qué es lo que está haciendo hoy? -preguntó el otro. -Nada -respondió el monje. -¡Pero eso es lo que estaba haciendo ayer! -protestó el comunicante.-Sí -respondió el monje-, pero todavía no he terminado.
Quizás te ha hecho gracia el chiste budista, quizás no. Quizás te has sonreído o quizás has experimentado sorpresa. Lo importante, si lo has leído entero, es simplemente el hecho en si de leerlo prestando atención. Has estado atento, atenta, a la lectura y si no te anticipaste a leer el final del chiste, seguramente no habrás tenido tiempo de emitir un juicio de valor...bueno, al final del chiste, es probable que lo hayas hecho.
Esto es Mindfulness, prestar atención a lo que está sucediendo en este momento, leer, pensar, realizar una acción, sentir...y además hacerlo sin juzgar si está bien o mal, si es lo que deberías estar haciendo o no, si lo podrías hacer de otra manera...
Este es uno de los motivos por los que Mindfulness genera bienestar, relaja y sosiega la mente, porque puedes apagar el diálogo interno y simplemente fluir en el momento presente. Regalarte 10 minutos al día para practicarlo puede marcar una gran diferencia en tu día a día.
¿Quieres saber más? Iremos compartiendo píldoras sobre esta poderosa herramienta.
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